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Campaña Tormenta del Desierto: El comienzo de la destrucción de Sadam Huseín

Campaña Tormenta del Desierto: El comienzo de la destrucción de Sadam Huseín

Por Crónicas de Ares | Mientras el mundo veía expectante cómo se rasgaba la cortina de hierro con el derrumbamiento del sistema político de la Unión Soviética y sus satélites, generando como consecuencia el fin de la Guerra Fría, en el Medio Oriente surgía un conflicto entre dos países que congregó una coalición mundial como nunca antes se había visto. Liderados por Estados Unidos, la liga de 34 países puso en marcha la Operación Tormenta del Desierto, que fulminó el intento iraquí de anexionarse Kuwait. En solo 43 días, las tentativas de Sadam Huseín fueron aplastadas.  

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Causas

La campaña “Tormenta del Desierto”, lanzada por una coalición internacional liderada por Estados Unidos, permitió la liberación de Kuwait, que había sido ocupada 5 meses antes por Irak. ¿Por qué Irak había invadido Kuwait?

Varias disputas enfrentaron a ambos países, incluyendo la delimitación de fronteras, un tema espinoso que había quedado en suspenso desde la independencia de Kuwait, en 1961. Irak siempre ha argumentado tener derechos sobre Kuwait, ya que este territorio pertenecía al Valiato de Basora, dentro del Imperio Otomano. Fue en la Convención Anglo-Otomana de 1913 cuando se sientan las bases para hacer de Kuwait un territorio independiente al interés británico. Consideran así a Kuwait un enclave estratégico, como el principal puerto natural de Irak en el Golfo Pérsico, y consideran su independencia como un bloqueo marítimo a Irak gestado a principios de siglo XX.

El 18 de julio de 1990, Bagdad acusó a su vecino de “arañarle” su territorio y de “robarle” petróleo al bombear en la capa del campo petrolero de Rumaila (sur), lo que hizo aumentar las tensiones. Irak reclamó el reembolso de 2 mil 400 millones de dólares. Kuwait rechazó las acusaciones y replicó que era Irak quien trataba de perforar pozos petroleros en su territorio.

Irak acusaba al emirato de “inundar deliberadamente” el mercado petrolero, provocando que los precios bajaran. En 1988, Issam al-Chalabi, el Ministro del Petróleo de Irak, solicitó a la OPEP una reducción de la producción diaria de barriles, con la intención de que el consiguiente aumento del precio del crudo estimulara los ingresos de sus mermadas arcas públicas. Sin embargo la política de Kuwait era justo la contraria, favorable a un aumento progresivo de la cuota de producción diaria. Con estos motivos, el gobierno de Bagdad acusó a Kuwait de que su política petrolera era una agresión contra Irak.

Irak también reclamó que el emirato anulara la deuda que había contraído durante su guerra contra Irán (1980-1988) al considerar que, al librar ese conflicto, había defendido a Kuwait y al resto de países del Golfo.

Es preciso recordar que durante la Guerra Irán-Irak en los ochentas, Kuwait se veía amenazado por la Revolución Islámica de 1979 en Irán, por lo que se convirtió en el principal aliado y sustento económico de Irak, con cuantiosas ayudas económicas kuwaitíes para su vecino iraquí. El puerto de la Ciudad de Kuwait fue utilizado durante aquellos años como el principal puerto de facto de Irak, ya que sus escasas salidas al mar eran asimismo escenario de batalla. Una vez finalizada la guerra, Kuwait reclamó la devolución de todo el dinero prestado, que Irak, en una situación económica muy delicada, no era capaz de pagar. El régimen de Bagdad solicitó una condonación de la deuda, argumentando que habían luchado contra el régimen iraní, que era una amenaza también para Kuwait. A lo largo de 1989 se mantuvieron encuentros bilaterales, sin que llegaran a ningún acuerdo.

El 20 de julio, la Liga Árabe (organización que agrupa a 22 Estados árabes del Medio Oriente y el Magreb) inició mediaciones para desatascar la crisis, pero estas fracasaron y los diálogos entre Irak y Kuwait quedaron suspendidos el 1 de agosto. Para esa fecha Saddam Hussein tenía congregado un contingente militar de casi 100.000 hombres en su frontera como elemento de presión.

El 2 de agosto de 1990, el ejército de Irak, por orden de Saddam Hussein, irrumpió en el emirato de Kuwait por sorpresa y se anexó ese pequeño territorio rico en petróleo. “Las tropas iraquíes empezaron a las 02:00 (23:00 GMT) a violar nuestras fronteras norte, a penetrar en el territorio kuwaití y a ocupar posiciones en el interior” del país, anunció Radio-Kuwait. Más tarde, la radio instó a los kuwaitíes a “defender su tierra, su arena y sus dunas”.

Las unidades kuwaitíes fueron tomadas por sorpresa y se enfrentaron al ejército iraquí con armas pesadas en el centro de la ciudad de Kuwait. Pero, frente a los 100 mil soldados iraquíes y sus 300 tanques, el ejército kuwaití, de 16 mil efectivos, se vio desbordado. Varios helicópteros Mi-24 así como varios escuadrones de cazabombarderos Su-22, Su-25, Mirage F-1 y Mig-23 atacaron posiciones por todo el país, bombardeando bases aéreas y varios puntos estratégicos. La aviación kuwaití, que protagonizó algunas luchas aéreas, fue en su mayor parte evacuada a Arabia Saudita.

La ocupación de Kuwait fue un plan trazado por Sadam Husein y ejecutado por su leal Guardia Republicana a espaldas de las fuerzas armadas regulares. El entonces ministro de Defensa, el general Abdelyabar Shanshal y el jefe del Estado Nayor, el general Nizar al Jasdrayi, se enteraron de la ocupación de Kuwait a través de los medios de información.

La capital fue ocupada durante la madrugada y el emir, Jaber al Ahmed al Sabah, huyó por aire a Arabia Saudita. Su hermano Fahd se atrincheró junto con fuerzas militares kuwaitíes para defender la plaza. Tras una dura batalla, el palacio fue finalmente asaltado e incendiado, y el jeque fue abatido durante la toma del palacio. Se capturó el puerto de al-Ahmadi, por donde sale el 80% del petróleo kuwaití. La guerra relámpago permitió dominar Kuwait en dos días. En Bagdad, el 4 de agosto se anunció el fin del “régimen traidor”, “cómplice” de un “complot estadounidense-sionista” que buscaba impedir la recuperación de la economía iraquí. Se constituyó el Gobierno Provisional del Kuwait Libre. El día 7, se constituye la República de Kuwait, al frente de la cual se sitúa Alaa Husein Alí. Un día después, Sadam Husein decreta una fusión entre las Repúblicas de Irak y Kuwait. La anexión, rechazada de pleno por la comunidad internacional, que temía invasiones a terceros países, fue sin embargo consumada semanas después. El 28 de agosto, Irak absorbe definitivamente el territorio ocupado, creando la Gobernación de Kuwait, una provincia irakí más, al frente de la cual puso como gobernador a su primo, Alí Hasán al Mayid, el Químico.

Condena mundial

La comunidad internacional condenó firmemente la invasión, mientras que los precios del petróleo se disparaban.

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió con carácter de urgencia y exigió “la retirada inmediata e incondicional de las fuerzas iraquíes” en la Resolución 660. Washington congeló todos los haberes de Irak en Estados Unidos y en las filiales en el extranjero, así como los haberes kuwaitíes, para evitar que los retomaran kuwaitíes al servicio de Bagdad. La Unión Soviética, proveedora del 80% del armamento iraquí, interrumpió sus entregas de armas.

El 6 de agosto, el Consejo de Seguridad impuso un embargo comercial, financiero y militar a Irak. El 8, el presidente estadounidense George Bush anunció el envío de tropas a Arabia Saudita, y los primeros soldados de la operación “Escudo del desierto” llegaron al día siguiente, temiendo el intento de expansión de Saddam Husein hacia otros territorios. El nuevo estatus internacional generó una condena unánime de todos los líderes mundiales, George H. Bush, Mijail Gorbachov, Margaret Tatcher, François Mitterrand, o Helmut Kohl entre otros, exigieron sin éxito una marcha atrás que no se produjo.

Irak cerró sus fronteras a los extranjeros. Varios miles de civiles occidentales, árabes y asiáticos fueron retenidos contra su voluntad en Irak o en Kuwait, y durante más de cuatro meses, unos 500 fueron utilizados como “escudos humanos” en sitios estratégicos.

La coalición actúa

El 29 de noviembre, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó a “los Estados miembros […] a usar todos los medios necesarios” para obligar a Irak a salir de Kuwait si no lo hacía antes del 15 de enero de 1991 a través de la Resolución 678. Intentaron valerse de misiones diplomáticas a los efectos de mantener la paz y resolver la cuestión en forma pacífica.

El presidente de Estados Unidos, George H. W. Bush había buscado apoyos tanto en Oriente Próximo como en Occidente para abordar la situación y en noviembre ya estaba en marcha el plan para ejecutar una operación militar que forzara la retirada irakí de Kuwait. Mientras los Estados Unidos y el Reino Unido se preparaban para el conflicto, se alentó a los demás países a poner a punto a sus fuerzas que serían enviadas al golfo como parte de la coalición, teniendo en mente que la derrota de Irak nunca fue tomada como algo trivial. Esta nación árabe era considerada en 1991 como la cuarta potencia militar del mundo ya que contaba con una gran proporción de su población alistada en el ejército, y que además estaba equipada con algunos de los equipos más modernos de Francia y la Unión Soviética, por lo que se afirmaba que en alguna eventualidad, Irak podría haber dominado con cierta facilidad a la mayoría de sus vecinos. En este marco, la operación Escudo del desierto fue a la vez una medida preventiva contra un ataque a Arabia Saudí, y un seguro que le demostraba a los saudíes y Kuwait que occidente no los dejaría solos.

El plan de ataque consistía en dos fases: la Operación Escudo del Desierto fue el nombre dado por los estadounidenses al reforzamiento de las defensas de Arabia Saudita, lo que tuvo lugar desde el 2 de agosto de 1990 al 16 de enero de 1991. La Operación Tormenta del Desierto fue asimismo el nombre clave norteamericano dado al conflicto aéreo y terrestre que comenzó el 17 de enero de 1991 y finalizó el 11 de abril de 1991.

El general Norman Schwarzkopf, un veterano de guerra de Vietnam, fue nombrado comandante de las fuerzas de la coalición conformada por 34 países, bajo el amparo de las Naciones Unidas.

Schwartzkopf comandó a más de 540.000 soldados estadounidenses y 400.000 efectivos de las fuerzas aliadas. 2000 carros de combate y una flota de 100 barcos de guerra entre los que había seis portaaviones, además de un impresionante despliegue aéreo de al menos 1800 aviones. Los iraquíes disponían de un ejército de 545 000 soldados, 4500 blindados y 700 aviones de combate.

La campaña inició el 17 de enero con una serie de bombardeos en los que se utilizaron 100 misiles crucero Tomahawk disparados desde barcos estacionados en aguas del mar Rojo y el golfo Pérsico. Se inició la guerra mediante bombardeos aéreos de la coalición a objetivos militares puntuales, siendo abismal la superioridad tecnológica y en número de aparatos de la coalición contra la aviación irakí. Incluso, muchos pilotos irakíes escaparon con sus aparatos y encontraron refugio en Irán. Privados de fuerza aérea y acosados por intensos bombardeos, las fuerzas terrestres de Irak optaron por proteger sus tropas y su equipo blindado bajo tierra con lo que perdieron toda movilidad.

Todas las ciudades de Irak fueron blanco de bombardeos y sufrieron severos daños; murieron decenas de miles, ya que lo que los aliados arrojaron su arsenal sobre todo Irak lo que tuvo una inmensa capacidad destructiva equiparable a unas ocho veces la bomba de Hiroshima.

Saddam Husein atacó a Arabia Saudita y a Israel disparando misiles de largo alcance. La intención era que Israel entrara en la guerra y así romper la coalición que incluía a Egipto, Siria y Arabia Saudita, países árabes. Israel resistió los ataques con la promesa de Estados Unidos de defender el país ante los bombardeos de misiles.

La mayoría de las misiones aéreas fueron planificadas por el Templar, un superordenador experto en tácticas, perteneciente al Mando Central de la Fuerza Aérea y ubicado en la base aérea MacDill, en Florida. Este proporcionaba planificación muy detallada para una ofensiva coordinada en masa que implicaría hasta 3000 salidas de aparatos aliados por día. Sin embargo, se confirmó al término del conflicto que las fuerzas aéreas aliadas habían bombardeado en su mayoría a ciegas, con fuentes de información de dudosa credibilidad, que afirmaban que en tales lugares se guardaban o producían armas químicas o biológicas. Los inspectores enviados a los supuestos centros de producción confirmaron que en muchos de los lugares que habían sido bombardeados nunca se habían guardado armas nucleares.

El 24 de febrero comenzó la campaña terrestre, conocida como “Sable del Desierto”. A los dos días de haber iniciado el asalto terrestre, unos cien mil soldados iraquíes se rindieron en masa ante las fuerzas de la coalición que avanzaban sin ningún problema. La única batalla por tierra de cierta importancia fue denominada «73 Easting» en la que carros de combate del séptimo cuerpo se toparon con la división Tawakalna de la Guardia Republicana, con más de 3000 blindados, que se retiraban y comenzaron un enfrentamiento que duró seis horas y que se convirtió en la mayor batalla de blindados de la historia reciente, por detrás de la batalla de Kursk, en la Segunda Guerra Mundial.

El 27 de febrero George Bush anunció que el ejército irakí había sido derrotado y un día después, el 28 de febrero de 1991, Irak se rindió aceptando las condiciones impuestas por las Naciones Unidas, incluida la restitución de la soberanía de Kuwait, el 3 de marzo. En ese momento las fuerzas francesas de la 6.ª División acorazada se hallaban a solo 150 kilómetros de Bagdad. Al final del conflicto, la coalición internacional informó de la pérdida de 378 soldados y unos 1000 resultaron heridos. Los iraquíes se llevaron la peor parte ya que sus bajas oscilaron entre los 25 000 y 30 000 muertos. Mientras los iraquíes se retiraban incendiaban 750 pozos de petróleo de Kuwait, dejando devastado a ese país.

La guerra fue la primera televisada en directo, aunque controlada y monitoreada por el ejército norteamericano, diferente a lo que ocurrió en Vietnam, donde no hubo filtro para divulgar las imágenes de lo que ocurría en la guerra. Allí, los periodistas mostraron a estadounidenses muertos, abusos de los soldados a civiles y testimonios del bando contrario. Todo contribuyó a poner a la opinión pública en contra de esa intervención. Fue también el auge de los canales noticiosos 24 horas, con CNN como modelo de cobertura y de construcción de relatos.

Derrotado Sadam, desde el Pentágono se intentó continuar el conflicto hasta derrocarlo, pero el presidente estadounidense George Bush lo desestimó. Prefirió respetar el mandato que le había dado la ONU que se limitó a expulsar a los iraquíes de Kuwait. La ONU impuso fuertes sanciones económicas a Irak, además de un estricto control de armamento.

Imagen portada: Shutterstock

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