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Aterradoras y verdaderas historias de niños diabólicos

Aterradoras y verdaderas historias de niños diabólicos

Un asesinato es, en todos los casos, el acto más atroz y terrible que puede cometer un ser humano… y cuando el crimen lo cometen los “más inocentes” de la casa, se convierte en algo sin precedentes. ¿Conoces las historias de los niños más diabólicos del mundo?

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El malo… ¿nace o se hace? Este es un debate que ha tratado más de un filósofo desde que el mundo es mundo. Y es que, ¿la naturaleza humana nos hace “naturalmente” buenos? ¿O no? ¿Qué es, en sí, la naturaleza humana? ¿Puede una persona que nace en una isla desierta, sin contacto con más nadie, distinguir entre el bien y el mal?

Para el polímata suizo francófono Jean-Jacques Rousseau ​aseguraba que el hombre es bueno por naturaleza. Afirmaba que el humano es bueno y empático, y que sienten una inclinación natural a auxiliar al que está sufriendo.

Rousseau decía, además, que la sociedad era quien corrompía al hombre y lo hacía malo; pues es la sociedad la que crea el concepto de la «propiedad», lo que, en su opinión, despertaba la violencia adquirida en el interior de las personas: “la maldad nació cuando alguien dijo por primera vez  «esto es mío», porque si esto es mío, otro puede decir, «pero yo también lo quiero» y así aparecen la envidia y la agresividad”.

Entonces, en teoría, para Rousseau el hombre es bueno por naturaleza, pero  se  hace  malo  por  culpa  de  las  instituciones  sociales… no obstante, si se estudia a profundidad su obra, lo que el filósofo realmente planeaba en su doctrina sobre la bondad original del hombre, es que originalmente el hombre no es ni bueno, ni malo, sino que deviene lo uno o lo otro por su libertad y su contexto social.

En contraposición con Rousseau, afirmando que el ser humano, en efecto, nace malo, tenemos por ejemplo al filósofo inglés Thomas Hobbes, quien asegura que “el hombre es un lobo para el hombre”, pues su único interés es la supervivencia y como resultado actúa por instinto… algo que no puede ser bueno, aunque tampoco es necesariamente malo si lo pensamos con profundidad.

Hobbes aseguraba que la única manera en que el hombre podía convivir medianamente en paz y armonía era si estaba sometido a un poder absoluto, una ley autoritaria capaz de controlar “el impulso agresivo que surge de la motivación egoísta de todos seres”. Sin embargo, para Hobbes la maldad innata del hombre nace del instinto de supervivencia; es decir, del miedo a lo desconocido, a lo que le puede hacer daño… o al otro ser humano. Por ende, la maldad —para Hobbes— “innata” del hombre, realmente no sale de la nada.

En un punto bastante más neutral tenemos al psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista Erich Fromm, quien aseguraba que, para él, no existe una condición humana natural… no se puede decir que el hombre es bueno o malo, sino que existe un conflicto humano que parte del propio existencialismo y que nos acompaña durante toda nuestra vida.

Y es que, en nuestros genes está escrito y es inmodificable que somos un animal regido por los instintos como cualquier otro… pero, a la vez, no somos como cualquier otro, pues a diferencia del resto, nuestros instintos no son suficientes para la supervivencia y, además, somos capaces de ser racionales.

Esto nos coloca, según Fromm en una posición tanto de ventaja como de desventaja… pues estas características nos hacen ser los animales más vulnerables del planeta pero los únicos capaces de escuchar a nuestra parte racional y anular o controlar lo que es considerado malo.

Pero ¿qué es algo malo? ¿Y qué es algo bueno? He aquí la gran pregunta. Los conceptos del bien y el mal varían según el contexto social de un individuo. Es imposible que alguien que haya crecido solo, en la lejanía de la isla desierta que nos planeábamos al inicio de esta nota tenga los mismos conceptos sobre estos valores que una persona criada, por ejemplo, en la más avanzada sociedad occidental.

Entonces… ¿realmente podríamos asegurar que nacemos buenos o nacemos malos? ¿Existe alguien no influenciado actualmente por la sociedad que pueda ser estudiado para responder la gran pregunta de a qué corresponde, realmente, la naturaleza humana?

Creemos firmemente que esto es algo digno de reflexionar y debatir… y esto es parte de los que harán Daniela Ormazabal y Federico Capocci en el nuevo episodio de ‘Cosas Muy Importantes’; sin embargo, no es lo único… puesto que este intenso debate nos lleva a pensar entonces en una cosa: ¿son los niños realmente criaturas puras e inocentes? ¿O pueden llegar a ser incluso más malvados que un adulto?

Aunque todos nos inclinamos a pensar más en que sí que son inocentes, lo cierto es que a lo largo de la historia han existido cientos de casos de niños que han cometido actos tan atroces que son capaces de helar la sangre del más valiente.

Casos como el de la pequeña Mary Flora Bell, una niña de tan solo 11 años que sin remordimiento alguno fue capaz de asesinar a dos niños pequeños y regodearse en su “obra”. O el de Brenda Spencer, una adolescente que sin pensarlo siquiera disparó con un rifle a todos en la Escuela Elemental de Cleveland en San Diego mientras se reía; y… cuando la policía le preguntó por qué lo había hecho, solo dijo “No me gustan los lunes. Sólo lo hice para animarme el día”.

Además, aunque estos casos suenen terribles, existen otros mucho peores… como el de Cayetano Santos Godino, mejor conocido como el “Petiso Orejudo”, un niño argentino que fue responsable de la muerte de cuatro niños pequeños, siete intentos de homicidio, haber torturado y matado a innumerables animales, y provocado siete incendios.

¿Quieres conocer todas historias a profundidad? ¡No te puedes perder «Niños Diabólicos»! El episodio 25 de ‘Cosas Muy Importantes’… Recuerda que puedes escucharlo en tu plataforma de podcast favorita, y no olvides darle ‘me gusta’, comentar, compartir y suscribirte a nuestro Patreon para sorpresas, además de contenido especial y exclusivo.

Con información de Filco / Scielo /

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