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5 claves de inteligencia emocional para adaptarse al mundo VICA

5 claves de inteligencia emocional para adaptarse al mundo VICA

Por Daniel Colombo | Hasta hace poco tiempo, cuando se hablaba de Inteligencia Emocional en una empresa e incluso en una discusión de amigos, aparecía cierto dejo socarrón, como de un aspecto menor, sin relevancia, como mirando de costado a una cualidad esencial del ser humano: su poder adaptativo frente a lo que ocurre.

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Hoy, es indiscutible que la posibilidad de flexibilizarse ante los acontecimientos, aceptar lo que no es posible cambiar y transformar en positivo los desafíos, se convierte en una herramienta de gestión cotidiana tanto en el plano personal como laboral.

Si bien en 2002 la UNESCO puso en marcha una iniciativa mundial y pidió a los ministros de educación de 140 países que integren la educación emocional en sus programas de estudio en los distintos niveles, son muy pocos los que efectivamente lo hacen. En Latinoamérica, impulsada por Lucas Malaisi, circula a paso firme su proyecto de Ley de Educación Emocional, que justamente reafirma y busca implementar aquel pedido del organismo internacional.

Entonces, si sabemos del valor de conocernos más, regular nuestras emociones, usar la empatía y aprender a auto motivarnos, ¿por qué atrasamos en este aspecto? Básicamente porque se trata de un cambio cultural en el que los directivos de empresas y los gobiernos parecería que no están haciendo su mayor esfuerzo por contribuir con este aspecto sustancial de la calidad de vida de las personas, que impacta directamente en la salud mental.

Los legisladores y gobiernos podrían conocer este tipo de iniciativas e impulsarlas en todos los niveles educativos y en sus estructuras.

Y son justamente las empresas las que, buscando mejorar la productividad, están paulatinamente abriéndose a considerar las dimensiones emocionales como necesarias de abordar con sus equipos. La conocida publicación Harvard Business Review la destaca permanentemente como un componente esencial para el éxito en los negocios y en la vida; mientras que los expertos en recursos humanos dicen que reclutan a las personas por su inteligencia intelectual, y los despiden por la falta de inteligencia emocional.

  • Hablar de las emociones

Un aspecto clave que empieza desde lo individual y escala a lo colectivo es hablar de las emociones, que están presentes desde hace más de cincuenta mil generaciones y han permitido sobrevivir como especie humana.

Toda emoción es un impulsor para tomar acción: ya sea en forma positiva o negativa, invita a moverse de ese lugar -celebrar, reconocer logros, motivarse; o bien, corregir el rumbo, levantarse de un tropiezo, resolver un desafío que se presenta-.

La palabra emoción proviene del latín movere (moverse); es “moverse hacia” otro estado interno como accionador de conductas y comportamientos externos para afrontar mejor lo que se presenta. En el cerebro, es el sistema límbico el que agrega las emociones al repertorio de funciones que regula. Y es la capacidad de auto-regulación lo que permite evolucionar a la especie humana, como sostiene el psicólogo norteamericano Daniel Goleman, considerado uno de los máximos impulsores de la Inteligencia Emocional.

Todo lo dicho se complementa con las funciones más racionales, pensantes y estructuradas que se asocian al hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que las emociones, la comunicación y la empatía, por ejemplo, están ligadas al hemisferio derecho. Entre ambos, imagina millones de puentes transfiriendo información permanentemente, a gran velocidad, de un lado a otro, dando origen al significado de cómo interpretamos la vida y todo lo que nos sucede. Es decir que todos tenemos un espacio en el cerebro que piensa y otro que siente.

  • 5 técnicas de Inteligencia Emocional en el mundo VICA

V.I.C.A. (VUCA en inglés) es la sigla de Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo; una denominación del estado del mundo donde todo puede cambiar de un momento a otro, y nada es seguro. Así se percibe el momento actual.

En medio de un entorno de completo caos y confusión, la Inteligencia Emocional puede aportar claridad, entendimiento, y, sobre todo, mayor templanza para sobrellevar estos avatares.

Aquí van cinco técnicas:

  • Evita sobre reaccionar: la tendencia del cerebro primitivo, conocido como reptiliano, es la de afrontar o huir de las situaciones, respetando el instinto de épocas prehistóricas. Es posible gestionar esa tendencia a actuar reactivamente, y de esa forma, podrás observar, analizar, sentir y, luego, tomar decisiones con mayor asertividad.
  • Acepta lo inevitable: en entornos VICA hay situaciones que escapan completamente al poder y control individual. Cuando estés frente a ellas, puedes observarlas y pensar internamente si hay alguna forma de contribuir positivamente a resolver lo que está sucediendo: si aparecen alternativas, diseñar el plan de acción. Si estamos ante algo inevitable y que nos excede, pensar qué parte mía se siente dolida o re-sentida (volver a sentir) algo con relación al hecho: identificar esto es esencial para transitarlo con mayor entendimiento. No se trata de resignarse, sino simplemente, de aceptar que no podemos controlarlo.
  • Trabajar tu auto conocimiento: en cualquiera de los caminos de desarrollo que quieras encarar, te conducirán a una mayor exploración interna, para que puedas reconocer mejor las emociones, observar dónde las sientes físicamente, y de qué forma te afectan. A la vez, al conocerte mejor, contarás con herramientas de afrontamiento para sobrellevar mejor las situaciones por más desafiantes que se presenten.
  • Utiliza los dos tipos de inteligencia personal: Howard Gardner, investigador de Harvard y autor de la teoría de las inteligencias múltiples, nos invita a pensar en que todos tenemos una inteligencia personal y otra interpersonal. La primera, nos sirve para conocer las propias emociones, gestionarlas, motivarnos, reconocer las emociones en otros para poder relacionarnos mejor. La interpersonal es la que nos enlaza con el entorno y los demás. Aquí podemos practicar la escucha activa estando totalmente presentes con la otra persona, el entendimiento, la solidaridad y la comunicación afectiva, entre otros aspectos.
  • Practica la empatía: no se trata de transformarte en quien tienes enfrente, sino de comprender, entender y hasta sentir desde su perspectiva. Si giras y sales de tu propia mirada, te elevas y observas, podrás tener posiciones más elevadas y complementarias sobre el asunto que estás tratando con los demás. Esto te dará información valiosa ya que, al salir de tu propio mundo interpretativo, ampliarás las lentes a través de las que estás percibiendo lo que sucede. Se trata de entender, y no necesariamente justificar lo que el otro dice o hace. Simplemente, amplías el espectro para relacionarte mejor.

Con estas herramientas de aplicación tanto en el aspecto personal como profesional, empezarás a desarrollar mejor tu inteligencia emocional en forma práctica y concreta. No se trata de dejar de ser quien eres, sino de integrar nuevas herramientas y visiones que ayuden a adaptarnos mejor a entornos inciertos y complejos.

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