Fue adorada por siglos por los mexicas (aztecas) y posteriormente ultrajada y temida por los españoles y los mestizos; sin embargo, años después de su descubrimiento, se le dio la importancia cultural que merecía… ¿Conoces la Piedra del Sol?
Después de que el temible Hernán Cortés reconquistara y destruyera Tenochtitlán (capital de los aztecas), el imperio cayó. En la actualidad, este territorio corresponde al de México D. F., ciudad donde todavía se hallan reliquias enterradas de esta civilización mesoamericana.
Fue en este lugar, en 1790, donde redescubrieron un gigantesco monolito con más de tres metros de diámetro, escultura que muchos vieron como un acercamiento con sus raíces aztecas. Se trataba de la mismísima Piedra del Sol, solo que los ciudadanos de la época todavía no sabían su significado…
¿Por qué se había perdido un símbolo tan importante de la cultura mexica, pueblo que luego se convertiría en México? Pues las autoridades colonas cristianas la vieron como una amenaza a la creencia, así que el arzobispo ordenó que fuera lanzada a una acequia, lugar donde permaneció por mucho tiempo, y boca abajo, por supuesto.
Cuando finalmente fue redescubierta, la nación era gobernada por el virrey Revillagigedo, quien ordenó que se conservara como patrimonio y se colocara en las torres de la catedral, pero las reacciones fueron mixtas.
Si bien había grupos de indígenas que iban a adorarla, mucha gente sentía miedo por lo que representaba… A otros les daba lo mismo, tanto así que algunos soldados americanos dispararon hacia su centro para practicar la puntería, cuando invadieron México en 1846. Esto obviamente ocasionó un daño notorio al disco central.
A pesar de esos ultrajes, el lugar fue visitado por el famoso Alexander von Humboldt, quien impresionado escribió la frase “pocas naciones han movido masas mayores que los mexicanos”.
Afortunadamente, años después de que México declarara su independencia, el presidente Porfirio Díaz decide darle la importancia que merece y colocarla en el Museo de Historia Nacional.
Pero, más allá de la complicada travesía que vivió el monolito cuando ya no era adorado… ¿Qué es realmente la Piedra del Sol?
La Piedra del Sol, conocida como “calendario azteca”
La piedra estaba posada sobre un zócalo sobre la Pirámide del Sol, lugar donde algún preso era escogido y subía en su dirección, lo que simbolizaba la misma ascensión del sol. Una vez llegaba a la cima, era sacrificado en su honor, así que según la creencia azteca, el prisionero ahora formaría parte del ejército del sol y lo acompañaría en su viaje por el cielo. De hecho, fue por estos tributos humanos que las autoridades cristianas de la antigüedad quisieron ocultarla, pero como el mismo sol, la piedra resurgió.
Pero no solo era únicamente un monumento al gran astro, la Piedra del Sol también era una especie de “calendario” para los aztecas: el sol del centro, la deidad, está rodeada de cuatro cuadrados que, según la mitología mexica, son los cuatro soles que antecedieron al último, el quinto sol. A su vez, cada sol representa una era.
Luego podemos ver los tres anillos: en el primero vemos los 20 días del calendario sagrado azteca, donde los años estaban formados por 260 días y cada uno de ellos con el nombre de una divinidad mexica; en el segundo disco podemos apreciar -lo que se cree- las semanas de cinco días; finalmente observamos el tercero, aquí se representaban los años y el siglo azteca, el cual tiene una duración de 52 años, culminando con la celebración del Fuego Nuevo para conmemorar el fin del siglo.
Los soles anteriores (las eras) duraban 13, seis o siete siglos aztecas, y las eras anteriores son llamadas 4 Jaguar, 4 Viento, 4 Lluvia y 4 Agua. Cada una concluía de una manera apocalíptica, como el caso de 4 Viento, donde huracanes destruyeron y mataron… Los pocos sobrevivientes se convirtieron en monos.
Es por estas razones es que ha sido comúnmente llamada como el “calendario azteca”, el Tonalpohualli, pero en realidad esto no es del todo correcto porque la Piedra del Sol va más allá…
En cuanto al centro, ese rincón que sirvió de tiro al blanco para los soldados siglos después, algunos estudiosos consideran que allí está representado el dios del sol Tonatiuh; la deidad muestra su lengua (un cuchillo de sacrificio), mientras sus manos (unas garras de águila) sujetan corazones humanos, lo que podría representar los sacrificios que se hacían ante él.
No obstante, en caso de ser Tonatiuh, aquí no es simplemente una deidad que inspira respeto y miedo, él tiene un significado específico como todo en lo que los aztecas creían: por la mañana, cuando asciende al cielo, la deidad se llama Cuauhtlehuánitl (el águila que asciende) y por la tarde se llama Cuauhtémoc, quien fue el último tlatoani (emperador) de los aztecas.
Sin embargo, según otros investigadores, la figura central con la filosa lengua podría representar al dios (o diosa) Tlaltecuhtli, deidad de donde nació el orden y también los humanos y las plantas.
Sin embargo, es importante destacar que la simbología de la Piedra del Sol es algo que los historiadores buscan explicar a raíz de diversos conocimientos y/o teorías, así que si bien es sumamente profundo y vasto, todavía no se tiene un concepto exacto que embarque todo lo que está tallado en sus complicados y hermosos recovecos.
En su creación la Piedra del Sol fue adorada, siendo testigo y protagonista de sangrientos sacrificios humanos… Posteriormente fue ignorada y ultrajada. Pero independientemente de sus orígenes, es un patrimonio invaluable para la humanidad, y hoy afortunadamente podemos verla en el Museo Nacional de Antropología de México, lugar donde es la atracción principal, precisamente por ser semejante tesoro nacional.
Con información de La Vanguardia / Arqueología Mexicana / Wikipedia
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