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“Stretching mental”: La gimnasia para flexibilizar paradigmas ante el nuevo mundo

“Stretching mental”: La gimnasia para flexibilizar paradigmas ante el nuevo mundo

Por Daniel Colombo | En el mundo del conocimiento hay un concepto llamado “flexibilidad cognitiva”, que es la capacidad del cerebro para adaptar la conducta y el pensamiento en contextos cambiantes, inesperados, sorprendentes o novedosos; y, a la vez, la habilidad de pensar en varias cosas al mismo tiempo.

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Esta condición es opuesta a la rigidez cognitiva, la que surge la mayoría de las veces por creencias, paradigmas y preconceptos que limitan el avance y progreso.

Para lograrlo es necesario aprender a diseñar estrategias que ayuden a incorporar lo nuevo, en vez de reaccionar en forma automática.

Esta forma de hacer stretching permanente en nuestra mente, para ser más adaptativos a las situaciones cambiantes, nos invita a estirarnos más allá de lo que conocemos.

Posiblemente para muchas personas esto resulte un desafío ya que el miedo al cambio está generalmente en el “top ten” de situaciones incómodas.

Cómo practicar stretching mental

La capacidad de resolver problemas, de negociar, de comunicar sin agresiones nuestras necesidades básicas, son algunas de las ventajas de la flexibilidad cognitiva puesta en acción.

Imagina esta situación: tu líder en el trabajo anuncia una reestructuración en el organigrama para adaptarse a la nueva realidad, y la mayoría de las personas se resisten. Sin embargo, si una masa crítica de, digamos, el 70% de las personas, lo asume como un reto a superar como equipo, puede que todos, incluyendo el 30% restante, resulten favorecidos cuando puedan observar esa situación en perspectiva.

El experto peruano en recursos humanos Alfredo Alfaro comparte un concepto que puede ayudar a entender cómo estirarnos propositivamente: afirma que puede ser útil identificar una fortaleza (individual o del equipo) y preguntarse: “¿Qué pasaría si te mueves +5% en lo que hago cotidianamente?”: seguramente los resultados se verían afectados en forma notable aún en contextos desafiantes. Y lo mismo, tomando en cuenta una debilidad, formularse: “¿Qué pasaría si me desplazo un -5%? Seguramente notarás una caída notable en el rendimiento o resultados.

Entonces, esa milla extra del +5% aportará al total del resultado como equipo, y así se pueden ir superando mejor las adversidades.

Lo que queda claro es que en contextos V.I.C.A. (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo) quizás no sea factible obtener un 20% de avance o de resultados en cualquier aspecto, aunque un +5% es una meta que es más alcanzable. Y luego, otro +5% y así sucesivamente. La clave está en la consciencia, la actitud, la habilidad y el avance permanente.

Las 4 claves para que el Stretching mental funcione

Iniciar un proceso de flexibilidad cognitiva requiere entrenamiento permanente. Cada día, en distintas situaciones, puedes hacerlo y observar paulatinamente cómo cambian tus resultados. Además de trabajar sobre tus creencias y paradigmas que pueden estar limitándote, aquí tienes estos cuatro pasos iniciales:

  1. Razonamiento flexible.

Si te encuentras con las mismas respuestas posiblemente debas cambiar las preguntas. Los mismos caminos llevan siempre a idénticos resultados; y para esto, el razonar (hemisferio izquierdo del cerebro) es valioso, sobre todo si le sumas la significación emocional y de sentimientos de los aspectos blandos (hemisferio derecho). Tender estos puentes pueden ayudarte a ver las cosas de distintas maneras, entrenando la neuro plasticidad cerebral y así, conseguir otro tipo de respuestas.

2. Suprimir estímulos irrelevantes

Para el stretching mental es importante tener la mayor cantidad de recursos disponibles no sólo desde el punto de vista racional sino también de la estructura del pensamiento. Para esto, puedes eliminar lo superfluo que no contribuye al resultado final que estás buscando: distracciones, emociones no contributivas, múltiples tareas al mismo tiempo, son ejemplos de aspectos que podrían liberar energía mental para hacer foco en lo primordial.

3. Entrenar habilidades

La incorporación de conocimientos, las relaciones con otros, por ejemplo, al hacer networking y conocer personas nuevas permanentemente, y el nutrirte de la experiencia empírica -la que nace de poner en práctica de inmediato todo lo que vas aprendiendo, incluso la basada en ensayo y error- son aspectos esenciales para el músculo a estimular mediante el stretching mental. Para habilitarte el permiso interno de asumir tu responsabilidad sobre tu desarrollo humano, es importante tener capacidad de planificación, organización, estrategias, desarrollo de la inteligencia emocional y la memoria, entre otras.

4. Tomar decisiones y resolver problemas

Otra excelente forma es entrenar la capacidad de resolver situaciones complejas, ya que estimula el tener que observar las cuestiones desde distintas perspectivas, flexibilizar frente a la opinión de otros que quizás no coincide con la tuya, y calibrar tu conducta o reacciones que suelen ser en automático cuando algo no coincide internamente con tus necesidades. Allí desplegarás el temple necesario para decidir, actuar, medir las consecuencias y asumir riesgos.

  • Algunos resultados

Las personas con flexibilidad cognitiva aprenden a tolerar los desafíos y se adaptan a los cambios; además, pueden diseñar estrategias que den respuestas a problemas complejos con formas de pensar completamente diferentes.

El enfoque selectivo en las soluciones (en vez de centrarse en los “problemas”) hace que padezcan de menor estrés o ansiedad en general. Esto sucede, a su vez, porque aprenden a sobrellevar mejor los errores y empatizar con los demás. Y, cuando sea necesario, pueden pensar en múltiples temas al mismo tiempo.

Para terminar, el tener perspectivas múltiples abre un infinito territorio de lo posible versus lo imposible o inviable, paradigma en el que se estancan muchas personas.

Foto: Shutterstock

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