Por Álvaro Vito | Seguro que ya habrás escuchado bastante sobre anticuerpos y linfocitos, y es que estas palabras han tomado protagonismo en los medios de comunicación desde inicios de 2020 en medio de la pandemia de la COVID-19, ya que son armas que se engloban en un sistema fundamental para el organismo: el sistema inmunológico.
Por supuesto, este sistema inmune va envejeciendo con el tiempo, y es la razón por la que los adultos mayores de 65 años se exponen a un mayor riesgo de enfermedades como el nuevo coronavirus y que presenten síntomas graves.
A pesar de ello, hay opciones para lentificar la edad del sistema inmune, la cual no posee relación con la edad cronológica. Shai Shen-Orr, inmunólogo del Instituto de Tecnología de Israel Technion, explica que existen individuos con edad cronológica de 80 años y con una edad inmunitaria parecida a la de una persona con 62 años de edad.
Dicho esto, es tiempo de conocer cómo frenar ese proceso de envejecimiento, pero antes hay que entender un poco al funcionamiento del sistema inmune.
¿Cómo trabaja el sistema inmune?
El cuerpo humano presenta unas llamadas barreras de defensa naturales, las cuales facilitan que no ingresen agentes infecciosos al organismo; la piel y la mucosa entran en el grupo de esas barreras.
Sin embargo, el cuerpo humano no es perfecto, por lo que factores como un corte en la piel permiten que los microorganismos entren, aunque tendrán que toparse con unas células importantes del sistema inmune: las células fagocíticas.
Las células fagocíticas pertenecen al conjunto de la respuesta inmunitaria innata, que es la primera línea de defensa al detectarse un organismo extraño. Un ejemplo de célula fagocítica es el neutrófilo, el abundante del sistema que pone en marcha a las inflamaciones (reacciones para batallar con el agente infeccioso) y que vive en grupo con los monocitos (alertan a otras células inmunitarias de la presencia de la infección) y las NK o células asesinas (luchan con el virus o cáncer).
Por otro lado, se encuentra la respuesta inmunitaria específica, compuesta por los ya reconocidos linfocitos T (salen del timo y matan a los agentes infecciosos) y linfocitos B (creados en la médula ósea y productores de los anticuerpos). Cabe destacar que esta respuesta tarda unos días en activarse, pero su aparición recordará al agente infeccioso y será capaz de combatirlo nuevamente (memoria inmunitaria).
El resultado del envejecimiento
Tanto las células de la respuesta innata como los linfocitos presentan con el tiempo una disminución y baja de funcionamiento en el sistema inmune. Por ejemplo, la pérdida de linfocitos T se debe al timo, que inicia su encogimiento desde los 20 años de edad, y para cuando un ser humano llega a sus 68 años, solo queda un 3% de ese órgano linfoide.
Incluso, existe una pérdida de esas células que guardan la memoria de los patógenos y que hace una falla en la reacción contra la infección y las vacunas que la previenen. Según Shen-Orr, el 40% de los adultos mayores de 65 años no genera una respuesta a la vacuna contra la gripe.
En fin, infecciones que ya estaban bajo control pueden tener reapariciones (tuberculosis), aumenta la susceptibilidad a nuevos patógenos (neumonía) y la incidencia de cáncer.
No es para nada una cuestión de edad
Hasta hace poco la edad inmunitaria no era determinable, pero el equipo de Shen-Orr, en colaboración con la Universidad de Stanford en Estados Unidos, ha logrado establecer un método para conocerla, y se da través de un análisis en la composición de 18 tipos de células del sistema inmune y la expresión de genes en una muestra de sangre.
Aunque el ritmo de envejecimiento en parte es influido por la genética, el estilo de vida tiene la mayor parte de importancia. El truco está en que no te mantengas sentado por bastante tiempo sino físicamente activo.
Según Janet Lord, directora del Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham en Reino Unido, en estudios con personas que hacían ejercicio desde su juventud y hasta la tercera edad, se reveló que presentaban abundantes células T y un timo sin encogerse.
Otro estudio determinó que si haces 10.000 pasos al día, tus neutrófilos parecerán a los de una persona de 20 años.
Para concluir
La COVID-19 cada vez se vuelve más preocupante ante su expansión y nuevas olas, y tal vez piensas en el sistema inmune solamente para una protección del virus, pero se trata de salud en general.
Por consiguiente, no importa el ejercicio que realices (caminar, trotar, pesas en el gimnasio, etc.), ya que lo relevante es mantener a tu cuerpo en forma. Otros factores que te pueden ayudar son una dieta rica en fibra y un sueño óptimo alrededor de 7 horas.
Con información de Youtube | BBC
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