San Vladimiro o Vladimiro I de Kiev, fue un gobernante del antiguo principado conocido como Rus de Kiev. Fue criado en un entorno y territorio pagano y se sabe que tuvo un cuantioso harén de casi mil concubinas; entonces… ¿Por qué es un santo? ¡Conócelo aquí!
Vladimiro era hijo de Sviatoslav I y de la esclava Malusha, y debido a que no era considerado legítimo y además no era el descendiente mayor, él no estaba en línea directa para la ascensión al trono. Eventualmente su padre lo designa como gobernante de Nóvgorod el Grande, mientras su hermano Yaropolk, quien había heredado el poder, se peleaba con su tío Oleg por el control total del Rus de Kiev.
Devoto pagano
En 980, acusando a su hermano de traidor, Vladimiro logra convertirse en el monarca absoluto del territorio; sin embargo, además de las anexiones a territorios cercanos, su poder no representó un cambio significativo al comienzo, pues él al igual que su padre, continuaba adorando a los dioses eslavos, al igual que la mayor parte de la población).
A estas deidades les construyó templos y estatuas promoviendo su adoración; de hecho, quiso afianzar esta fe edificando un templo para los dioses Perún (divinidad más influyente de esta creencia), a Dazhbog, a Mokosh (diosa finlandesa), a Khors y a Semargl.
También disfrutaba de una vida de excesos “comunes” para la realeza, como su famoso harén cuyo número de concubinas alcanzaba la cantidad de 800 según los historiadores; pero, también tenía esposas como Rogneda (la cual toma a la fuerza), o, según algunos historiadores, una consorte llamada Malfrida.
Sin embargo, en su corte ya había cristianos, y sus asesores le aconsejaron que debía buscar otra creencia para el principado, pues consideraban que los dioses como Perún o Dazhbog no estaban promoviendo una unión en la población… Es aquí cuando Vladimiro envía a sus asesores a estudiar las religiones de sus vecinos.
Primero le hablaron de Bulgaria, que en ese momento era musulmana. Le dijeron que el islam no era la religión correcta, pues se prohibía el cerdo y el alcohol, algo que claramente no se le podía quitar a los eslavos. Después fueron enviados a tierras jázaras, lugares habitados por personas de origen túrquico, practicantes del judaísmo, pero Vladimiro consideró que tras la pérdida de Jerusalén a manos cristianas, era una prueba de que “Dios había castigado a los judíos”.
Incluso, se pensó en la posibilidad de adoptar el catolicismo tras la visita de sus asesores a las tierras germánicas, pero ellos le comentaron que era una creencia simple y “austera”; sin embargo, aunque no fue con la Iglesia romana que Vladimiro decidió quedarse, definitivamente estaba más cerca de hallar su norte…
Sus empleados viajaron a Constantinopla (actual Estambul) donde reinaba el Imperio bizantino y se practicaba el cristianismo ortodoxo. Sus ayudantes quedaron anonadados al visitar esta ciudad y ver la famosa Hagia Sophia (iglesia de Santa Sofía), agregando que no sabían si estaban “en el cielo o en la tierra” y que “Dios vivía entre los habitantes”. Finalmente, agregan que los eslavos no podían seguir adorando a sus respectivas deidades.
Es importante destacar que Vladimiro era nieto de Santa Olga de Kiev, quien había sido la primera princesa eslava en convertirse al cristianismo, pero como no logró convencer a su hijo, heredero y padre de Vladimiro, esta creencia no se había convertido en la fe del reino. Algo que cambiaría con él…
Vladimiro de Kiev y su conversión al cristianismo
Existen diferentes versiones de por qué Vladimiro decide finalmente unirse a la iglesia de Jesús: en una ocurre por consecuencia de una guerra y en otra por una alianza; pero, lo cierto es que el príncipe pide la mano de Ana Porfirogéneta, hermana de Basilio II, el emperador bizantino.
La condición del regente de Constantinopla para entregar a su hermana no solo implicaba que Vladimiro se convirtiera definitivamente al cristianismo, sino que esta transición religiosa también incluyera a su gente, los habitantes del Rus de Kiev.
Es así como Vladimiro I, aquel que había tenido un harén con 800 mujeres, se bautiza en la religión cristiana, y promueve la conversión de sus súbditos. Antes de sus nupcias, se deshace de su harén y de sus esposas previas. Con el tiempo, derriba los templos que existían a Perún o a Svetovid, todo con el fin de construir iglesias dedicadas al Jesús de la religión ortodoxa.
Posteriormente se casa con Ana Porfirogéneta y se consolida así como el primer monarca eslavo en adoptar el cristianismo como la fe del Estado, razón por la cual fue canonizado eventualmente para trascender a una figura importantísima tanto para la creencia como para el folclore.
Independientemente de sus orígenes paganos o “promiscuos”, Vladimiro no solo fue canonizado como santo, sino que cuando murió su cadáver fue desmembrado para que pudiese ser adorado en todas las iglesias que él construyó o influenció en crear. En la actualidad los eslavos, con algunas excepciones, son un pueblo devoto y mayoritariamente cristiano.
Lo que probablemente San Vladimiro de Kiev no sabía es que al convertirse al cristianismo, también se estaba convirtiendo en uno de los personajes más importantes de la historia para la religión…
Con información de Christian History / A Historical Miscellany / Wikipedia
Imagen Portada: Wikipedia
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