San Agustín fue un filósofo, teólogo y religioso argelino, uno de los cuatro doctores originales de la iglesia latina, llamado «Doctor de la gracia». Nacido de padre pagano, más tarde convertido al cristianismo y madre cristiana devota, San Agustín estaba dotado de una gran imaginación e inteligencia.
En 372 la lectura de la obra «Hortensius» de Cicerón lo introdujo de lleno en el estudio de la filosofía, estudiando durante varios años las diferentes escuelas filosóficas.
Durante este periodo conoció a una mujer que fue su pareja durante catorce años y con la cual tuvo un hijo. En 383 viajó a Roma (Italia), donde comenzó a asistir a las celebraciones litúrgicas del obispo Ambrosio y quedó asombrado, decidiendo volcarse al catolicismo y vivir en ascesis.
En 386 se dedica al estudio formal y metódico de las ideas cristianas y a la meditación, siendo bautizado en 387. En 391 San Agustín viajó a Hipona (Argelia), donde fue ordenado sacerdote y cuatro años más tarde obispo, teniendo una actividad relevante, predicando y defendiendo la doctrina cristiana.
Entre sus obras más destacadas están:
La Trinidad (399)
Confesiones (400)
Apologéticos (390)
La Ciudad de Dios (413)
Contra Donatistas (401)
De natura et gratia (415)
Algunas de las mejores frases de San Agustín
«Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.»
«Todo el que no quiere ver sus pecados, se los echa a la espalda, y los pecados ajenos los pone muy a la vista; no por diligencia, sino por envidia; no para remediarlos, sino para acusarlos; pero de sí mismo se olvida.»
«Por dos causas pecamos: o por no ver aún lo que debemos hacer, o por no hacer lo que ya vemos no se debe hacer; lo primero es mal de ignorancia; lo segundo, de flaqueza.»
«La mente, pues, así como por los sentidos del cuerpo recoge noticias de las cosas corporales, las de las inmateriales las recauda por sí misma. Luego a sí misma se conoce por sí misma, porque es inmaterial.»
«Una es la verdad que ilustra a las almas santas; pero como son muchas las almas, puede decirse que en ellas hay muchas verdades, como de una misma cara en los espejos aparecen muchas imágenes.»
«La sabiduría no es otra cosa que la medida del espíritu, es decir, la que nivela al espíritu para que no se extralimite ni se estreche.»
«Buscad lo suficiente, buscad lo que basta. Y no queráis más. Lo que pasa de ahí, es agobio, no alivio; apesadumbra en vez de levantar.»
«No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente; las virtudes son las que hacen los buenos tiempos y los vicios los que los vuelven malos.»
«El que es bueno, es libre aún cuando sea esclavo; el que es malo, es esclavo aunque sea rey.»
«Nada hallamos en el hombre más de cuerpo y alma; esto es todo hombre: espíritu y carne.»
«Cuando un hombre descubra sus faltas, dios las cubre. Cuando un hombre las esconde, dios las descubre, cuando las reconoce, dios las olvida.»
«Todo cristiano bueno y verdadero ha de saber que la verdad es del Señor dondequiera que la halle.»
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