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¿Qué es el impresionismo? La historia del lienzo que aprendió a caminar

¿Qué es el impresionismo? La historia del lienzo que aprendió a caminar

Un grupo de artistas quería deshacerse del yugo del academicismo y creó un movimiento basándose en sus propias reglas. Los impresionistas perseguían un mismo ideal: capturar la luz de un momento exacto, de forma libre y sin restricciones. Pese a que el impresionismo fue profundamente criticado, el impresionismo sentó las bases de lo que hoy conocemos como arte moderno. ¿Qué querían hacer? ¿Cómo comenzó todo? ¿Qué es el impresionismo? Aquí te contamos todo.

Un movimiento que buscaba resaltar la naturalidad

El impresionismo nació en Francia, gracias a las ideas y preceptos de Claude Monet. La misión del movimiento era separarse de las obligaciones y reglas del arte clásico y comenzar una nueva etapa en la que la libertad fuera la musa principal.-

En el siglo XIX, el arte estaba completamente dedicado a homenajear grandes batallas, retratar figuras emblemáticas, alabar miembros de la Iglesia o inmortalizar algún hecho trascendental –como la coronación de una reina-, no conocía de la cotidianidad.

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Un movimiento fuera de lo común, comenzó a retratar las escenas más simples de la vida. Desde una cocina, hasta las afueras de un edificio; con el propósito de crear nuevas tendencias y romper con las reglas impuestas por el academicismo. Así nació el impresionismo.

Sus pinturas no eran copias exactas de la realidad, porque no buscaban ser realistas, su misión era pintar su impresión de las cosas, las personas, o el paisaje. Una visión completamente subjetiva de la realidad, es por esto que se llaman impresionistas, porque capturaban el movimiento y la vida de lo que veían.

El impresionismo tenía como misión capturar las cosas simples de la vida. En la obra ‘La pequeña doncella del campo’ (1882) de Camille Pissarro, retrata a una joven barriendo un salón mientras que un niño se mete algo a la boca. Una escena simple y cotidiana que captura vida y movimiento.-

Querían capturar el movimiento del color. Antes del impresionismo, los pintores solían hacer sus cuadros en estudios silenciosos y apartados, ellos comenzaron una travesía única y llevaron sus pinturas y lienzos al medio de la calle, de los jardines, de los paisajes.

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Debían pintar rápido –o tener una memoria fantástica-, porque su propósito era capturar la luz, el color y el movimiento de una escena.

¿Cómo lo hacían? Camille Pissarro, uno de los impresionistas más destacados explicó –a modo de consejo de pintura- su técnica: “Trabaja al mismo tiempo el cielo, el agua, las ramas, el suelo. Todos en igualdad de condiciones. No tenga miedo de usar mucho color. Pinte generosamente, sin vacilar. No puede perder tiempo, debe mantener viva la primera impresión”.

El lienzo aprendió a caminar

Los impresionistas también buscaban romper los tabúes de la época y experimentar con tópicos distintos, esto lo demuestra Édouard Manet con su cuadro ‘Desayuno en el campo’ (1863), que retrata a una joven completamente desnuda en medio de un pícnic. Fue una dura crítica al academicismo y fue profundamente criticado.-

Los impresionistas querían capturar el movimiento de la luz y cómo los colores variaban según pasaba el tiempo. Para lograrlo, debían trasladarse justo al lugar que querían pintar. Ya nada era imaginario ni contaban con escenarios premeditados. La espontaneidad de la vida era lo que determinaba el resultado de su lienzo.

El movimiento fue muy juzgado en su época, de hecho, nace gracias a una observación despectiva del crítico de arte Louis Leroy, ante el cuadro ‘Impresión, sol naciente’ de Claude Monet. “Al ver la obra pensé que mis anteojos estaban sucios”, comentó para el momento.-

El mundo entero se volvió el estudio del impresionismo, cualquier rincón podía convertirse en la musa perfecta para una obra maestra. El lienzo aprendió a caminar y se trasladó con cada uno de los pintores, que buscaba apasionadamente la posibilidad de darle inmortalidad a un instante.

Si bien el arte clásico y de la vieja escuela buscaba inmortalizar grandes momentos, lo hacían desde un culto a la belleza y al realismo, los impresionistas trabajaban bajo presión, el instante perfecto duraba pocos segundos, el perfeccionismo no cabía en sus cuadros. Dejaron a un lado las pinceladas delicadas de la vieja escuela y pasaron a unas mucho más gruesas y fáciles de identificar.

Las claves del impresionismo, una técnica libre y llena de versatilidad

La misión era capturar el movimiento de un momento específico, con la espontaneidad y subjetividad del artista. Uno de los cuadros más icónicos del impresionismo, es ‘La clase de danza’ (1871-1874) de Edgar Degas, quien plasma en su lienzo todo lo que ocurre en un salón de ballet.-

Los impresionistas trabajaban prácticamente bajo presión, tenían el tiempo contado y las condiciones eran muy variables, por lo que ciertas características marcaron sus cuadros.

-Las pinceladas eran gruesas e identificables

No había tiempo de difuminar ni de buscar la perfección de las sombras, no hay cabida para el sfumato de Da Vinci, cada pincelada debe representar un color, un movimiento, debe estar viva, por eso, se ven con tanta facilidad.

– Muchos colores trabajando juntos

En lugar de mezclar varios tonos en una paleta hasta conseguir el color ideal y proceder a pintarlo, los impresionistas trabajaban agrupando distintas pinceladas de color hasta obtener la mezcla de sombras que necesitaban.

-Atención especial a la luz

Lo que más varía en la naturaleza, es la posición de la luz. Ellos se encargaban de capturar su movimiento a través de las pinceladas, además, era su misión lograr retratar una escena específica, en un momento específico.

-Momentos cotidianos

Se caracterizaban por la elección de sus escenarios, la naturalidad y espontaneidad de la vida. Desde una taza de té, hasta la brisa moviendo las hojas de los árboles.

-Subjetividad del pintor

Los impresionistas querían capturar su impresión, no la realidad. Era completamente subjetivo.

Un tributo a la libertad creativa

Uno de los principales en atreverse con el retrato de exteriores fue Camille Pissarro, su cuadro ‘Rue Saint-Honoré’ (1897), fue uno de los más icónicos del movimiento.-

El impresionismo dejó atrás el yugo de las normas de arte clásico y comenzó a utilizar el arte como un mecanismo de expresión libre y sin ataduras. Se dice que este movimiento artístico fue el responsable del desarrollo del arte moderno, y sus preceptos y creencias, siguen vigentes años después de su creación.

¿Qué impresionistas destacaron por su trabajo? Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Alfred Sisley, Berthe Morisot, Camille Pissarro, Edgar Degas, entre otros.

Con información de: Historia-Arte/Tate.org/MyModernMet | Foto: Shutterstock

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