Por Daniel Colombo / ¿Sientes que pierdes los valiosos años de tu vida, y no sabes encauzar tus pasiones y anhelos? ¿Andas por la vida sin rumbo ni una guía? ¿Has soñado con tener claridad en tu mente y no lo has conseguido?
Tómalo con calma, porque hay una filosofía japonesa muy sencilla que puede ayudarte a resolver estos y otros dilemas humanos: el Ikigai.
Posiblemente hayas oído esta palabra o visto un gráfico sobre el tema. Es que “Ikigai” es una palabra japonesa que se traduce al español como tu razón de ser, de vivir y de existir.
Entonces, es la razón por la que te levantas por la mañana, la luz que te guía en los momentos oscuros y la chispa que enciende tus pasiones, y es muy difundido en Occidente por su sencillez y practicidad.
- ¿De dónde viene el concepto del «Ikigai»?
Si nos remontamos en los siglos, proviene del periodo Edo, una etapa histórica que imperó en Japón entre 1603 a 1868. Se cree que la palabra fue acuñada por Sei Shonagan, un escritor del siglo X que describió un estilo de vida en el que la gente vive por placer y disfrute. También se comenzó a usar en círculos de guerreros samuráis para designar a aquellos que eran de valía y seguían el código del honor.
- Encontrar tu Ikigai: 4 pasos para descubrir tu propósito mayor
Si alguna vez te has sentido sin rumbo y con insatisfacción por la vida, este artículo es para ti. Se trata de una guía para descubrir tu Ikigai, aquello que te hace saltar de la cama por la mañana y te hace seguir adelante durante el día.
Puede ser algo tangible, como fabricar y vender un producto; o algo intangible, como dar un servicio, ayudar, cuidar, proteger, inspirar, motivar… La lista es infinita.
Estos son los cuatro pasos para encontrarlo:
1° – LO QUE AMAS – Identifica tus pasiones: ¿Qué es lo que realmente te apasiona? ¿Qué te gusta hacer? Probablemente sean las cosas que más te interesan y serán la mejor manera de descubrir tu Ikigai.
Para lograrlo, puedes empezar a escribir tus sueños y pasiones en un papel, ya que te ayudará a centrarte en ellos, dándote un sentido de dirección. El no dejarlos sólo en tu mente será lo que te permitirá bajarlos a un plan más concreto, para seguir con los pasos siguientes.
Ejemplo: Tuve un cliente que era un alto ejecutivo de una empresa multinacional; se llama Martín. Llevaba tres décadas en esa corporación, aunque su amor por las plantas y las flores jamás desapareció de sus recuerdos de infancia, en los que tuvo un pequeño invernadero en el fondo de la casa de sus padres. Esa era una de sus grandes pasiones, aunque nunca la ejerció profesionalmente.
2° – LO QUE EL MUNDO NECESITA – Pon en acción tus pasiones:
Una vez que identificaste aquello que amas, empieza a observar la forma en que puedes conectar ese sentimiento con lo que el mundo necesita. Puede ser tu servicio, tu creatividad, tu impulso, tu forma particular de hacer algo específico.
Para lograrlo: Toma la lista de lo que amas hacer, y escribe al lado al menos 3 formas de transformar cada ítem en una acción específica; algo que puedas concretar, y que, si lo hicieses, te haría muy feliz. Traza un plan de pequeños pasos constantes, para poner en movimiento alguna de esas formas.
Ejemplo: Siguiendo con lo que te comentaba de Martín, se dio cuenta de que a la mayoría de la gente le encantan las flores y las plantas, sólo que hay quienes dicen no tener suerte con ellas, porque se le secan. Descubrió un espacio allí para canalizar su amor que estaba latente, y que nunca lo había ejercido formalmente.
3° POR LO QUE ESTARÍAN DISPUESTOS A PAGARTE – Haz de tu pasión tu forma de vida
Cuando has descubierto cómo poner acción eso que te apasiona, hay una conexión directa con la necesidad que tiene el mundo, tu comunidad y las personas, y de allí, podrías transformar ese movimiento en una forma de vida.
Para conseguirlo: Anota al lado de la lista de formas de acción específicas, algunas maneras que se te ocurren de que podrías ofrecer eso a distinto tipo de personas, y convertirlo en fuente de tus ingresos.
Ejemplo: Aquel ejecutivo hizo un análisis casero del mercado al que quería dirigirse. Luego, aliándose con un vivero del barrio donde vivía que le daba plantas en consignación (pagaba un porcentaje de lo que vendía), decidió dedicar 3 horas al día fuera de su trabajo, para poner en marcha su hobby. Lo hizo a través de un emprendimiento, con la ayuda de una de sus hijas: se dedican a asesorar, vender y mantener plantas y jardines en hogares residenciales, además de ramos y bouquets de flores con unos toques de diseño muy atractivos.
Al año de empezar tenían siete empleados, un local y un depósito, porque la demanda fue tan grande que tuvieron que ampliarse. Martín pasó a estar los sábados y domingos en el negocio, mientras que su hija lo hacía de lunes a viernes.
4 – ESO QUE HACES REALMENTE BIEN – Sácale brillo a eso que te distingue
Posiblemente hayas vivido muchos años pensando en que tienes facilidad para cierta cosa, un talento para otra, un don para determinadas tareas, aunque no lo hayas ejercido o hecho tu fuente de ingresos.
Pues bien: en este cuarto paso del Ikigai, reforzarás los puntos 1, 2 y 3, y escribirás (al lado del tercer paso) lo que tú consideras que te destaca en eso que has elegido.
Si observas, este cuarto paso es lo que marca tu diferencial con otras personas, tu “ventaja competitiva”, como se llama en el mundo del emprendimiento y negocios. Es esta huella digital, única e irrepetible, lo que puede ayudarte a encontrar el espacio de acción, aunque sea muy competitivo el ámbito donde quieres incursionar.
Algunas ideas: Comienza por eliminar cualquier tendencia mental de auto boicot negativo hacia tus habilidades, o querer sabotear tus planes. En cambio, sugiero que empieces por afirmarte en lo que sí quieres lograr. Haz metas creíbles, medibles, posibles, tangibles y puestas en un tiempo determinado: así lograrás aterrizar los sueños -que tienden a volar y a quedarse sólo en ideas- y podrás concretar acciones paso a paso en línea con tu objetivo mayor.
Finalizando el ejemplo de Martín, tras dos años con el negocio que seguía creciendo, decidió dejar su trabajo como máxima figura de la multinacional, para dedicarse a tiempo completo a su empresa de plantas y flores, que, por cierto, siguió creciendo con ocho sucursales para el tercer año. En esta actividad encontró su Ikigai.
- El corazón del Ikigai
En la unión del ámbito uno y dos, aparece tu misión: aquello que te propones y lo llevas adelante.
Justo donde se conectan el dos y el tres, está tu vocación, eso que has llevado profundamente en tu corazón, y que quizás lo hayas puesto en práctica en la vida, o aún no. Jamás es tarde.
Luego, en la conjunción del tres y cuatro, aparece más claramente tu profesión, que es a lo que te dedicas y con lo que puedes ganarte la vida, agregando valor a las personas como el ser único y diferente que eres.
Y entre los ámbitos cuatro y uno, está la pasión: el combustible y la energía que surge de poner en acción lo que haces muy bien en línea con lo que amas.
Una vez que hayas trabajado en los aspectos de los cuatro pasos, formarás en el centro, justo en la intersección de esos cuatro espacios, el sentido del Ikigai: tendrás más claro tu propósito de vida, la razón de ser y de existir.
Recuerda que, si vives de acuerdo con el propósito, el fluir de la vida será más sencillo para ti, porque harás de tu pasión algo significativo, incluso para ganarte la vida.
Como observas, tu Ikigai, tu Propósito, está allí, esperando que tomes la elección de manifestarlo y ponerlo en marcha. Y eso, sólo depende de ti.
Imagen portada: Shuttertock
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