Básicamente la respuesta al por qué no podemos volver a congelar un alimento que ya ha sido descongelado es porque proliferarían muchos microorganismos nocivos. Pero te explicamos más.
Los alimentos están compuestos casi en su totalidad por agua. Lo es el 91% del brócoli, el 76% de una merluza, el 66% del pollo y el 71% de la carne de res, según el Departamento de Agricultura de EE UU. Al descender la temperatura entre -2 y -18 ºC, el agua se comienza a congelar generando macro cristales, las cuales rompen las estructuras internas de los productos cambiando su características organolépticas, por lo cual los productos tienen menor tejido conjuntivo y por ende poseen menor capacidad de retener el agua esencial de los alimentos, que es donde están los sabores y nutrientes. Es por eso que cada vez que descongelamos un producto vemos que bota mayor cantidad de líquido.
Esto por una parte, por otro lado, la carne, el pescado, las verduras son ya organismos muertos cuando los tenemos en casa, así que la descomposición se ha iniciado en ellos. Y ese proceso se produce gracias a varios tipos de bacterias. Las termófilas (de hábitat caliente) y las mesófilas (temperaturas medias) mueren por debajo de los 17ºC bajo cero, pero las psicrófilas (resistentes al frío) sobreviven, e incluso proliferan. Así que congelar de nuevo sería darles la oportunidad de alcanzar un número peligroso y proliferarse dentro del producto.
Foto: Alimentos congelados / Shutterstock
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