Hay personas cuyos oficios marcan tanto su vida que se vuelven parte de su nombre. La antonomasia se encarga de transformar un nombre propio agregándole una cualidad u oficio ¿Qué significa esto? ¿Cómo se usa? Aquí te contamos:
¿Qué es Antonomasia?
La palabra viene del latín “antonomasĭa” que significa “nombrar diferente” o “cambiar el nombre”. Según la RAE, es la añadidura de un calificativo a un sustantivo, que lo hace más reconocido o que determina su función en el mundo. Ejemplo: «Pedro, el albañil» «Agatha, la escritora».
¿Qué quiere decir esto?
Cuando una cualidad o característica determina de forma potente a una persona, ciudad o cosa, se puede volver parte de su nombre, para volverlo más fácil de recordar y reconocer. Una expresión coloquial se adhiere de forma permanente al nombre.
No solamente las cualidades que caracterizan al sujeto en cuestión, también se utiliza el recurso literario para las palabras que tienen un sentido pre-asignado por costumbre. Por ejemplo:
“Vamos a beber”: se sobre entiende que es alcohol.
“No se tomó la píldora”: se entiende que se refiere a la pastilla anticonceptiva.
¿Cuándo se usa en personas?
Cuando algunas de sus características se vuelven tan marcadas en su personalidad que resaltan incluso más que su nombre. Por ejemplo:
“El Papa viajero”: Así se le conoció a Juan Pablo II. Se sustituyó su nombre por su cargo y su característica.
“El che”: inmediatamente se relaciona con el Che Guevara, pese a que es una forma común de llamar a las personas en Argentina.
«El Führer»: en este caso es el uso de una palabra extranjera que significa «líder» pero automáticamente se relaciona con Adolf Hitler.
«La dama de hierro»: una expresión que se utiliza para describir a Margaret Thatcher.
A esta característica de la lengua también se le puede decir “lexicografía”, que es cuando el nombre de una persona se vuelve un sinónimo de su característica más arraigada, por ejemplo:
“Ese hombre es todo un Hércules”: El caballero debe ser muy fuerte para ser comparado con el semiDios más fuerte de todos.
“Deslumbró como una Venus”: La mujer debió ser muy hermosa para ser comparada con la diosa griega de la belleza.
“Ese es un Cicerón”: El hombre debe ser muy bueno hablando para ser comparado con uno de los personajes más famosos de la retórica y de la prosa romana.
Con información de Retóricas
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