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El origen de la «rendición incondicional»

El origen de la «rendición incondicional»

El 23 de enero de 1943 en la Conferencia de Casablanca, en plena Segunda Guerra Mundial, los aliados Churchill y Delano Roosevelt adoptan el principio de “rendición incondicional”.

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¿Qué significa “rendición incondicional”?

Se supone que la rendición incondicional es un acto en el cual el vencedor no da garantías al que se rindió, no obstante, en la actualidad se les brinda a los vencidos las garantías proporcionadas por el Derecho internacional. En este sentido, se puede afirmar que el objetivo de este término es ejercer una presión psicológica sobre el adversario, humillándole y haciéndole sentir más débil.

En la Guerra Civil Americana

El general de brigada Ulysses S. Grant del Ejército de la Unión en la Guerra Civil Americana hizo famosa esta frase en 1862, cuando recibió una solicitud de términos de su adversario, el general al mando Simón Bolívar Buckner. Grant respondió: “No hay términos; solamente la incondicional e inmediata entrega puede aceptarse. Y me propongo pasar de inmediato a su obra”.

Grant salió victorioso y la prensa convirtió la expresión “unconditional surrender” (rendición incondicional en inglés) en su apodo, puesto que sus iniciales son las mismas que las de la frase.

Segunda Guerra Mundial

En la Conferencia de Casablanca en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial se recordó esta expresión – Imagen: Wikipedia.-

El presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro inglés Winston Churchill, junto con los líderes franceses presentes en la reunión, acordaron exigir nada menos que una rendición incondicional a las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón).

Este término dolería mucho a sus rivales. Los orgullosos alemanes habían detestado el Tratado de Versalles hecho al final de la Primera Guerra Mundial, en el cual se estipulaba que los alemanes y sus aliados cedieran parte de sus territorios, se mantuvieran desarmados y pagaran una cantidad increíble de dinero como indemnización a los países ganadores. Habían repudiado el Tratado de Versalles, una rendición incondicional era el colmo de la humillación y compartían este sentimiento con sus aliados.

Al final, lo quisieran o no, tuvieron que aceptar la rendición incondicional, no tenían más salida.

Con información de: History / battlefields.org / winstonchurchill.org

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