Por Daniel Colombo| Cada vez que escuchamos la palabra “oratoria” pensamos automáticamente en un conferencista hablando ante grandes auditorios, una figura pública brindando una entrevista o un profesor dando clases. Sin embargo, la oratoria es tan cotidiana como las conversaciones que tienes con tu equipo de trabajo, los diálogos en un grupo de Whatsapp y tu forma de conectar con los demás.
Etimológicamente, proviene del italiano, y se refiere al arte de hablar en público. Deriva de orator (orador) mediante el sufijo – ia, que significa «relativo a»; la oratoria es lo relativo al oficio del orador.
El acto de la oratoria tiene a la voz como protagonista. Muchas personas piensan que tienen “voz fea” simplemente porque se escuchan grabados, y esto les produce una impresión desagradable a sus oídos. Sin embargo, si bien hay voces más favorecidas que otras, hay habilidades que se pueden entrenar para mejorar la voz y adecuarla a distintos contextos expresivos.
Hay personas alegres, entusiastas y motivadas, y su expresividad oral transmite justamente eso; mientras que otras suenan aburridas o tediosas, y es tal cual lo que proyectan.
Independientemente de la actividad a la que te dediques, la oratoria está dentro de las cinco habilidades más buscadas y apreciadas en el mundo actual. Esto es así porque te permite transmitir tus ideas, vender, comunicar, persuadir, enseñar, clarificar conceptos y una inagotable fuente de recursos comunicativos para que establezcas mejores relaciones con los demás.
Las 6 características principales de la voz hablada
Para trabajar en tu mejora vocal, siempre es conveniente consultar con profesionales de fonoaudiología, que es la disciplina que te ayudará a mejorar y a corregir algunos aspectos del cuidado de las cuerdas vocales (las que producen la voz que emites), además de la dicción.
Desde la perspectiva del entrenamiento en oratoria, tema en el que me he especializado desde hace décadas, aquí tienes seis aspectos que necesitas tener en cuenta para que hablar en público sea una experiencia grata para ti, y para los demás:
1.- El ritmo
Al igual que cuando suena una canción, habrá momentos de más ímpetu y otros más lentos. Todo depende del contexto en el que comunicas, el tema, el público y la forma en que transmites tus ideas. Por ejemplo, al expresar conceptos complejos quizás vayas con calma, y cuando transmites motivación, aumentarás el ritmo. Practica leyendo en voz alta: te sorprenderá cómo mejorarás haciendo pausas, respetando la puntuación, y haciendo distintas entonaciones. ¡Cuidado! Deja de lado la lectura del tipo escolar (la que nos enseñaron en la escuela) ya que no es lo que se busca en la oratoria profesional: se trata de tener expresividad natural, no forzada. Si tienes alguna dificultad como tartamudez leve en ciertas ocasiones, hablar con un tono lento y pausado -aunque con expresividad- te ayudará a mejorar notablemente y adquirir seguridad interna para poder hablar sin mayores dificultades.
2.- El volumen
En la oratoria, esto depende directamente de la cantidad de aire que pasas por las cuerdas vocales para emitir el sonido de la voz. Por eso es que es fundamental entrenarse con ejercicios respiratorios del tipo costo-diafragmático (donde insuflarás aire al músculo diafragma, además de los pulmones) para tener mayor capacidad de aire, y así, poder trabajar mejor el volumen de emisión. No fuerces las cuerdas vocales, como cuando gritas: las desgastas y se produce una gran fatiga vocal que terminará con problemas de salud que necesitan atención médica. Lo ideal es que si debes elevar el volumen mucho más de lo habitual, lo hagas siempre con mucho aire disponible para poder proyectar la voz con más potencia. Puedes
3.- El tono
En este caso, se trata de variar el tono de la voz (el sonido que emites y que es como la huella digital vocal de cada ser humano), para utilizar todo tu rango vocal. El tono te ayuda a darle intención a lo que expresas: puedes enfatizar, resaltar palabras y conceptos, mostrar potencia, convicción, suavidad, ternura. El tono es como el ecualizador emocional de la voz. Practicar escalas con las vocales (como las escalas musicales), te ayudará a ir elevando suavemente sin forzar el volumen y también el tono, para aprovechar todo el rango vocal que tienes, de voz muy grave a aguda, pasando por toda la coloratura de tu voz. Si colocas una mano en tu pecho y otra en la frente podrás percibir las vibraciones. La voz grave se siente más en el pecho, mientras que los tonos agudos, en la cabeza.
4.- Los matices
Se trata de la expresividad que le pones a tu voz y oratoria para que los demás interpreten lo que deseas transmitir, y capten la intención. En el lenguaje coloquial que usamos a diario lo hacemos en forma inconsciente. Al hablar en público, necesitas diseñar tus presentaciones con los matices adecuados para evitar aburrir. La combinación de matices le da colorido a tu expresión, hace más atractivo tu relato, y así las ideas cobran fuerza y llegan mejor al corazón de los demás. Practica leyendo en voz alta textos de teatro, cuentos infantiles donde debas alternar entre varios personales, e incluso actúa y juega con los niños, que son expertos en matices expresivos,
5.- La articulación
Hablar con total claridad implica que todo el aparato fonador funcione adecuadamente utilizando la articulación, que es la capacidad de que se te entienda claramente. Cada letra de las palabras tiene una posición específica de la boca, lengua, cavidad bucal, cuerdas vocales y otras partes del cuerpo humano, para que el sonido salga con voz clara y entendible para todos. Si pronuncias mal, definitivamente no sólo no te comprenderán bien, sino que quedas como poco preparado e inculto. Por ejemplo, las personas que hablan muy rápido, o entre dientes (apenas abren la boca) dificultan la articulación. Para practicar, los trabalenguas son muy buenos: dilos en voz alta y cada vez a mayor velocidad; y también practicar sílabas difíciles, como sbra, sdra, gra, ra, re, ri, ro, ru. Aunque parezca gracioso, estas ejercitaciones ayudan, sumando el clásico de hablar con un bolígrafo o lápiz entre los labios: hará que fuerces un poco la lengua y ablandará los músculos para que “mastiques” mejor las palabras, mejorando la articulación. Puedes incluso inflar las mejillas al máximo tapándote la boca, y vas a sentir cómo los músculos de la cara se expanden; también sirve hacer rotaciones suaves de cuello adelante, atrás y hacia los lados, y estar con una posición corporal relajada.
6.- Modulación y proyección de la voz
Muchas veces se piensa que poner voz de locutor significa que estás hablando bien, y es todo lo contrario: los profesionales han tenido sus años de entrenamiento específico, y muchos nacen con el don de muy buenas voces. La modulación es el recurso principal para que la voz adquiera toda su dimensión: graves, agudos, tonos medios, volumen adecuado, ritmo apropiado, matices y cadencias se combinan en una expresividad que atrapa al público. Proyectar la voz no es impostarla erróneamente metiendo la voz para adentro (como si jugaras a ser un locutor o locutora). Busca la espontaneidad, ya que esa frescura natural es lo que más impactará en el público. Mantén una postura erguida (así funcionarán mejor diafragma y pulmones) y además mostrarás confianza frente al púbico. Como ejercicio, busca hablar con convicción, potencia expresiva y los matices adecuados practicando frente a un espejo. Para modular mejor te ayudará hacerlo a ritmo normal; luego muy lento, como si hablaras en cámara lenta; y finalmente más rápido.
Consejos finales del cuidado de la voz
Aquí tienes más consejos para prepararte mejor en tu expresión oral:
- Hidratación permanente con agua sin gasificar
- Evita gritar
- Respira profundamente utilizando diafragma y pulmones (prácticamente duplicarás la capacidad de aire)
- No consumas café, chocolate o alimentos pastosos y pesados antes de hablar en público. También es necesario evitar fumar y el alcohol en cualquiera de sus formas.
- Relaja las cuerdas vocales con ejercicios de respiración, meditación y control de los nervios y tensiones.
- Masajear suavemente la garganta y todo el cuello para aflojar tensiones.
- Enfocarte en las ideas y visualizar en tu mente creativa que lo estás haciendo con éxito te liberará de nervios innecesarios.
- Prepara el material a presentar con mucha antelación y practícalo al menos tres veces en forma completa. Pule, mejora y recorta todo lo posible.
- Si tienes una gripe o catarro, el médico y el otorrinolaringólogo son los especialistas.
- Si sientes fatiga vocal (cansancio en la voz), consulta con fonoaudiólogos especializados en voz hablada, que no es lo mismo que la voz cantada, ya que son técnicas diferentes.
Foto: Shutterstock
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