OPINIÓN.- Fe, amor, valores, educación… básicamente sobre esas cuatro columnas se sostiene nuestra existencia mientras crecemos. Nuestros padres o tutores nos inculcan consciente o inconscientemente su fe (cualquiera que sea esta), de acuerdo a lo que vemos vamos formando nuestra propia definición de amor, los valores o anti – valores de la casa o el entorno van definiendo nuestro carácter y la educación es la llave que abre nuestra mente y transforma nuestras vidas. Sobre este último punto quiero ampliar en esta ocasión.
Desde pequeños nos hablan en la casa sobre la importancia de estudiar, saber leer y escribir se hace imprescindible así sea solo para hacer un mandado, y de vez en cuando alguien pregunta ¿Qué quieres ser cuando seas grande? Tratando de establecer una especie de perspectiva que los dirige a lo que podríamos llegar a ser. Mientras somos párvulos/niños la respuesta a esta pregunta es el oficio del súper héroe de nuestra caricatura favorita, o simplemente “súper héroe”. Con el paso del tiempo vamos saliendo de la perfección que caracteriza la visión infantil del mundo y la respuesta a ¿Qué quieres ser? sufre una especie de metamorfosis con variaciones según el género.
Hombres → Astronauta, luchador, bombero/policía, presidente, mecánico, ingeniero…
Mujeres → Azafata, modelo/actriz, diva, estilista, doctora, científica…
En este “si, no, esto, aquello…” pasamos toda la educación básica y parte de la educación media (yo misma no sé cuantas carreras pasaron por mi cabeza antes de dejarme seducir por el mundo de los negocios), hasta que llega la hora de salir del colegio y tomar la decisión que marcará el rumbo de nuestra existencia. Cuando ante la pregunta ¿Qué quieres ser? Debes tener una respuesta concreta.
Hay seres que vienen con su destino claramente marcado, por su carácter y/o forma de manejarse ante diversas situaciones, desde pequeñitos van dando pautas de lo que serán en su vida adulta, para estos se hace fácil, es solo dar formalidad a lo que ya hacían de forma empírica. Está también el grupo de los que nada les importa, buscan el pensum de la carrera que de “menos lucha” solo para graduarse de algo y por último están aquellos con potencial para diferentes áreas que esperan por el resultado de una de las famosas “pruebas de aptitud” para decidirse.
Técnico, Licenciado, Doctor, Ingeniero…
En la búsqueda de la carrera correcta ensayamos nuestros nombres con las iniciales de diferentes títulos para ver con cual se ve más bonito (Lic. Florentino, Dra. Florentino, Ing. Florentino) y con esto empezamos a caer en una de las tonterías más grandes que cometen muchos “inteligentes”, establecer jerarquías entre una carrera y otra. “medicina e ingeniería para los inteligentes, licenciaturas y carreras técnicas para estudiantes promedio”, obedeciendo a esta máxima muchos padres empujan a sus hijos brillantes a estudiar una carrera de “alto nivel” porque sienten que hacer una licenciatura sería desperdiciar su intelecto. Yo me pregunto ¿Qué hay de la vocación? Los sueños, anhelos, lo que nos inspira, la expresión de nuestros valores.
La decisión
Al elegir una carrera profesional estamos decidiendo parte de nuestro futuro, por lo tanto en esa decisión deben participar la razón y el corazón. Debe ser una decisión racional porque debe ir de acuerdo con nuestras habilidades y con nuestra realidad, y debe participar el corazón porque quien no ama su oficio está condenado a la infelicidad eterna.
Ingenieros, doctores, licenciados, técnicos, cada uno desempeña un papel importante en la estructura a la que pertenece (de nada sirve un buen doctor si las enfermeras son malas, un plano no pasaría de ser un dibujo si no cuenta con buenos obreros para levantar la obra).
Al final lo mejor es alejarse de los prototipos, encontrar su vocación y entregarse con pasión a la misma. De esta forma no solo será un buen profesional, sino que también encontrará la felicidad en el trabajo.
«La felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace» Jean Paul Sartre
Una colaboración de @fioresita para @Culturizando
Imagen: pintura Astronauta Perdido de Ruben Rámos García
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