Los lunares son un grupo de melanocitos que crecen en conjunto y se reflejan a través de la epidermis. Los melanocitos son los pigmentos que dan el color a la piel.
Los lunares pueden ser hereditarios o se pueden ir adquiriendo con el paso de los años, habitualmente estos no son dañinos para la salud y muchas personas los aprovechan como un accesorio de su cuerpo.
A pesar de ello, los lunares en algunas oportunidades pueden tornarse peligrosos para la salud del individuo y pueden reflejar enfermedades más graves como el cáncer. Sin embargo, con una buena prevención y un control dermatológico nada tiene que llegar a este extremo.
¿Cómo detectar un lunar peligroso?
Existe una técnica basada en el ABCDE de los lunares para determinar en qué momento los lunares pueden ser dañinos para el organismo.
–Asimetría: esto se refiere al tamaño del lunar, para determinar una correcta asimetría es importante trazar una línea imaginaria por la mitad del lunar y observar que ambos lados estén iguales, de lo contrario, hay un problema.
–Bordes: entre más irregular sea el contorno del lunar, más peligroso es.
–Color: los lunares benignos suelen tener una sola tonalidad, si el luner presenta 2 o 3 colores, posiblemente se presente un problema.
–Diámetro: si el lunar tiene un tamaño desproporcionado mayor a 6mm es importante buscar ayuda profesional ya que esto puede representar un peligro.
–Evolución: si con el paso del tiempo el lunar ha evolucionado y ha cambiado su forma, su grosor y su contextura es importante acudir a un especialista que revise la zona.
Los lunares tienden a formase por elevaciones hormonales o por constante exposición al sol, muchas veces no se puede controlar su aparición, sin embargo los médicos recomiendan el uso de protector solar y evitar como sea la exposición directa a los rayos UV.
Con información de: Emedemujer | Mejorconsalud | Foto: Shutterstock
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