Cierra tus ojos y haz tres respiraciones suaves y profundas. Pon tu atención en cada inhalación y cada exhalación. Deja que todo se vaya por unos instantes. Luego abre los ojos. Disfrútalo, te espero…
¿Ya estás aquí? Comencemos.
Habitualmente asociamos la palabra “meditación” con una persona sentada en posición de loto, piernas entrecruzadas, espalda recta, ojos cerrados. Y, si bien esta es una técnica que nos ayuda a serenarnos, cuando hablamos de meditación nos referimos a un estado de consciencia presente.
Meditación es ir más allá de la mente. Es presencia, atención. Consciencia.
Si bien hay técnicas básicas que nos inducen a ese estado, como estar sentados, con los ojos cerrados y observando la respiración; también podemos alcanzarlo mientras practicamos cualquier otra actividad, siempre que nos damos la oportunidad de conectarnos con el ahora. De sentir el presente.
Y si cuando hacemos la práctica, surgen muchos pensamientos, no hagamos ningún esfuerzo por poner la mente en blanco. Observemos como testigos el movimiento de la mente, como va del pasado al futuro.
Observar la resistencia al presente, es una manera de estar conscientes.
Sin religiones o doctrinas. No hay mística, ni límites de edad o de profesiones. Sin estructuras, sin condiciones y más allá de las formas. Se trata de conectarnos con el silencio que vive dentro de nosotros, ese espacio donde sólo existe Paz.
Ahora comparto contigo la técnica básica y más antigua. Puedes dedicarle al menos quince o veinte minutos por día para comenzar:
Busca un lugar cómodo. Siéntate y cierra los ojos. Respira, y observa como ingresa el aire por tu nariz, y como vuelva hacia afuera. Deja que los pensamientos pasen, simplemente suéltalos. No hagas ningún esfuerzo. No es necesario que hagas nada. Sólo quédate ahí, respirando. Si la atención se va de la respiración, suave vuelves a llevarla a cada inhalación y cada exhalación.
Por: Agustin Garcia Andrade @agarciandrade
Vía @Inspirulina
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