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Malas costumbres: cuestionables tradiciones que siguen practicándose

Por Cosas Muy Importantes | ¿Qué es una mala costumbre? Manera de hacer las cosas por repetición considerada como perjudicial, ilegal, de mala educación o poco ética. En este episodio de Cosas Muy Importantes recorremos algunas tradicones y costumbres cuestionables que aún en nuestros días, se realizan en diferentes lugares; desde el secuestro de la novia en Kirguistán, o las «mujeres jirafas» en Tailandia, hasta el lanzamiento de bebés en India.

INTERESANTE

Las Padaung, “mujeres jirafa”

Cuando se viaja a Tailandia, una de las excursiones que incluyen casi todos, por no decir todos los recorridos turísticos, es la visita a uno de los poblados en los que viven las mujeres Padaung, más conocidas como las mujeres jirafa, que pertenecen a una etnia procedente del desierto de Gobi (Mongolia) que se desplazó a las montañas de Myanmar, la antigua Birmania.

Las Padaung no solo son observadas como un atractivo turístico, están sometidas a la explotación por parte de su tribu. Actualmente se compone de unos 7.000 miembros. Desde los cinco años de edad las mujeres llevan un adorno de latón que rodea su cuello. A medida que pasa el tiempo se van añadiendo más anillos que presionan la clavícula hacia abajo y hacen que parezca que tienen el cuello más largo. El Gobierno de Birmania ha puesto en marcha varios programas para acabar con esta costumbre, pero es un negocio muy rentable ya que los turistas pagan dinero por ver a las mujeres jirafa.

Los incansables turistas, siempre armados de sus cámaras fotográficas, proporcionan una fuente importante de recursos para la subsistencia de la aldea, por lo que las mujeres jirafa están obligadas a posar mostrando siempre su mejor sonrisa. Mientras que el gobierno birmano trató de prohibirlo para no alimentar el concepto de país poco desarrollado, el tailandés lo difunde como un reclamo que en varios foros críticos se califica como una Disneylandia Cultural y también como zoo humano.

La tradición dice que, cuando en miércoles de luna llena nace una niña, nace una auténtica Padaung. Madre e hija son cubiertas de atenciones y se les presenta el respeto y admiración del resto de la tribu. El proceso de “entronización” de la niña comienza a los cinco años, cuando se le empiezan a colocar en su pequeño cuello las anillas de latón o bronce, originariamente de oro, que poco a poco van presionando la clavícula hacia la caja torácica. Una deformación que crea la ilusión óptica de un cuello más largo y estilizado conseguido a base de anillos que suelen pesar unos 5 kilos, aunque pueden llegar a doblar ese peso, sobrecargando la clavícula, los hombros y las costillas, que pueden desplazarse hasta 45 grados de su posición normal.

El momento de cambiar los collares, otro de sus momentos de celebración, también debe suceder en noche de luna llena. Se produce cada tres años, a medida de que la niña va creciendo y desarrollando su estructura ósea, mientras se alimenta su distinción y posición social respecto al resto. Las fotografías de los viajeros muestran que esa operación es realizada por las ancianas de la tribu, que manejan con habilidad un cuchillo de grandes dimensiones. La eliminación de los anillos del cuello es un signo de castigo y de consecuencias catastróficas para la mujer que los ha usado, probablemente la falta de musculatura y la debilidad de sus vértebras no son capaces de sostener el peso de la cabeza, pudiendo provocar asfixia o desnucamiento, en el mejor de los casos deben pasar el resto de su vida acostada o sosteniéndolas entre las manos.

Existen distintas interpretaciones sobre la tradición de los collares. Algunas fuentes dictan que las mujeres comenzaron a llevar los anillos para protegerse de los ataques de los tigres. Otras que se empleaban para evitar ser esclavizadas, ya que su gran peso les impide realizar tareas de mucho esfuerzo, pero la versión más lógica parece ser la de que obedece a un gusto estético; en algunas culturas como la antigua egipcia un cuello largo era considerado como signo de distinción, belleza y riqueza.

Esta teoría también justifica la utilización de otros anillos que cubren brazos y piernas, en los casos de las más ancianas desde los tobillos hasta las rodillas; y también aparece como signo de ostentación, los collares son considerados joyas, por lo que los cuellos más largos son la prueba tangible de la riqueza de la familia a la que pertenecen y por consiguiente el rango exigible a la futura pareja.

Esta tradición, que tanto interesa a los turistas, está enmascarando la explotación de mujeres que realmente son refugiadas políticas.

Esta tradición nos recuerda a una que unque ya no se practica, estuvo vigente hasta el siglo XX, y también tenía como víctimas a las mujeres.

El vendaje de pies en China

¿Para qué servía vendar los pies?

El propósito de vendar los pies de las jóvenes chinas era restringir su crecimiento normal y hacer que sus pies fueran lo más pequeños posible. Esto se debe a que los pies pequeños se consideraban atractivos.

¿A qué edad se empezaba a vendar los pies?

Se empezaba a vendar los pies a las niñas de cinco a ocho años.

¿Cómo se vendaban los pies a las niñas chinas?

A las niñas chinas se les vendaban los pies doblando todos los dedos, excepto el gordo, bajo el pie con tiras de tela. Las tiras se cambiaban cada mes. El proceso era muy doloroso y el daño era permanente.

¿Cuándo se dejó de vendar los pies?

La práctica de vendar los pies en China no cesó hasta principios del siglo XX. Hubo varios intentos de prohibir esta práctica, especialmente en 1645, pero no tuvieron éxito porque mucha gente seguía considerando que los pies pequeños eran una cualidad atractiva.

La tribu que escupe

Los masai son una tribu africana compuesta por alrededor de 850 mil miembros, que habitan principalmente en Kenia y Tanzania. Son conocidos por sus coloridos trajes, cultura ancestral y costumbres inusuales, al menos en el mundo occidental.

Entre esas costumbres sobresale la de escupir. Algo que para cualquiera en este lado del planeta supone una grosería, para los masai escupir a sus conocidos es una señal de respeto y lo hacen en diferentes contextos: para saludarse, para dar la bienvenida o despedirse de un amigo, para cerrar un trato y para desearle buena suerte a alguien.

También se escupen la mano al saludar a los ancianos de la tribu o escupen sobre los recién nacidos, para desearles un buen futuro.

En fin, que los escupitajos adquieren significados diferentes según la persona que los recibe y de lo que quiera dar a entender la persona que lo realiza.

Por ejemplo, si dos personas se escupen una a la otra, con seguridad se trata de dos amigos cercanos.  En cambio, si solo uno escupe se trata de un conocido al que se le da la bienvenida.

No se conoce el origen exacto ni razón por la que inició esta costumbre, pero si se sabe que tiene varios siglos de existencia.

“Okali”: el lanzamiento de bebés en India

El ‘okali’ es una tradición centenaria que invita a los padres que aman a sus bebés a lanzarles al vacío porque así garantizan a los pequeños ser más fuertes en el futuro si sobreviven y caen sobre la manta extendida para recogerles en el aire.

Algunas familias rurales en la India —tanto hindúes como musulmanas— están dispuestas a permitir que lancen a sus bebés desde el techo de un santuario y que los reciban a más de 9 metros abajo en una sábana extendida.

El ritual, muy popular en los estados de Maharashtra y Karnataka, se remonta casi 700 años, cuando la mortalidad infantil era muy alta, el conocimiento médico era escaso y las familias contaban con pocos recursos para obtener ayuda.

Cuenta la leyenda que un santo aconsejó a los padres de bebés moribundos que construyeran un santuario y arrojaran a los niños enfermos desde el techo para demostrar su confianza en el Todopoderoso. Cuando lo hacían, según la historia, los bebés eran rescatados milagrosamente por una sábana en forma de hamaca que aparecía en el aire.

Desde entonces, las oraciones para que un bebé nazca sano en la región incluyen la promesa de lanzar al bebé como ofrenda al dios que concedió el favor. Los aldeanos creen que el ritual le asegura al niño una larga vida y buena suerte, e insisten en que no sufren ningún daño.

La práctica llamó la atención en 2009 cuando un video grabado en el Baba Umer Dargah (un santuario en Solapur, Maharashtra) se hizo viral y ocasionó que interviniera la Comisión Nacional para la Protección de los Derechos de los Niños.

La comisión investigó y ordenó que se detuviera el lanzamiento de bebés. “No apoyamos esta práctica supersticiosa”, dijo G. Mohanty, el consejero de prensa de la comisión. “Va en contra del interés de los niños. Se pueden asustar mucho y nadie sabe cómo afecta su mente”.

Los funcionarios dicen que la práctica es ilegal conforme a la ley de los derechos infantiles en India, y la policía local de Solapur dice que no ha recibido ningún reporte de lanzamiento de bebés desde 2010. Sin embargo, hay testigos que dicen que la práctica continúa en menor escala en algunos pueblos como Mangasuli, donde se venera al Lord Khandoba, una reencarnación de Shiva, como la deidad de la familia.

“La costumbre continúa a lo largo del año y lanzan a los bebés a los dos meses de nacidos, así llueva o brille el sol, es la tradición”, dijo Javed Fardin Akhtar, un residente de la ciudad vecina de Sangli quien dijo haber sido testigo del ritual en Mangasuli en abril.

Akhtar aclaró que quienes lanzan al bebé no son los padres, sino expertos religiosos del templo. Después de rebotar una vez en la sábana, los bebés regresan rápidamente a los brazos de sus padres que esperan abajo ansiosos junto a la animada multitud.

Poliandria en el Himalaya

Seguro que has escuchado más de una vez hablar de la poligamia, pero ¿y de la poliandria? En regiones remotas del Himalaya continua la tradición en la que una mujer puede contraer matrimonio con varios hombres, normalmente todos hijos de una misma familia.

Sí, has pensado bien: puede tener tantos maridos como cuñados. De esta forma los hermanos pueden mantener las tierras familiares unidas sin tener que dividirlas en diferentes herencias. Pero no es el único motivo, también consideran que el amor fraternal se pierde cuando los hermanos se casan con diferentes mujeres.

La mujer, sus respectivos maridos y los hijos de todos ellos viven bajo el mismo techo. La prioridad para mantener momentos íntimos con la mujer se dictamina por orden de edad, si el más joven quiere mantener relaciones sexuales con su mujer debe esperar a que los otros hermanos mayores no se encuentren en casa.

La paternidad compartida del pueblo Tapirapé

Se encuentran en la selva amazónica de Brasil. Los tapirapé piensan que el nacimiento de un bebé es el producto de todas las aportaciones de semen que la madre haya recibido por parte de los hombres de la tribu. Esto quiere decir que el niño tiene tantos padres como alegrías se haya dado la madre durante el embarazo.

Cuantos más padres tenga la criatura, más fuerte y saludable se la considera. En la comunidad existe el termino de paternidad compartida, por lo que el niño puede dirigirse a cualquier hombre como padre.

Esta forma abierta de interpretar la sexualidad queda patente con la aceptación de relaciones homosexuales entre los miembros de la comunidad indígena, y choca con la limitación de nacimientos por mujer, tan solo tres, pudiendo ser dos de ellos del mismo sexo.

Dedos amputados

Si hay algún evento que se vive de múltiples y diferentes formas según la cultura, ese es la muerte. El pueblo Dani, de Papúa occidental, tiene una manera mucho más explícita que un simple llanto de demostrar el dolor por la pérdida de un ser querido.

Se atan cuerdas hechas de cáñamo en la mitad del dedo hasta que la parte superior deja de sentir; y la piel y el hueso se rompen. Es el sacerdote el encargado de mutilar tantos dedos del familiar como crea oportuno.

La intención de este angustioso acto es representar de forma física el dolor que sienten por el fallecimiento del familiar. Aunque su práctica ya no está permitida, sí que es habitual observar aún lisiados entre los miembros de la tribu.

Dentro de la tradición funeraria también hay que destacar la momificación de los muertos, conservándolos gracias al humo y al aceite animal.

Plato en el labio de los mursi

La tribu Mursi, del valle Omo de Etiopia, se caracteriza por el escalofriante plato que lucen las mujeres en el labio inferior. Una tortura vista como símbolo de elegancia por ellos. El tamaño del plato, además de por estética, es una símbolo de estatus dentro del poblado. Al mismo tiempo, cuanto más grande sea el plato mayores son las posibilidades de encontrar marido y mayor será la dote –número de vacas– que reciba la familia.

El ritual comienza con un pequeño corte en el labio que se irá dilatando hasta que pueda portar un plato de hasta 22 cm. Deberán colocarlo siempre que se encuentren en presencia de hombres, pudiendo desprenderse de él al dormir, comer o en reuniones de mujeres.

A día de hoy, muchas mujeres deciden no dañar su labio; esto tiene una doble consecuencia: positiva, ante el resto de tribus en los diferentes mercados y negativa, ante la opinión de su propia aldea, puesto que una mujer sin plato tiene la tarea imposible de encontrar un marido y una familia política que respete su decisión.

La infibulación

Es la mutilación de los genitales femeninos, cercenando el clítoris y cerrando la vagina mediante una sutura que deja solamente una pequeña abertura para la emisión de orina y para permitir la salida del flujo menstrual. La forma más extensa de lo que en varias culturas africanas se denomina circuncisión femenina, una práctica que todavía se viene realizando en 28 países desde el cono de África y el mar Rojo hasta la costa atlántica y desde Egipto hasta Tanzania, comprendiendo también la mayor parte de Nigeria, los dos Yemen, Arabia Saudita, Irak, Jordania, Siria y el sur de Argelia.

Con mucha menos frecuencia se realiza en algunas tribus de América Latina, Brasil, Perú y México, así como en Malasia y Pakistán. La meta es que las mujeres pierdan la habilidad de sentir placer sexual durante el coito, asegurando de esa manera que no serán infieles. El resultado es que la mayoría de las mujeres a las que se practica la infibulación desarrollan problemas médicos desde los quistes dermoides, infecciones urinarias y fístulas, hasta las hemorragias uterinas y otras complicaciones serias que pueden causarles hasta la muerte.

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Imagen portada: Shutterstock

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