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Los 6 métodos prácticos para dominar el arte de pedir disculpas y sentirte libre de culpa

Los 6 métodos prácticos para dominar el arte de pedir disculpas y sentirte libre de culpa

Por Daniel Colombo / Como seres humanos, sabemos que el acto de pedir disculpas por los errores es uno de los más difíciles de hacer, porque las personas sienten que muestran su vulnerabilidad ante los fallos cometidos. En verdad, la realidad demuestra que es uno de los que más los enaltecen.

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Sin embargo, por orgullo, muchos viven con rencores acumulados que nos les permiten hacerlo de manera frontal, sana y así, reconciliar posiciones distantes y resolver situaciones desagradables.

Pedir disculpas es mucho más que el hecho de pedir perdón dicho al pasar, de la boca para afuera.

Pedir disculpas es más profundo; se trata de un proceso interno que necesita ser elaborado por las partes involucradas y que permite sanear y despejar lo que estaba molestando.

Incluso, como descubrirás más adelante, es posible hacerlo incluso cuando las personas ya no están físicamente con nosotros.

• ¿Qué errores se suelen cometer al pedir disculpas?

Para empezar, considera que desde el punto de vista del comportamiento hay cierta tendencia a la labilidad, a ser muy escurridizos a la hora de comprometerse a corregir los errores y a respetar la palabra dada. Por eso es que tener un método, ayuda. 

Otros errores son querer ocultar lo que pasa, poner excusas de todo tipo; mentirse a uno mismo de que “no es tan grave” y no ser empáticos con el efecto que nuestro error pudo haber tenido en las demás personas; es decir, la persona no tiene registro del impacto emocional producido. Es un mecanismo de negación inconsciente.

Y uno muy frecuente es no saber buscar el momento oportuno, lo que hace que quizás quieras sacarte el peso de encima, aunque la otra parte no esté en condiciones ni dispuesta a recibir las disculpas.

  • 6 métodos para afrontar una disculpa sincera

¿Por qué hace falta tener un “método” para pedir disculpas? Básicamente, porque ayuda a cada persona a tomar consciencia de la profundidad de sus equivocaciones, y de los errores que cometen.

En ciertos tipos de personalidad, esto lo asocian con sentirse expuestos ante los demás, e incompetentes. De allí que muchas veces la forma en que se dan las disculpas sea torpe e inadecuada.

Las personas suelen ponerse nerviosas, no mirar a los ojos, sonrojarse, y quedarse cortos de palabras; e, incluso, utilizar una vía nada apropiada para hacerlo, como puede ser enviar un mensaje de texto por el móvil ante una situación verdaderamente grave.

Lo que persigue cada método es ayudar a crear un círculo virtuoso de reconstitución de la confianza con los demás, que se verá demostrado con esa disculpa y que se ratificará a través de las acciones sostenidas en el tiempo.

Revisaremos aquí 6 métodos con técnicas específicas para pedir disculpas:

  • El método de Stanford

Investigadores de las áreas sociales de la Universidad de Stanford sintetizaron según su parecer, una fórmula ideal para disculparse, que abarca cuatro puntos:

. El primero es que entiendes y eres consciente de que te has equivocado.

. Segundo: asumes la responsabilidad, sin trasladarla a los demás. Te haces cargo.

. Tercero, es importante proponer un plan para resolver las cosas.

. Cuarto, te comprometes a accionar sin sobre reaccionar y a tomar recaudos en situaciones parecidas a futuro.

  • El método de la reparación de daños

En este caso, puedes seguir estos seis pasos para reparar los daños que se han producido:

. Primer paso: Expresar un sincero arrepentimiento en forma breve, directa y sincera. No te va a ser de utilidad traer una lista de excusas y ‘peros’.

. Segundo: Explicar desde tu perspectiva, qué consideras que salió mal, siempre que no haya sido tu intención. Aquí es importante explicitar y dejar en claro cómo te sentiste, y también, que puedes imaginar cómo lo vivió la otra parte. Este punto se propone generar empatía con los demás.

. Tercero: Asumir tu parte de responsabilidad, sin excusas, frente al daño que se ha producido. Podrías tener la totalidad o no de esa responsabilidad, y siempre expresarlo en primera persona del singular (“Yo siento que…”, “Asumo personalmente…”).

. Hacer una oferta de reparación o mitigación de los daños que se pueden haber causado. No siempre se trata de cuestiones materiales, ya que también se daña mediante emociones, sentimientos y comportamientos. La oferta necesita ser proporcional a la dimensión de lo que se ha roto.

. Pedir perdón: hasta ahora te has disculpado y arrepentido. Este último punto implica pedir perdón, con toda la profundidad que esto significa.

  • El método P.A.N.D.A.

Esta práctica surge de diversas investigaciones sociológicas y psicológicas, entre ellas las realizadas en base a la teoría de la auto transformación de la misma Universidad de Stanford, reflejadas en algunas publicaciones de psicología, como en PsychCentral a partir de experimentos sociales y estudios.

Para tenerlo presente, podemos recordar el acróstico P.A.N.D.A.:

P: Promete y cumple. No vale de nada llenar de palabras la disculpa, si no tomas conciencia de tu error. Muchas personas simplemente dicen “perdóname, lo siento” y piensan que solo con eso alcanza. Más bien, cualquier promesa que no se cumple es una falsa promesa, por lo tanto, no vale la disculpa.

A: Admite que te equivocaste. Este es el punto crítico en el que falla la mayoría de las personas, porque los muestra falibles, que, por otro lado, es algo propio a la condición humana: no existe la perfección en este plano físico y todos nos equivocamos. En este paso es muy importante asumirlo con sinceridad, honestidad y frontalidad. Al hacerlo es tan importante el lenguaje verbal (lo que digo con palabras, aproximadamente representa el 10% de nuestra comunicación en contextos emocionales), y no verbal (lo que digo a través de gestos, la postura, el tono de voz, que es el 90% restante). No sirve de nada decir palabras al pasar para admitir la equivocación, si el cuerpo dice otra cosa.

N: No des excusas; no hacen falta más explicaciones. Este no es el momento. Habla sólo de ti, no de la otra parte.  Aquí hay otro aspecto en el que las personas suelen fallar, porque necesitan reconfortarse internamente en el momento de pedir disculpas por sus errores. Como saben que están en falta, quieren o bien minimizarlas o justificarlas. La forma preferida es poner excusas del tipo “es que pasó tal cosa…”, “si no me hubiese dicho…”, “esto no pasaría si…”.  Y como se observa, el comportamiento en estos casos es evasivo, puesto que pone afuera de la persona la responsabilidad del hecho.

Sobre la responsabilidad puede ser entendida como “Respons/habilidad”, la habilidad para responder ante las cosas que vivimos. Y de eso se trata el pedir disculpas: es un acto de asumir la responsabilidad por los actos.

D: Describe cómo reaccionarías ante una situación similar la próxima vez.  Este paso del método PANDA es decisivo, por cuanto busca que fijes una línea de acción concreta y específica (no solo aspiracional o de “voy a tratar”) sino de explicar con total claridad cómo vas a accionar la próxima vez que pudiese ocurrir una situación parecida.

Lo que aparece en este punto es la curva de aprendizaje: cometimos un error, pedimos disculpas siguiendo el método PANDA, y, en base a la lección aprendida de este hecho, expongo a la otra parte -que puede ser la afectada por el error cometido- de qué forma voy a accionar si eso vuelve a ocurrir, qué recaudos voy a tomar, de qué forma me puedo anticipar para no caer en el mismo error.

A: Actúa consistentemente según tu promesa y cumple tu palabra.  La concordancia entre lo pensamos, sentimos, decimos y hacemos es lo que genera un nuevo marco de confianza, que posiblemente se ha dañado, o directamente perdido, ante un error cometido si no se piden las disculpas del caso.

Este punto busca que las acciones que sigan en las interacciones sean totalmente coherentes con lo que se ha prometido.

  • 3 métodos para pedir disculpas a alguien que ya no está físicamente

Ahora conocerás otros tres métodos enfocados en situaciones en que las personas han fallecido. Son específicos para cuando hay sentimiento de culpa presente, y se desea aliviarla y disculparse.

Como puedes observar, sí es posible pedir disculpas a personas que no están físicamente. Estas tres técnicas necesitan del confiar en el proceso, y se basan en soltar la carga de culpa o remordimiento que siente la persona al no haber podido salvar la situación en presencia.

Aquí los tienes explicados con sus técnicas paso a paso:

Técnica N° 1:  

Una forma de lograrlo es escribir la disculpa con todo detalle, honestidad y sentimiento, como si fuese una carta, de puño y letra. Luego, hacer una breve ceremonia de quemar esa carta imaginando que la otra persona ha recibido el mensaje.

Técnica N° 2:

Otro procedimiento que funciona es expresar gratitud por esa experiencia que fue desafortunada frente a esa persona que ya no está físicamente. La gratitud es una herramienta muy poderosa de sanación y tranquilidad interior, sobre todo para reparar situaciones del pasado.

En este caso, sugiero hacer un momento de agradecimiento incluso a esta situación difícil mediante el acto de verbalizar el pedir disculpas en tus propias palabras al comenzar el día y antes de dormir. La sugerencia es hacerlo todos los días, hasta que sientas paz interior.

Técnica N° 3:

Si hay algún familiar de aquella persona con disposición a escucharte, poder expresarle personalmente las disculpas, como si lo hicieses con la persona original. Este ejercicio es más desafiante, por cuanto puede tratarse a veces de situaciones complejas o dolorosas. Si la persona lo sabe recibir y “pasar” a su familiar, puede ser reconfortante para quien se disculpa. Aunque el objetivo que sugiero es no esperar la aceptación de ese familiar -por la carga de dolor que puede estar acumulada por el hecho en disculpa, más la pérdida del familiar-; más bien se trata de obtener tranquilidad de espíritu en ti, y demostrar tu intención real de dejar eso saneado.

“Perdonar no es olvidar. Pero ayuda a dejar ir el dolor”, dice Kathy Hedberg. Lo cierto es que, al hacerlo, la vida se vuelve más liviana respecto a aquel hecho que se desea reparar. Y eso constituye el mejor símbolo de la efectividad práctica de una disculpa sincera que podrías tener.

Imagen: Shutterstock

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