Pónganse a Leer | “Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”.
Este es el inicio de uno de los libros más monumentales de la historia de la literatura, una joya que retrata la sociedad de un país y lo hizo universal, este es el inicio de ‘Ana Karenina’ de León Tolstoi.
Hoy en Pónganse a Leer vamos a conversar de la literatura rusa, y la gran literatura rusa que es tan monumental como la extensión del país, que es inmenso, son 17,13 millones km², ya verás tú.
Yo soy un aficionado lector de los rusos, me parecen geniales, sus temáticas, el retrato que hacen de sus sociedades, su idiosincrasia, la forma como cuentan sus historias, los personajes que son tan grandes como la malograda Ana Karenina, los rusos son pueblo tan rico que han dejado constancia de esa riqueza en sus obras literarias.
Mi acercamiento con la literatura rusa fue en la infancia, mi mamá me regaló cuando yo tendría unos 7 años dos tomos preciosos de cuentos populares rusos, aquella antología que recogió y seleccionó Afanasiev, inmediatamente yo me quedé enamorado de aquellas historias, de Vasilisa la bella, del zarévich Iván, de la princesa hechizada, y de todos aquellos personajes. Luego seguí leyendo, ya no relatos infantiles, me acerqué a los clásicos gracias a mi abuela que era una defensora a ultranza de los clásicos, y así me enamoré de otros personajes que eran mucho más complejos, y me fui identificando con esos personajes, con el idealismo de Yuri Zhivago, con la ansiedad de Raskolnikov, con la proclividad para tomar malas de decisiones de Ana Karenina.
Historia de la literatura rusa
Si hablamos de literatura rusa, nos referimos a todo lo que se ha producido en Rusia, lo que han producido los escritores rusos y lo que se ha producido en idioma ruso.
Sabemos gracias a los expertos que la tradición oral paso a registrarse por escrito luego de la cristianización de Rusia cerca del año 989, resulta que llegaron unos misioneros de Bizancio a evangelizar y crearon un alfabeto para aquella gente, el alfabeto cirílico, esos misioneros son dos Santos Católicos por cierto, San Cirilo y San Metodio.
A comienzos del siglo XII (1113) Néstor, un monje del monasterio de Kiev, escribió el “Relato de los Años Pasados”, actualmente se le considera la obra más brillante e importante de la literatura rusa antigua junto con “Las historias de la campaña de Igor”, datada también en el siglo XII.
Luego entramos en el siglo XV, en la edad media, esta fue la época de la hagiografía, que es el género que aborda la vida de los santos, recoge sus vivencias, sus experiencias místicas muchas veces y sus miserias también, y como superan esas miserias con la ayuda de Dios.
Los rusos tiene mucha facilidad para transformar, y eso fue lo que hicieron, tomaron una historia de unos santos, San Pedro y Santa Febronia y la convirtieron en una obra literaria romántica preciosa. San Pedro y Fevronya de Murom es una historia de finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI, se le considera la versión rusa de Romeo y Julieta.
En este periodo también crece el interés por las historias de viajes a tierras lejanas, entonces tenemos aquí “Un viaje más allá de los Tres Mares” de Athanasius Nikitin, que era un mercader de Tver que viajo al Cáucaso, Persia, la India, Turquía y Crimea y dejo constancia de esa experiencia.
En el siglo XVIII y este siglo llegó también con el esplendor de la literatura rusa, de hecho se le considera la Era de Oro de la Literatura Rusa.
La guía de Literatura Rusa de la Biblioteca Pública de Alcobendas la divide en tres momentos:
Primero el clasicismo: en donde encontramos un estilo caracterizado por su alto contenido civil y la unidad de lugar, tiempo y espacio. Sus máximos exponentes son: Mikhail Lomonosov, Gavriil Derzhavin, y Sumarokov.
Luego el realismo: que irrumpe como una corriente estética que apuntó a la ruptura con el romanticismo, en los aspectos ideológicos y en los aspectos formales, la obra más representativa de este momento es “El menor” de Denis Ivanovich Fonvizin.
Y el tercer momento es el del sentimentalismo: que se diferencia de los otros, porque aquí hay un especial interés por los sentimientos humanos, por la percepción emocional del mundo que nos rodea.
En el siglo XIX continua el florecimiento de la literatura rusa, para este momento histórico Rusia había establecido contacto con occidente, de manera que se revela como un tesoro con nombres como Alexander Pushkin que supone un antes y un después para la literatura Rusa, también en esta época destacan Mikhail Lermontov, y el gran Nikolai Gogol.
Pasado el tiempo entramos en una época que podríamos considerar la edad de plata de la literatura rusa, a finales del siglo XIX e inicios del XX, en el que surgen movimientos como el simbolismo, el modernismo y las vanguardias.
Los autores rusos, poetas y escritores, empezaron a rechazar esa tendencia a retratar temas sociales y comprometerse con ellos, se veían como una especia de Mesías que venía a salvar al pueblo ruso y mostrarle una nueva estética para que surgiera un hombre nuevo, sus obras son refinadas y vuelven sus ojos a lo espiritual.
La Edad de plata llegó a su fin cuando apareció el estado soviético, que impuso nuevas ideas y censuro a todo aquel que no las compartiera.
La era soviética trajo cambios significativos para la sociedad rusa, y los escritores intentaron retratarlos, algunos pudieron burlar la censura y nos regalaron al mundo obras como el doctor Zhivago de Borís Pasternak.
Surge el realismo socialista, en el que lo social es superior a lo personal, se busca impactar en un hombre nuevo, un hombre ideal, destacan Máximo Gorki, por ejemplo, también Konstantín Fedin.
Con la caída de la URSS, la literatura empezó a mirar y retratar temas como los males de la sociedad rusa, se torna hacia el naturalismo fisiológico.
La literatura rusa empezó a apagarse, de pronto estalló una bomba, apareció Tatiana Tolstaya, con su novela corta En el zaguán de oro, que hizo volver la mirada nuevamente a lo que escribían los rusos.
En el siglo XXI la literatura rusa se centra en reflexionar sobre su época, en retratar la nueva sociedad, narra historias post apocalípticas que juegan con los nervios del lector, han surgido nuevas voces como Víktor Pelevin, Vladímir Sorokin y Liudmila Ulítskaia.
Lo que define a la literatura rusa
Como vemos esta es una historia tan rica como el país, como la gente, por eso yo creo que resulta muy difícil recoger toda la variedad de obras que se han producido en siglos de escritura y trasmisión oral de una historia común.
Sin embargo, hay unos elementos comunes en las obras rusas, yo me encontré nadando en internet un artículo buenísimo de psicologiaymente.com en el que enumeran unas características que según Sonia Ruz Comas, la autora del artículo, comparten las obras rusas, en mayor o menor grado yo voy a referirles aquí lo que más me llamo la atención del articulo sazonándolo con mi experiencia como lector.
En primer lugar, la literatura rusa tiene un alto componente de denuncia social, antes de los revolucionarios de octubre ya los escritores estaban denunciando la desigualdad, las situaciones de opresión y la miseria en la que vivía parte del pueblo ruso, recuerdan que dije que Pushkin representó un parteaguas en las letras rusas, bueno pues él fue el primero que empezó con esto de utilizar las letras como medio para denunciar lo que estaba pasando, en Eugène Onegin, Pushkin nos echa el cuento de un noble ruso que vive una vida disipada, sin considerar su entorno y las desdichas que ocasiona.
Nikolai Gógol aparece luego y con su sátira mordaz retrata la Rusia rural, en la que los siervos de las haciendas eran básicamente esclavos a los que se podían vender o comprar como si fueran vacas.
Vassili Grossman en su conmovedor “Todo fluye”, narra con crudeza la vida de sufrimiento de los prisioneros de los campos de trabajo de Siberia.
En segundo lugar existe una búsqueda de las verdades de la vida, los rusos constantemente se hacen preguntas. Por ejemplo en Guerra y paz, en donde Andréi Bolkonsky está todo el rato preguntándose ¿qué sentido tenía la vida? pero el culmen es cuando después de caer herido mira al cielo y se monta una disertación sobre por qué no quería morir.
A los rusos les gusta sumergirse en los misterios de la vida y la muerte, como en La muerte de Iván Ílich, donde el personaje principal que era un funcionario que había tenido una vida envidiada por algunos, cuando está en su lecho de muerte se cuestiona su existencia y revela que odia su vida, que no quería vivir así.
En tercer lugar a los rusos se les va la vida en una epopeya, todos los relatos narran una historia llena de hazañas protagonizadas por personajes de espíritu heroico y donde se aprecian detalles sobrenaturales que describen de una forma que uno los ve como normales.
La gran epopeya rusa es Guerra y Paz pero también El doctor Zhivago es tremendamente epopéyica. Los rusos relatan historias que no solo son sus historias, también son historias universales.
En cuarto lugar, las obras rusas, sean narrativa, poesía, ensayo, están embebidas de una espiritualidad palpable, en Resurrección de Tolstoi, se nos cuenta la historia de un aristócrata que en su juventud seduce y abandona a una muchacha y luego movido por el remordimiento y la culpa defiende a la muchacha, que es acusada de un crimen que no cometió.
Y finalmente en el quinto lugar, los rusos son un pueblo complejo, en esa complejidad convive una característica especial es el pesimismo, que impregna los relatos rusos.
Dostoievski en Crimen y Castigo, da cuenta de esto, aquí el personaje principal de Crimen y castigo, llamado Raskolnikov, después de matar a una vieja usurera, entra en un monologo en el que se cuestiona lo que ha hecho, y se deja arrastrar por la desesperanza y la desilusión.
Escritores claves para adentrarse en la literatura rusa
Por esa misma pasión los rusos han entrado al olimpo de los grandes escritores reconocidos con el premio más deseado por un escritor, el nobel de literatura, hay muchos escritores rusos que son imprescindibles, muchos de ellos nacieron y vivieron en épocas en las que Nobel de literatura no existía, estos son los cinco rusos han merecido el Nobel de literatura y si se les lee o al menos se lee la obra más representativa de cada uno se hace una idea de la grandeza de las letras rusas.
El primero fue Iván Bunin, en 1933 se ganó el Nobel por su arte estricto con el que retrató la tradición clásica rusa en la escritura en prosa, la máxima obra de Bunin es El señor de San Francisco.
En 1958 se lo ganó Borís Pasternak, por su importante logro tanto en la poesía lírica contemporánea como en el campo de las grandiosas tradiciones épicas rusas, y mira que fue épico lo que escribió, la gran epopeya el Doctor Zhivago.
Les comparto un trocito de un poema escrito por Yuri el protagonista:
…“Explícame qué cosa es el pecado,
la muerte y el infierno, azufre y llama,
cuando bajo los ojos de la gente
en mi angustia, no me he unido
a ti como el retoño se une al tronco”…
La historia de Paternak con el nobel fue tan triste como el final de su novela, porque el gobierno soviético le obligó a rechazar el premio.
En 1965 Mijaíl Shólojov se ganó el Nobel, se lo dieron por el poder la integridad artística con que, en su epopeya del Don, dio expresión a una fase histórica en la vida del pueblo ruso, ese Don es El Don apacible, que ha sido considerada como la máxima novela rusa del siglo XX, en la que se describe la vida y las luchas de los cosacos del Don durante la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa y la Guerra Civil Rusa.
En 1970 Aleksandr Solzhenitsyn fue galardonado con el Nobel por la fuerza ética con la que persiguió las tradiciones indispensables de la literatura rusa y las retrató para la humanidad. El autor era un crítico del sistema socialista soviético, fue enviado a un gulag, cuando salió, se dedicó a denunciar lo que había vivido y lo que se vivía en los gulag, su obra fundamental es Archipiélago Gulag, que se alza como una denuncia viva del sistema de represión política que había en la Rusia soviética.
Y finalmente en 1987 Joseph Brodsky se ganó el nobel por su obra que todo lo abarca, en la que destaca su claridad de pensamiento y su intensidad poética.
Despedida
La literatura rusa es monumental, por su importancia y por su calidad está considerada una de las más importantes en la literatura mundial, ha contribuido al desarrollo de su pueblo de manera determinante y ha sido registro casi fotográfico de la historia de un país entero y de una sociedad pluricultural, porque a ver Rusia es muy grande, y no todo el mundo es rubio, hay muchas etnias y culturas.
Aquí se me quedaron por fuera obras importantísimas no solo para la historia de la literatura, sino para mí también, por ejemplo, no hable de la madre de Gorki, ni de El maestro y Margarita de Bulgákov que es de mis libros favoritos, ni de las voces femeninas que son fundamentales en las letras rusas.
Se me quedó por fuera la dramaturgia de Antón Chéjov y sus inmortales obras teatrales y sus cuentos, la narrativa de Vladimir Nabókov y su Lolita, aunque algún camarada puede que lo considere demasiado americano, se me quedo por fuera la poesía de de la gran Anna Ajmátova, o la luminosa Yelena Shvarts.
No hablé de Svetlana Alexievich si bien es bielorrusa escribe en ruso y se ganó el nobel por su retrato del sufrimiento y el coraje en nuestro tiempo.
Yo realmente espero haberles picado la curiosidad, que luego de escucharme se vayan a buscar alguna obra escrita por un ruso o una rusa, dense esa oportunidad de alimentar su alma con literatura de la buena.
Gente siento el sereno soplándome en la nuca como las deudas a Patricia Fernández, así que me despido, compartan conmigo sus experiencias con las letras rusas a través de mis redes @pedrocedenoa en Instagram y twitter, compartan también su opinión en @culturizando que son los que hacen posible que este ratoncito de biblioteca de 1,86 llegue a ustedes, nos vamos pero antes les recuerdo la consigna, ya la saben ustedes… pónganse a leer.
Imagen portada: Shutterstock
--
--