Por Daniel Colombo / Puede ser más fría que un témpano, y más helada que el ártico. No se trata de una descripción del agua, sino de relaciones humanas.
Específicamente, se trata de la ley del hielo, una forma de comportamiento en todo tipo de círculos personales y profesionales, que termina provocando dolor en las demás personas.
Este tipo de tortura psicológica logra activar las mismas áreas del cerebro que las relacionadas con el dolor físico, porque el comportamiento de ignorar a una persona, al principio desconcierta, luego genera dudas sobre la auto valía y consideración de los demás hacia quien lo sufre, y finalmente, daña profundamente la estructura interna, socavando la autoestima.
- Cómo se aplica la ley del hielo
Si bien puede darse en forma inconsciente, la ley del hielo es una de las formas más comunes de ignorar en forma consciente, dañando adrede a los demás.
Se trata de excluir, ignorar, dar la espalda e imponer un frío gélido en el vínculo que parecía cercano, con el fin de castigar, manipular y someter a alguien. Como consecuencia se activa la parte del cerebro relacionada con el dolor físico, y realmente así se lo siente por más que no exista agresión física hacia la persona.
Algunos ejemplos son cuando en una pareja se impone la ley del hielo: puede cortarse todo vínculo afectivo y amoroso por largo tiempo, incluso años. O con los hijos, cuando se dan castigos basados en ignorar sus logros y no responder ni atender sus inquietudes, y en el trabajo, cuando se hace un vacío alrededor de alguien. Todo esto hace mella y va desgastando por dentro a la persona.
Algunos de los motivos más frecuentes de la ley del hielo, según los estudios psicológicos, tienen que ver con el mecanismo de castigo o recompensa, uno de los más antiguos del cerebro humano a partir de lo que se llama la parte reptiliana: afrontar o huir de las situaciones. En este caso, se enfoca en el castigo y en huir de afrontar las situaciones. Revisemos algunos motivos:
- Culpar a otros. En vez de hacerse cargo, imponen la ley de hielo como forma aparente de hacer desaparecer el problema. Huyen de su responsabilidad y se empeoran las situaciones.
- Castigar. Ignorar a otra persona es una forma de maltrato haciéndole sentir de esa forma el rigor que quien lo produce quiere evidenciar. Es una forma de agresión emocional que puede llegar a límites donde la otra parte sienta autoculpabilidad por cuestiones en las que, quizás, no tiene nada que ver. De este modo, ignorar es violencia para la persona porque se trata de una manera de manipular y agredir a través de las emociones.
- Creer que es la mejor forma. Ante la imposibilidad de comunicarse con asertividad, prefieren callar, ‘freezar’ a la otra persona y de esa forma, convierte a su víctima en un chivo expiatorio para las situaciones no resueltas.
Como puedes pensar, este comportamiento no es inocente. Hay varias consecuencias que produce en las víctimas.
En la mayoría de los casos genera traumas emocionales, sentirse abrumados por las circunstancias, sobreadaptarse con tal de revertir el vínculo cortante, altos niveles de estrés, y también, enfermedades de tipo psicosomáticas, vulnerabilidad e hipersensibilidad emocional, cambios de comportamiento y aniquilación de relaciones de todo tipo.
- ¿Cómo afrontar las situaciones en las que vives la ley del hielo?
Para afrontar mejor los comportamientos de estas características, hay algunos pasos que puedes tener en cuenta:
- No ignorar lo que te pasa: evita normalizarlo cuando observas que ya supera un período razonable para ti. Porque es justamente lo que la otra persona busca: que sientas esa presión y que se sostenga en el tiempo. Busca ayuda, consulta con un terapeuta profesional y conversa con personas de mucha confianza para que puedan escucharte y contenerte.
- Evita alterarte: seguramente este tipo de actitudes pueden sacarte de tus casillas, y ese es justamente uno de los objetivos de quien impone la ley del hielo. Por eso, en todo lo posible mantén la calma. Puedes practicar ejercicios de meditación, mindfulness, actividad física y, muy especialmente, un aspecto de la Inteligencia Emocional, la autorregulación de las emociones, para no quedar entrampados en sentimientos que no te favorezcan.
- Busca conversar y resolver las situaciones: si la persona es importante para ti es conveniente hacer el esfuerzo de hablar y expresar, desde tu perspectiva, lo que estás sintiendo y viviendo, y plantear claramente tus necesidades. Este paso requiere de valentía de tu parte, por la aparente dominancia que quiere tener la otra persona sobre ti. La intención es que obtengas información precisa para ver si aparece algún punto de encuentro que facilite reestablecer el vínculo.
- Si te daña, duele y sufres, aléjate: aunque sea terminante, necesitas escoger lo mejor para ti. Para lograrlo tienes que contar con una autoestima fuerte, sólida y bien plantada, para que, sin agresiones ni reproches, logres dejar las relaciones o ámbitos donde no sientes que te apoyan, y que te hacen ese vacío distante y frío. Recuerda siempre consultar con terapeutas profesionales que sabrán orientarte y acompañarte.
Imagen de portada: Shutterstock
--
--