En ocasiones las personas intentan escapar de la realidad; sin embargo, el ingeniero italiano Giorgio Rosa se atrevió a mucho más: diseñó y construyó su propia isla en las afueras de la costa italiana.
Giorgio Rosa, a finales de la década de 1960, decidió convertir su nuevo proyecto llamado L’isola delle Rose (La Isla de las Rosas) en un símbolo de la libertad. Rosa quería crear una especie de utopía en la que no tuviera que regirse por normas, por esta razón se ganó el apodo “el príncipe de los anarquistas”.
El proyecto fue una plataforma de 400 metros cuadrados que se levantó 26 metros por encima del suelo marino del mar Adriático, al norte de Italia. La isla contaba con su propio bar, restaurante, tienda de regalos y oficina de correos. La historia es poco conocida, incluso en Italia, con la excepción de la ciudad de Rímini, la localidad costera cercana a la isla del ingeniero.
Historia del proyecto de Giorgio Rosa
En 1967 Rosa empezó a explorar la posibilidad de crear una nación independiente en las afueras de la costa de Rímini. Las personas de la zona calificaron la idea como una locura y afirmaron que era casi imposible, ya que una construcción como esa requería de muchos conocimientos y una planificación exhaustiva.
A pesar de esto, el ingeniero italiano no desistió y empezó la construcción con un grupo de amigos y algunos trabajadores. El proyecto fue tan innovador que la tecnología utilizada fue creada por el propio Rosa. Su edificación sufrió varios inconvenientes con las tormentas que ocurrían en la zona, pero con todo y eso duró solo seis meses.
La plataforma se encontraba a 12 kilómetros de la costa, alejada por poco de las aguas territoriales italianas; esta locación le otorgaba total autonomía. Al poco tiempo de ser inaugurada Rosa declaró su independencia y la llamó la República de la Isla de las Rosas; además, se autoproclamó presidente de la nueva nación.
Problemas con las autoridades italianas y desenlace
La isla logró llamar la atención de muchos periódicos italianos, así como de turistas jóvenes que, influenciados por los hechos de la época (las protestas por los derechos civiles en los EE. UU. y la Guerra de Vietnam), buscaban un sitio donde poder disfrutar con libertad absoluta. El Gobierno italiano decidió crear falsos rumores para frenar el interés de los turistas, incluso afirmó que en la plataforma había drogas entre otras actividades ilegales.
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Los rumores creados por el gobierno no solo fracasaron en detener la fama de la isla, pues la hicieron aun más popular. El 24 de junio de 1968, casi dos meses después de su grito de independencia, fuerzas militares italianas arribaron a la plataforma y tomaron el control. Casi un año después, los militares derribaron la estructura con dinamita. Luego de la demolición una tormenta hundió la isla artificial por completo. Tiempo después el Gobierno italiano envió una carta a Rosa donde le exigía el pago del dinero gastado para construir la isla. Rosa siempre alegó que estaba en todo su derecho de construir la plataforma y que nunca violó ninguna ley.
La historia de Giorgio Rosa fue contada en una película estrenada recientemente por la plataforma de streaming Netflix. Matteo Rovere, el productor de la cinta, afirmó que, si no hubiera sido por el Gobierno italiano, Rosa habría agregado cuatro pisos más a la estructura.
Con información de BBC / Parati
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