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‘La estación de Saint-Lazare’: Claude Monet y el impresionismo de la vida moderna

‘La estación de Saint-Lazare’: Claude Monet y el impresionismo de la vida moderna

Tras varias décadas pintando en el campo, en 1877, Claude Monet desarrolla una importante fascinación por los trenes, y en consecuencia, por los paisajes urbanos y la vida moderna. ¡Conoce la historia detrás de la icónica pintura del impresionismo ‘La estación de Saint-Lazare’

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Monet, un pintor inhabitual 

A diferencia de El ferrocarril -realizada por Édouard Manet, en 1873-, donde la estación de trenes es simplemente una referencia pasajera, ubicada detrás de sus protagonistas, La estación de Saint-Lazare, de Monet, convierte a la locomotora en la protagonista del lienzo.

En ‘El ferrocarril’ (Édouard Manet, 1873) las protagonistas son la pintora impresionista Victorine Meurent, y la hija del vecino de Manet, Alphonse Hirsch – Fuente: Wikipedia.-

Fascinado por el medio de transporte que cambiaría la vida de toda su generación, el pintor de la luz recurre a un tema poco habitual de la época: los trenes. Alejado de los retratos, los paisajes y el campo -motivos que habían caracterizado su obra, hasta la fecha-, Monet abandona Argenteuil, para asentarse nuevamente en París. 

En este sentido, interesado por la incidencia de la luz en la estación parisina, el efecto del vapor, y la muchedumbre, Monet se dirigió hacia el director del ferrocarril, y solicitó permiso para retrasar la salida de uno de los trenes. Una vez que contó con la autorización, situó su caballete bajo la marquesina, y contempló el funcionamiento de las fascinantes máquinas. 

“Se oye el fragor de los trenes que se precipitan, se ve la profusión del humo que inunda los enormes cobertizos”, señaló Émile Zola, a través del Sémaphore de Marseille. “Allí es donde hoy está la pintura, en esos marcos modernos tan bellos y grandes. Nuestros artistas tienen que encontrar la poesía en las estaciones como sus padres la encontraron en los bosques y en las flores”, finalizó. 

París, al fondo

Representada a través de la arquitectura de sus edificios, la ciudad parisina se percibe al fondo del lienzo, como testigo tácito de la modernidad que implica la llegada del ferrocarril. Tal y como Monet la ha retratado, la estación le permite al espectador reconocer los edificios rosa y azules, que emergen de la neblina dorada y el humo malva de las locomotoras. 

La aparente geometría de la arquitectura metálica

Por medio de figuras geométricas -el triángulo de la marquesina, los cuadrados de los vidrios y las líneas de los pilares-, Monet construye su visión de la estación de Saint-Lazare, todavía visible, incluso a través del humo. 

‘La Gare Saint-Lazare’ es una pintura de Claude Monet, presentada en la tercera exposición impresionista, en 1877 – Fuente: Wikipedia.-

En este sentido, más allá de recrear una descripción detallada de las máquinas, el pintor busca en la luz, el color y el movimiento, la esencia intrínseca de la arquitectura. Por medio de una pincelada suelta, es capaz de reproducir la impresión de un tren que está a punto de partir.

Las volutas del humo

Inspirado por Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste, de J. M. W. Turner, pintada en 1844, Monet busca evocar cómo la locomotora se hace más presente por el humo que emana de ella, que por su misma presencia física. 

Arremolinadas bajo la marquesina, las volutas de humo azules y blancas se alargan en capas que invaden el espacio, y otorgan a la estación una sensación irreal, pero mágica, en su atmósfera. 

‘Rain, Steam, and Speed – The Great Western Railway’ es una obra del romanticismo, realizada por el pintor británico Joseph Mallord William Turner – Fuente: Wikipedia.-

La muchedumbre, minimizada ante la presencia de la máquina

De acuerdo con la página del Musée d’Orsay, La estación de Saint-Lazare conduce a una visión casi abstracta de Monet. El artista retrata a la multitud sin demasiado detalle. Los viajeros, que no son más que puntos de color, se conforman de diminutas pinceladas ocre para representar los rostros, y pequeñas formas negras, para distinguir sus formas entre la masa. 

Con información de: Grandes maestros de la pintura. Barcelona, España. Editorial Sol 90, S.L. / Musée d’Orsay / Arte-Historia / Foto: Wikimedia

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