Nuestro cerebro necesita descansar para rendir mejor cada día. Pero, ¿qué pasaría si pudieras engañar a tu cerebro “diciéndole” que has dormido muy bien y que has descansado a pesar de que no haya sido así? Pues que tu cerebro funcionará mejor. ¿Cómo se ha podido llegar a esta conclusión? Gracias al experimento llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Colorado y cuyos resultados han sido publicados por la revista Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory and Cognition.
La conclusión es tan simple como curiosa: si tu cerebro cree que has dormido bien, el funcionamiento del cerebro será óptimo. Tanto es así, que si engañamos a nuestro cerebro con lo que han denominado “el efecto placebo del sueño”, aunque hayamos pasado una noche en vela, éste trabajará a las mil maravillas.
¿Cómo es posible? Los investigadores utilizaron a 164 voluntarios como “conejillos de indias” del experimento sobre el efecto placebo. A todos ellos se les pidió que calificaran en una escala del 1 al 10 cuán profundamente habían dormido la noche anterior, al mismo tiempo que les comentaban que gracias a una nueva técnica podían medirles la calidad del sueño mediante una serie de sensores. Tras esta explicación que formaba parte del experimento pero que no era cierta, los participantes fueron divididos aleatoriamente en dos grupos.
Al primer grupo se le dijo que su sueño profundo o REM había sido un 28,7% del tiempo total de descanso. Al segundo grupo, se le informó que su cifra había sido un 16,2%, muy por debajo de la media. Tras comentar estos pormenores, ambos grupos fueron invitados a una conferencia sobre cómo conseguir dormir más, aduciendo que durmiendo más y mejor se conseguía mejorar la función cognitiva. A continuación los investigadores realizaron una serie de pruebas que evaluaban la atención auditiva y la velocidad de procesamiento (habilidades en las que más se acusa la falta de sueño).
A los participantes que se les dijo que habían dormido peor, contestaron mal las pruebas, sin tener en cuenta cómo pensaban ellos mismos que habían dormido la noche anterior. Al grupo que se le dijo que había dormido mejor realizó las pruebas significativamente mejor de lo esperado.
Esto probó que la información sobre el sueño fue mucho más determinante que la calidad del sueño en sí misma. Este efecto placebo del sueño demuestra que es posible “engañar” al cerebro para mejorar su funcionamiento, y que todavía queda mucho por explorar sobre el efecto placebo.
Con información de: Muy Interesante | Foto: Siesta / Shutterstock
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