Reynhard Sinaga llegó a Manchester para estudiar, pero ahí se convertiría en el violador más prolífico en la historia legal de Reino Unido.
En 2007 consiguió una visa estudiantil para ir a Reino Unido, donde cursó un máster artístico en sociología; luego en 2012 comenzaría a estudiar un doctorado filosófico de geografía humana en la Universidad de Leeds, el cual no pudo finalizar debido a su detención en 2017.
Sus amigos comentan que la razón por la que estudiaba sin parar es porque no quería regresar a Indonesia, y así podía alargar el tiempo de su visa estudiantil británica. Incluso, una de sus amigas le aconsejaba pedir asilo, ya que no podría vivir tranquilamente en Indonesia siendo abiertamente homosexual.
Sinaga tenía su departamento en un distrito estudiantil cuya ubicación era muy cercana a discotecas gay y ambientes nocturnos en general.
Sus víctimas en general eran hombres heterosexuales que rondaban los 20 años de edad. Sinaga los llevaba a su departamento con algún pretexto y una vez que llegaban al domicilio les suministraba una droga llamada GHB, una sustancia ácida que los dejaba completamente inconscientes, hasta el punto de que sus víctimas no tenían conocimientos de los abusos.
Sinaga repitió este proceso al menos 190 veces y la policía comenta que no solía utilizar condón; aun así resultó negativo en las pruebas de enfermedades de transmisión sexual.
Si te preguntas por qué existe un número tan exacto de perjudicados, es porque el perpetuador grababa todos sus encuentros sexuales y conservaba algún objeto de la víctima, como teléfonos, tarjetas bancarias o prendas de vestir. Gracias a esto, la policía pudo interrogar a muchas de sus víctimas, y la mayoría no tenía idea de lo que les había ocurrido, ya que, además de los efectos de la droga, todos concuerdan en que Sinaga era una persona amigable y carismática.
Lo más enervante del caso de Sinaga, es que tanto sus amigos, antiguos novios, como incluso sus víctimas, consideraban que era alguien que inspiraba confianza y además parecía inofensivo por ser un hombre delgado y de baja estatura. Sin embargo, nunca dejaba que sus amigos visitaran su cuarto, que es donde guardaba los videos y pertenencias de las víctimas.
Algunos de los agredidos no han podido ser identificados a través de los videos, y la mayoría de las víctimas comprobadas se negó a declarar en juicio por vergüenza y así evitar el estigma social.
Su padre, quien era el responsable de pagar su departamento y universidades en el país europeo, declaró que su hijo merecía la condena que se le estaba aplicando. Su madre, por su lado, declaró que no sabía que su hijo era gay y dijo que una de las víctimas mentía. La mujer se presentó en la primera audiencia del juicio de su hijo, pero no volvió a aparecer en los tribunales.
La defensa del acusado no pudo decir prácticamente nada a su favor, solo aceptó “las obvias pruebas” e instó para que el personal psiquiátrico o carcelario tuviese extremo cuidado de Sinaga por estar propensos a ser agredidos por él.
En enero de 2020 se publicó en los medios más importantes de Reino Unido que Sinaga cumplirá sentencia de cadena perpetua o por lo menos 30 años en prisión, sin derecho a libertad condicional.
Con información de: BBC / The Guardian / Drug Abuse
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