Imagina por un momento el escenario: es septiembre de 1984 en The Dalles, una pequeña ciudad del condado de Wasco en Oregón. Los restaurantes locales están llenos como cualquier día normal, y los comensales se sirven tranquilamente de las barras de ensaladas. Nadie sospecha que están consumiendo el primer y más devastador ataque bioterrorista de la historia de Estados Unidos.
En cuestión de días, 751 personas cayeron enfermas con síntomas de envenenamiento por salmonela. Los hospitales se saturaron, 45 personas requirieron hospitalización, y una mujer embarazada de 34 años casi perdió la vida junto a su bebé, quien nació en shock séptico. Lo que parecía un brote alimentario se convertiría en una de las historias más escalofriantes de manipulación política y fanatismo religioso que Estados Unidos haya conocido.
El culto que llegó del desierto
Para entender esta historia, tenemos que retroceder a 1981, cuando Bhagwan Shree Rajneesh —más tarde conocido como Osho— y sus seguidores llegaron a Oregón desde India. El controvertido gurú había construido un imperio espiritual basado en una mezcla explosiva de misticismo oriental, libertad sexual radical y capitalismo desenfrenado. Sus devotos, conocidos como los Rajneeshees, se distinguían por vestir únicamente ropas de colores naranjas, rojos y púrpuras.
En realidad, la comunidad que establecieron en un rancho de 64,000 acres era cualquier cosa menos pacífica. Rajneeshpuram, como la bautizaron, se convirtió rápidamente en una ciudad con sus propios departamentos de bomberos y policía, restaurantes, centros comerciales, una pista de aterrizaje y un sistema de transporte público. El gurú, conocido por sus más de 90 automóviles Rolls-Royce, predicaba la abolición de la familia tradicional y promovía encuentros terapéuticos que muchas veces involucraban violencia y promiscuidad sexual.
La escalada hacia el control político
Lo que comenzó como un experimento comunal pronto se transformó en una máquina de control político. Los Rajneeshees no tardaron en poner sus ojos en el pequeño pueblo de Antelope, a solo 18 millas de su rancho. Su estrategia fue tan simple como efectiva: inundaron el pueblo con nuevos residentes.
En abril de 1982, cuando los residentes originales de Antelope intentaron desincorporar la ciudad para frenar la invasión, ya era demasiado tarde. Los nuevos votantes Rajneeshees los superaban en número, y no solo mantuvieron la incorporación: cambiaron el nombre del pueblo a «Rajneesh». Era apenas el primer acto de una obra que se volvería cada vez más siniestra.
Pero los líderes del culto tenían ambiciones más grandes. Su verdadero objetivo era controlar el gobierno del condado de Wasco, y para ello necesitaban ganar dos de los tres asientos en el Tribunal del Condado que estaban en disputa en las elecciones de noviembre de 1984.
Ma Anand Sheela: La arquitecta del terror
En el centro de esta conspiración estaba Ma Anand Sheela, la secretaria personal de Rajneesh y verdadera líder operativa del culto. Descrita por quienes la conocieron como una mujer carismática pero despiadada, Sheela no conocía límites cuando se trataba de servir a su maestro.
Cuando se dieron cuenta de que no tenían suficientes votos para ganar las elecciones del condado, Sheela y sus colaboradores idearon un plan que la verdad es que suena sacado de una novela de terror: incapacitar a los votantes de The Dalles envenenándolos.
La operación comenzó con la Ma Anand Puja, enfermera practicante y directora de la Corporación Médica Rajneesh, quien junto a Sheela adquirió la bacteria Salmonella enterica Typhimurium de una empresa de suministros médicos. En los laboratorios de Rajneeshpuram, cultivaron el patógeno hasta convertirlo en un líquido marrón y maloliente que sería su arma biológica.
El ensayo general: Dos víctimas de prueba
Antes del ataque masivo, los conspiradores decidieron probar la efectividad de su arma biológica. El 29 de agosto de 1984, envenenaron los vasos de agua de dos funcionarios del condado que visitaban el rancho. El juez del condado de Wasco, Bill Hulse, enfermó tan gravemente que tuvo que ser hospitalizado durante cuatro días y, según los reportes, estuvo al borde de la muerte.
El éxito macabro de esta prueba convenció a Sheela de que era hora de proceder con el ataque a gran escala. «Si hay que elegir entre mil personas no iluminadas o un maestro iluminado, siempre debes elegir al maestro iluminado», le dijo a uno de sus asistentes, revelando la mentalidad fanática que impulsaba sus acciones.
El ataque: Terror en las barras de ensaladas
En septiembre de 1984, Sheela organizó varios equipos y les entregó viales del líquido letal. Los miembros del culto se vistieron con ropa común y corriente para infiltrarse en 10 restaurantes de The Dalles. Con una frialdad que escalofría, rociaron la bacteria sobre las barras de ensaladas, la mezclaron en aderezos para ensaladas, la vertieron en envases de crema para café y la esparcieron sobre productos frescos.
Puja supervisó personalmente gran parte de la operación y, según testigos, «vertía la salmonela con tal estilo» que otros miembros del culto temían que fuera descubierta. «Vamos a divertirnos un poco», le había dicho Sheela a Puja antes del ataque, una frase que revela la naturaleza psicopática de la operación.
Los restaurantes afectados incluían desde establecimientos de comida rápida hasta lugares más tradicionales. Lo que hace este ataque aún más escalofriante es la precisión con la que fue ejecutado: solo las barras de ensaladas fueron contaminadas, demostrando que no fue un accidente sino un acto deliberadamente calculado.
El caos y la investigación
Los resultados fueron devastadores. En dos oleadas distintas —del 9 al 18 de septiembre y del 19 de septiembre al 10 de octubre— 751 personas desarrollaron salmonelosis severa. Los síntomas incluían diarrea, fiebre, escalofríos, náuseas, vómitos, dolores de cabeza y dolor abdominal. Para una comunidad que normalmente reportaba menos de 5 casos de salmonela al año, la explosión súbita de casos era claramente anómala.
Lo más inquietante era la naturaleza selectiva del brote. Las víctimas eran únicamente aquellas que habían comido de las barras de ensaladas, mientras que quienes ordenaron comida para llevar del mismo restaurante permanecieron ilesos. Incluso banquetes privados dentro de los restaurantes afectados no reportaron casos, a pesar de usar la misma comida y los mismos manipuladores de alimentos.
La investigación inicial de la División de Salud Pública de Oregón y los Centros para el Control de Enfermedades concluyó inicialmente que el brote se debía a manipulación inadecuada de alimentos. Sin embargo, esta explicación no satisfacía las inconsistencias observadas.
La verdad sale a la luz
No fue hasta febrero de 1985 que se confirmó la contaminación deliberada. El congresista James H. Weaver dio un discurso en la Cámara de Representantes acusando a los Rajneeshees de rociar cultivos de salmonela en los ingredientes de las barras de ensaladas.
En septiembre de 1985, en una sorprendente vuelta de los acontecimientos, el propio Rajneesh denunció públicamente a Sheela y varios de sus seguidores, acusándolos de participar en este y otros crímenes, incluyendo un plan abortado para asesinar a un fiscal federal de Estados Unidos.
Cuando el FBI ejecutó órdenes de allanamiento en Rajneeshpuram, encontraron evidencia abrumadora: una muestra de bacteria en un laboratorio médico del rancho que coincidía exactamente con el contaminante que había enfermado a los residentes de la ciudad. Los investigadores también descubrieron un escenario que Skeels describió como «un secador-congelador bacteriológico para la producción a gran escala» de microbios.
El colapso y las consecuencias
Ma Anand Sheela y Ma Anand Puja fueron arrestadas y condenadas por intento de asesinato. Sheela fue sentenciada a 20 años de prisión pero solo cumplió 29 meses en una prisión federal de seguridad mínima. Puja recibió una sentencia de cuatro años y medio.
El propio Rajneesh fue deportado de Estados Unidos en 1985 como parte de un acuerdo de culpabilidad relacionado con fraude de inmigración. Posteriormente, 21 países le negaron la entrada, y finalmente regresó a India, donde murió en 1990 a los 58 años por enfermedad cardíaca.
Rajneeshpuram se convirtió en otro pueblo fantasma del oeste americano, y desde 1999, un campamento juvenil cristiano utiliza las muchas instalaciones y edificios que una vez albergaron al culto.
Un legado de terror científico
Este ataque representa uno de solo dos usos terroristas confirmados de armas biológicas para dañar humanos y permanece como el ataque bioterrorista más grande en la historia de Estados Unidos. La investigación también reveló experimentación en Rajneeshpuram con venenos, químicos y bacterias que se había llevado a cabo durante 1984 y 1985.
Los investigadores encontraron una copia de The Anarchist Cookbook y literatura sobre la fabricación y uso de explosivos y guerra biológica militar. Además, creían que la comuna había llevado a cabo ataques similares en Salem, Portland y otras ciudades de Oregón.
El documental que revivió la Historia
En 2018, Netflix lanzó «Wild Wild Country», una serie documental de seis partes que puso nuevamente esta historia en el centro de atención pública. La serie, que ganó el Emmy al Mejor Documental o Serie de No Ficción, presenta entrevistas con varios ex devotos de Rajneesh y examina tanto las perspectivas de los miembros del culto como las de los residentes locales afectados.
El fanatismo y el poder
La historia de Rajneeshpuram sirve como un recordatorio escalofriante de cómo el fanatismo religioso, combinado con la sed de poder político, puede llevar a actos de violencia inimaginables. La capacidad de Sheela para justificar el envenenamiento masivo de civiles inocentes en nombre de la «iluminación» espiritual revela las profundidades a las que puede llegar la manipulación psicológica.
Y la verdad es que esta historia nos deja con preguntas inquietantes: ¿cómo una comunidad que predicaba el amor y la aceptación pudo planear y ejecutar un ataque tan despiadado? ¿Qué hace que personas aparentemente normales se conviertan en cómplices de actos terroristas?
El caso de los Rajneeshees demuestra que el bioterrorismo no requiere de tecnología sofisticada o recursos estatales masivos. Con conocimientos básicos de microbiología y acceso a agentes patógenos, un grupo relativamente pequeño puede causar devastación a gran escala.
Cuarenta años después, mientras el mundo enfrenta nuevas amenazas de bioterrorismo, la historia de The Dalles permanece como una advertencia sombría de que el terror puede servirse en un plato, literalmente.
Con información de: Wikipedia / nih / biography / britannica / nytimes / uoregon / people
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