Esta ciudad, cargada de un fuerte contenido histórico, se encuentra ubicada entre dos continentes: Europa y Asia. Desde su fundación, luego de diferentes gobiernos, conflictos y sucesos se ha convertido en uno de los territorios más importantes e influyentes del mundo antiguo y actual.
Geográficamente las diferentes porciones de la ciudad se encuentran divididas por un cuerpo de agua significativo. La parte europea se separa de la asiática por el estrecho del Bósforo, el cual posee 31 kilómetros de longitud y sirve como frontera natural entre los dos continentes, al ser una vía fluvial que concatena el mar Negro con el mar Mármara.
La ciudad intercontinental ubicada en Turquía, fue denominada hasta el año 330 como Bizancio, y posteriormente, desde esa fecha hasta 1453, se le conoció como Constantinopla; siendo heredera de diferentes culturas como la griega y la romana, producto de las ocupaciones y conflictos entre sociedades y civilizaciones.
Fue capital del Imperio romano de Oriente, del Imperio otomano, del Imperio bizantino y del latino. Al inicio, Bizancio fue fundada en el año 667 a. C. por los griegos, a lo largo del Cuerno de Oro, el cual es una histórica desembocadura a la entrada del estrecho del Bósforo, que como fue mencionado antes, divide la ciudad.
Fue ocupada en el siglo V a. C. por los persas, quienes destruyeron a ciudad, la cual se mantuvo en un estado precario hasta el 479 a. C. cuando el espartano Pausanias comenzó su reconstrucción. Entre el 409 a. C. y el 390 a. C., se enfrentaron constantemente los atenienses y los espartanos por este territorio, motivados por su especial ubicación y riquezas, entre otras cosas.
Mientras reinó Alejandro Magno, 336 a 323 a. C., estuvo dominada por los macedonios, hasta que fue conquistada por los celtas en el 279 a. C. hasta el año 191 a. C., cuando fue reconocida por el Imperio romano como ciudad libre hasta el año 100 a. C.; momento en el que la sometió la República.
Fue Constantino I el Grande, quien comenzó a erigir en este territorio ‘la nueva Roma’ a imagen de las otras grandes ciudades europeas de la época. Su construcción duró desde el 324 hasta el 330, cuando fue denominada -en este último año- como Constantinopla o ciudad de Constantino, convirtiéndola en la capital del Imperio bizantino, conocido también como el Imperio romano de Oriente.
Para los habitantes del territorio, esta siempre fue considerada como una capital romana, debido a que estaba construida sobre “siete colinas”, como Roma, y dividida en catorce regiones, de las cuales la mayoría se encontraba dentro de las murallas que rodeaban la ciudad. La ciudad y sus autoridades controlaban la ruta y el paso marítimo y terrestre de la zona, gracias a su clave ubicación entre Europa y Asia.
Se le consideró la gran ciudad medieval, al estar llena de éxito y prosperidad, mientras que la otra mitad del Imperio se encontraba enfrentando una profunda crisis en todos los ámbitos: político, social, económico… Desde el siglo VII sufrió diferentes situaciones que afectaron a su organización general y sus habitantes.
La ciudad aumentó drásticamente su número de habitantes, enfrentó crisis, vivió otra etapa de resplandor luego del Cisma de Oriente, y conoció de primera mano las cruzadas y la forma en la que estas afectaron al Imperio; pero al mismo tiempo, siempre logró conservar como ciudad la importancia de ser el centro comercial y cultural del Mediterráneo.
Se le conoció como Constantinopla hasta la caída del Imperio romano de Oriente en 1453, no siendo denominada en Europa como Estambul sino hasta el siglo XX. Fue en el período del Imperio otomano, luego de varios conflictos con los turcos -transcurriendo el mismo año de la caída del Imperio romano-, cuando cae a mano de estos, marcando con este hecho el final de la Edad Media.
La ciudad pasó por una profunda transformación: de bizantina imperial a otomana, de cristiano ortodoxa a islámica. No es sino hasta 1923, cuando se establece la República de Turquía, y se traslada la capital del país a Ankara, dejando de lado por primera vez en siglos, a la antigua Bizancio, como una ciudad distinta a la capital del territorio.
En 1930 adopta oficialmente el nombre de Estambul, y alrededor del siglo XX es escenario de grandes cambios sociales y desarrollos estructurales que transforman la ciudad, volviéndola una potencia hasta la actualidad. A mediados de siglo se inician los trámites para integrarla a la Unión Europea, firmando el Acuerdo de Ankara.
Estambul es una ciudad muy atractiva para los migrantes, debido a su desarrollo económico y social y las posibilidades de empleo que allí se encuentran, al seguir siendo un canal conductor entre territorios de dos continentes diferentes. Actualmente Turquía, país que contiene entre sus fronteras a la ciudad de Estambul, aún se encuentra en trámites para ingresar a la Unión Europea, debido a que solo una pequeña parte de su territorio se encuentra en el continente europeo.
En Estambul es común y cotidiano, pasar de un continente a otro en cuestión de minutos, cosa que resulta muy extraña para los visitantes y turistas en la ciudad. Muchas de las personas que conviven en la urbe, poseen sus viviendas en un continente y van al otro para realizar diferentes tareas o asistir a sus trabajos.
La mayor parte de Turquía, aproximadamente 90%, esta ubicada en Asia, pero en el caso de Estambul, la mayor cantidad de habitantes se encuentra en la parte europea. Se estima que 65% de la población de la ciudad se encuentra en el continente europeo, mientras que el restante 35% hace vida en el sector asiático.
Con información de: DESTINO INFINITO | PULSO | Foto: Shutterstock
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