¿Alguna vez has escuchado sobre la higiene de los europeos en la época de la conquista de América? Su aversión al baño contrastaba notablemente con la costumbre de los indígenas… ¿Por qué? ¡Te contamos sobre la higiene en Occidente!
Las costumbres de higiene de los griegos y los romanos
Las primeras prácticas de baño europeas son heredadas de Grecia. Los griegos contaban con baños públicos vinculado al gimnasio. Estos lugares contenían pequeñas bañeras, lavabos y baños de pies para mantener la higiene de los deportistas.
Los romanos adquirieron la tradición e incluso aumentaron el tamaño de los baños públicos. No obstante, para los romanos no se trataba solo de una cuestión de higiene, también era un rito de recreación para establecer relaciones sociales. Gracias a la innovación tecnológica contaban con acueductos suficientes y eficaces, además de habitaciones para el baño frío, el templado y el caliente.
Estos rituales para todo el pueblo se perdieron en la Edad Media, debido a la falta de mantenimiento de los acueductos. No obstante, el baño era una costumbre de refinamiento en Francia y en regiones de Europa hasta el siglo XVI… ¿Qué fue lo que sucedió?
Los mitos sobre el baño
La religión fue una de las razones de peso, el puritanismo veía con malos ojos la exploración personal del cuerpo y su exhibición: en los baños públicos se generaban constantemente escenas eróticas que iban en contra de la moral cristiana. En España, particularmente, la aversión a los baños se acrecentó debido a la invasión de los moros.
Los extranjeros invasores tenían costumbres higiénicas marcadas, gustaban de fuentes, piscinas y baños. Poseían una tradición que chocaba con la cristiana, por lo cual se comenzó a esparcir la creencia en la sociedad cristiana de que el baño era inmoral. No practicar esta limpieza era visto como una virtud.
Otra razón fundamental fue la investigación de los humores y la peste negra. El rey Felipe VI ordenó a la Universidad de París hacer un estudio para determinar las causas de la peste negra. Según los especialistas de la época, “el agua caliente abre los poros y permite que las miasmas, en otras palabras, aires malsanos, entren al organismo y desequilibren los humores, permitiendo la entrada de la enfermedad”. La suciedad protegía al cuerpo según este estudio, por ello, se cerraron definitivamente las casas de baños en toda Europa.
Las verdades sobre la higiene en Occidente
La higiene consistía entonces en mantener las ropas limpias, disimular las imperfecciones del rostro, utilizar vinagre, crema y perfumes para enmascarar el mal olor.
Estos hábitos contrastaron con la costumbre de los aztecas, por ejemplo, quienes usaban plantas especiales que producían espuma para enjabonarse y solían bañarse todos los días, lavarse las manos y la boca después de cada comida. Para los conquistadores esto fue sorprendente, que no cambiarían de hábitos hasta la época de la Ilustración, cuando eruditos como Rousseau recomiendan el aseo personal diario y tumban falsos mitos como el de los humores.
Con información de: Natgeo / El español / Foto: Shutterstock
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