El 31 de julio de 1944, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Antoine de Saint-Exupéry -autor de ‘El principito’ y uno de los autores más influyentes del siglo XX-, desapareció en una misión al sur de Francia para más nunca regresar. ¡Te invitamos a conocer la historia del último vuelo de Saint-Exupéry!
Antoine de Saint-Exupéry, un apasionado por la aviación
Durante los primeros años de 1900, el arte de la aviación seguía siendo una disciplina en constante desarrollo. Para comienzos del siglo XX, antes del inicio de la Primera Guerra Mundial, el enigma detrás de los aeroplanos se constituía como una de las pasiones más recurrentes en los jóvenes de la época.
Nacido el 29 de junio de 1900 en Lyon, Francia, el joven Antoine de Saint-Exupéry no fue la excepción a los cientos de niños que acudían asombrados a contemplar las avionetas que sobrevolaban el aeródromo rural de Ambérieu, en su ciudad natal.
Fue así como en 1921, en Estrasburgo, Saint-Exupéry se volvió cadete de la aviación militar francesa, dando inicio al sueño que lo había perseguido durante toda su vida.
El 31 de julio de 1944, el último vuelo de Saint-Exupéry
En la primavera de 1944, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Saint-Exupéry fue asignado a una importante misión a Cerdeña y Córcega, en una unidad que se encargaría de realizar el reconocimiento fotográfico de posiciones alemanas que se encontraban en Provenza, al sur de Francia.
En la mañana del 31 de julio de 1944, Saint-Exupéry despegó de su avión, un Lightning P-38, en lo que correspondería a un vuelo de 6 horas. No obstante, el icónico aviador y autor de El principito no regresaría jamás.
El misterio de la desaparición de Saint-Exupéry
Durante más de cinco décadas, el misterio de la desaparición del escritor y aviador se mantuvo, no solo en Francia, sino en el resto del mundo.
No obstante, en 1998, Jean Claude Antoine, un pescador de la isla de Riou, al sureste de Marsella, se encontraba trabajando cuando, para su sorpresa, halló en sus redes una pulsera muy particular.
Al sostenerla, se percató de que esta contaba con una inscripción que la identificaban como propiedad de Antoine de Saint-Exupéry, pues estaba grabado tanto su nombre como el de su esposa, Consuelo de Saint-Exupéry.
Ante este descubrimiento, el brazalete fue llevado a Comex, una empresa de buceo profundo. Allí, Henri Germain Delauze, presidente de la compañía, decidió iniciar una búsqueda exhaustiva para rastrear, nuevamente, el Lightning P-38 de Saint-Exupéry.
Los restos del avión de Saint-Exupéry
Si bien no fue en este momento cuando se consiguieron los restos del avión del icónico escritor, la llegada del buzo Luc Vanrell al equipo de búsqueda implicó un elemento clave en cómo se desencadenaron los hechos determinantes para dar con el paradero del avión.
Resulta que Luc Vanrell había fungido como fotógrafo en la década de los 80, y específicamente en 1982, fue el encargado de llevar el registro fotográfico de un depósito de chatarra en las cercanías de la isla de Riou, donde el pescador habría encontrado el brazalete.
Finalmente, en mayo del 2000, fue entregado un informe al Ministerio de Cultura Francesa, en exposición de todos los descubrimientos realizados sobre el caso hasta el momento.
A pesar de que los fragmentos del avión se encontraban sumamente dispersos, en efecto, se trataba del Lightning P-38 que habían estado buscando desde hace tantos años.
Horst Rippert, el piloto alemán que confesó haber derribado a Saint-Exupéry
Durante el año 2008, un experiodista alemán de 86 años declaró que en su juventud habría ejercido como piloto de guerra, en virtud de su país.
«Todo ocurrió cerca de Toulon. Él volaba 3.000 metros más alto que yo, que estaba efectuando una misión de reconocimiento. Vi sus insignias tricolores y maniobré para instalarme a su cola y derribarle», explicó Rippert.
«Fue uno de mis 28 derribos. Yo nunca apunté contra personas, y le diré más: de haber sabido que Saint-Exupéry iba en ese avión, no hubiera disparado. Ya entonces había leído todos sus libros, era un escritor célebre. Pero yo no lo sabía, ni siquiera hoy puedo estar del todo seguro», concluyó el expiloto.
Con información de: National Geographic / El País / ABC
--
--