Dimitrius Schuster-Koloamatangi, es Dek es un personaje que navega conflictos internos profundos en un entorno distópico. Conversé en exclusiva con él sobre cómo el drama familiar impulsa la trama y el mensaje inspirador que el actor espera que el público se lleve. Esta entrega no solo ofrece acción trepidante, sino que invita a reflexionar sobre tradiciones tóxicas y la capacidad de forjar un camino propio, temas que resuenan en audiencias adultas que buscan historias con sustancia pero también es fácil de digerir para un público más joven.
La película, ambientada en un planeta remoto, sigue a Dek en su lucha por encajar en un clan implacable. Con elementos de comedia y una banda sonora memorable, equilibra la adrenalina con momentos emocionales que hacen que sientas empat[ia por los personajes. Schuster-Koloamatangi, con su herencia samoana y tongana, aporta autenticidad a un rol que desafía estereotipos culturales. Además, por ser esta la primera vez que la saga pone a un Depredador en el centro, se aprovechó la oportunidad para explorar sus vulnerabilidades más allá de la caza.
El núcleo del conflicto: una dinámica familiar compleja
El drama familiar en Predator: Badlands es uno de los pilares que distinguen esta entrega de sus predecesoras. Dimitrius Schuster-Koloamatangi describe la familia de su personaje como “bastante dura”. Desde el comienzo de la película, se introduce a su hermano y a su padre, estableciendo una relación tensa y complicada. “Dek, mi personaje, nace más pequeño y es considerado el debilucho entre su clan”, explica el actor en nuestra conversación. En esa cultura guerrera, se espera “eliminar a los débiles”, es decir, deshacerse de los que no cumplen con los estándares para mantener la fuerza del grupo. Esto genera una tensión palpable, especialmente entre Dek y su padre: “Hay un poco de tensión entre él y el padre. No quiero decir demasiado para no spoilear”.
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Estos elementos no solo añaden profundidad a la narrativa, sino que hacen eco de conflictos reales que muchos enfrentan en sus vidas cotidianas. Como le comenté a Dimitrius, desde mi perspectiva latina: “¡Hay tanto drama familiar en esta película… ” casi como una telenovela. El actor detrás de la máscara de Depredador: Tierras salvajes asiente y ríe, reconociendo que esta capa emocional transforma la película en algo más que batallas épicas entre extraterrestres y persecuciones. Además, el personaje de Thea, interpretado por Elle Fanning, comparte paralelismos familiares similares. “No lo vamos a spoilear, pero vamos al mismo lugar, sí”, dice el actor, insinuando que ambos protagonistas lidian con legados opresivos que deben superar.
Para mi este enfoque en dinámicas tóxicas eleva el film, convirtiéndolo en una exploración de identidad en un mundo brutal. El director Dan Trachtenberg, conocido por Prey y Depredador: Cazador de asesinos, usa el sci-fi para diseccionar estas relaciones, basándose en un guion de Patrick Aison que prioriza el desarrollo de personajes sobre efectos especiales.
Este drama no es gratuito; sirve como catalizador para el crecimiento de Dek. Porque pertenece a un clan donde el tamaño y la fuerza dictan tu valor: Dek, al ser “más pequeño”, se convierte en el marginado, obligándolo a cuestionar normas culturales arraigadas. Schuster-Koloamatangi, infunde realismo a esta lucha. “Es una dinámica un poco complicada la que tienen”, resume, capturando la esencia de familias con expectativas rigurosas. Y es que esta trama se inspira en mitos guerreros, adaptados a un contexto alienígena para hacerla universal.
Muchos de nosotros hemos sentido esa presión de no “pasar el corte” en entornos familiares o sociales. En la película, esta tensión se construye de manera orgánica, con escenas que alternan entre acción y diálogos cargados de emoción. No es solo sobre pelear contra enemigos externos, sino contra los internos, como el rechazo paternal. Esto hace que Predator: Badlands se sienta fresca, especialmente para un público que aprecia historias con capas, no solo explosiones. Y hablando de capas, la banda sonora ayuda a acentuar estos momentos, con tracks que van de lo intenso del rock a lo introspectivo de las cuerdas clásicas, haciendo que se quede contigo mucho después de los créditos.
Dimitrius Schuster-Koloamatangi: autenticidad desde Nueva Zelanda
Para entender mejor el impacto de este drama, vale la pena conocer a Dimitrius Schuster-Koloamatangi, el actor que da vida a Dek. Nacido el 6 de febrero de 2001 en Auckland, Nueva Zelanda, con un padre tongano y una madre samoana, Schuster-Koloamatangi creció inmerso en culturas del Pacífico que valoran la comunidad y la fuerza. Su debut actoral llegó siendo adolescente en la serie neozelandesa The Panthers, donde interpretó a Will ’Ilolahia, un personaje que lidiaba con temas de resistencia cultural en los años 70.
Con solo 24 años al estreno de Predator: Badlands en 2025, ha mostrando versatilidad en roles emocionales y físicos. Para este rol, se preparó con entrenamiento intensivo, capturando la esencia de un “debilucho” que evoluciona. “Especialmente cuando filmas, tienes que alimentar a ese chico”, bromea en la entrevista, refiriéndose al hambre voraz de Dek. Su colaboración con Elle Fanning fue clave, explorando temas generacionales que unen a sus personajes. En un video de promoción, ambos discuten cómo el set fomentó improvisaciones que enriquecieron el drama familiar. Esta autenticidad aporta credibilidad al proyecto, con un actor experimentado en narrativas culturales.
Para fans que siguen carreras emergentes, este actor es uno a vigilar, ya que combina fuerza física con sensibilidad emocional, perfecto para este nuevo Depredador con corazón.
La enseñanza principal: rechazar lo tóxico y forjar tu destino
Más allá del entretenimiento, Dimitrius Schuster-Koloamatangi espera que Predator: Badlands deje una lección duradera en el público. El viaje de Dek se centra en “forjar tu propio camino, ya sabes, no dejando que cosas que son culturalmente o socialmente aceptables o alentadas te detengan”. El actor enfatiza que no nacemos confinados en “cajitas”, pero a menudo nos acomodamos en espacios familiares por comodidad. Tanto Dek como Thea rechazan elementos “que se consideran tóxicos”, simbolizando a una “generación más joven” que impulsa el cambio.
“Si algo, espero que la gente pueda llevarse eso de la película, ya sabes, que eres capaz de crear tu propio destino, algo así, y forjar tu propio camino”, agrega con convicción. “No necesitas mirar a otros o depender del pasado para seguir adelante, ya sabes, puedes depender de ti mismo, depender de las personas con las que conectas en tu viaje y sí, avanzar”. Esta enseñanza resuena en un mundo donde muchos cuestionan tradiciones obsoletas, desde presiones laborales hasta expectativas familiares.
En este caso vemos como la ciencia ficció se pone al servicio del empoderamiento, con Schuster-Koloamatangi como un protagonista que inspira resiliencia. El actor, habiendo forjado su carrera en una industria competitiva, encarna esta filosofía, como se ve en su trayectoria documentada.
La película equilibra esta profundidad con toques ligeros, como la comedia que surge de situaciones inesperadas. “Tiene todos esos elementos que siento que la gente se puede identificar con ellos, y conectar con estos temas”, dice Schuster-Koloamatangi, refiriéndose a la mezcla de acción, música y humor que complementa el drama. Es como si el film dijera: sí, la vida tiene conflictos, pero también momentos para reír y crecer. Esta balance hace que el mensaje no suene predicador, sino natural, invitándote a reflexionar sin esfuerzo.
Y no olvidemos cómo esto se conecta con la generación actual: en un mundo de redes sociales y presiones constantes, forjar tu camino es clave. Dek no se rinde; evoluciona, y eso es lo que Schuster-Koloamatangi quiere que te lleves. No es solo una película de aliens; es un recordatorio sutil de que puedes romper cadenas familiares o culturales.
Un cierre con humor: el regalo ideal para Dek
Para aligerar el tono intenso del nuestra conversación con Dimitrius le pedí que imaginara un regalo navideño para su personaje: “¿Para mi personaje? Probablemente una vaca. Creo que pondría una vaca, se pone bastante hambriento… especialmente cuando filmas, tienes que alimentar a ese chico, así que sí, quizás solo una vaca grande, puede estar viva para que pueda divertirse cazándola”.
En resumen, Predator: Badlands redefine la saga al priorizar el drama familiar y lecciones de autonomía. Con Dimitrius Schuster-Koloamatangi al frente y so química con Elle Fanning, ofrecen una narrativa que invita a reflexionar sobre nuestro propio camino. Si buscas cine que entretiene y motiva, esta es una opción imperdible para desconectar y pensar.
Aprovecha la oportunidad de ver esta película en el cine, es una experiencia increíble. Y, si estás en Estados Unidos, podrías verla completamente en español con la app TheaterEars puedes descargarla aquí.
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