La mitología maorí la llamaba Pouakai o Hokioi, pero años después, se descubrió que este peligroso cazador fue real y que era capaz de devorar seres vivos que le doblaban el tamaño… ¿Quieres saber más sobre el águila de Haast?
El término maorí se utiliza para denominar a los habitantes nativos de la actual Nueva Zelanda y de otras islas polinesias, y como todos los pueblos indígenas, los maorís poseen una cultura rica en cuanto a leyendas y mitología se refiere.
Una de las leyendas más particulares (y que más asustaba a los turistas) es la de un águila capaz de devorar humanos y que además posee garras de tigre. Los nativos llamaban a estas aves gigantes como Hokioi, Poukai o Hakawai, pero no hay certeza de que se hayan referido al águila con garras de tigre u a otras aves extintas, únicas del actual territorio neozelandés.
El antiguo premier neozelandés describió a la mitológica criatura diciendo que “tenía color blanco y negro, con una cresta roja sobre su cabeza y las puntas de las alas teñidas de amarillo y verde”.
La ciencia no ha podido demostrar si los dragones o los hipogrifos existen, o existieron, pero sorprendentemente, el águila con garras de tigre sí lo hizo. Su nombre científico es Harpagornis moorei, y es comúnmente llamada “águila de Haast”, ya que los restos de uno de estos especímenes fueron descubiertos por primera vez por el geólogo Julius von Haast.
Cuando se descubrió al águila de Haast, los científicos consideraron que un animal así debía ser carroñero, pero un estudio por parte de investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur y del Museo de Canterbury, descubrieron que era un águila carnívoro y que era capaz de devorar presas mucho mayores que ella.
El águila “de garras de tigre”, una vez que abría sus alas, medía tres metros y pesaba más de 18 kg. La dieta predilecta de esta ave era otro famoso animal extinto llamado moa, que pesaba 250 kg, y aun así era una presa cotidiana para el águila devora humanos, ya que sus garras eran incluso más grandes que las de un tigre de nuestros tiempos.
Aunque el águila de Haast era un depredador del que la sociedad moderna no tendría mucha defensa, las águilas que conocemos actualmente también pueden ser muy peligrosas. Según el naturalista Félix Pouchet, a mediados del siglo XIX, una niña suiza fue raptada por un ave y posteriormente fueron encontrados sus restos semanas después. Un caso similar ocurrió en 2019, cuando un niño pequeño de la zona somalí de Etiopía fue capturado por un águila, para luego ser encontrado muerto.
No obstante, la humanidad no ha tenido contacto con la peligrosa ave desde hace muchos siglos. Se estima que el águila con garras de tigre se extinguió hace aproximadamente 500 años y se cree que no vivían más de mil ejemplares a la vez, así que encontrar fósiles de ellas es algo bastante inusual en Nueva Zelanda.
Aunque se dice que esta feroz ave extinta tenía “garras de tigre”, en realidad se piensa que eran mucho más grandes y potentes, así que probablemente el águila de Haast fue hasta más peligrosa que los felinos indomables que aún podemos observar en la selva.
Con información de: Jot Down / ABC España / Museum of New Zealand / Daily Mail UK | Imágenes de: Wikimedia
--
--