René Descartes es el padre del racionalismo, una doctrina filosófica que se basa en el análisis, interpretación y juicio de las percepciones. “Pienso, luego existo” es su frase más célebre, un manifiesto que expresa que a través de la razón y la lógica se llega al conocimiento y la verdad.
La luz natural
Para el filósofo francés, la razón es lo más importante, algo que parte del cuestionamiento de los sentidos y percepciones que ejercen sobre nosotros.
La razón debe ser metódica, siempre guiada por un proceso lógico en donde las evidencias de la verdad sean netamente irrefutables. Descartes habla de ello como un desarrollo de todas las facultades que posee el ser humano; la define como una luz natural que simboliza una buena mente, la cual siempre estará regida por el pensamiento crítico.
La duda metódica
Dudar como un principio del conocimiento: “Puedo dudar de todo, menos de que dudo”. Para Descartes, antes de llegar a la certeza absoluta, se debe poner en duda todo lo que la antecede y la rodea.
Los prejuicios de lo que presuntamente se conoce deben ser eliminados y entablar un arduo proceso de cuestionamiento.
Desde un inicio, las personas se forman con base en un sistema de ideas y opiniones que fueron entabladas con antelación por otros exponentes; de esta manera, la sociedad se contamina con los prejuicios de lo que puede, o no, ser cierto y se cierran ante la posibilidad de lo diferente, del error previo.
El genio maligno
Según Descartes, es posible confundir la realidad con los sueños. Cuando se entra en el REM (etapa más profunda del sueño), las personas suelen crear situaciones que por más irreales que parezcan, en ese momento se convierten en la realidad que conocemos; son ciertas y crean una disyuntiva entre lo que es la vida real y los sueños.
Bajo dicha premisa, se expresa que por más que haya cosas que no pueden cuestionarse, como la matemática, los seres humanos siempre deben dudar; esto gracias al “genio maligno”, que es el inconsciente que induce al error y crea una certeza vacía y que carece de verdad.
Cuatro reglas
Por último se tienen las cuatro reglas de Descartes para emplear la razón. Ya sea por intuición o deducción, toda certeza parte de una verdad, que puede ser falsa y solo se sabrá si se siguen los cuatro pasos básicos del cuestionamiento.
1- Evidencia: Si algo llega a causar duda, por más remota que sea, no puede tomarse como una verdad.
2- Análisis: Se debe dividir cada parte de la verdad y detallarla a fondo; fragmentar la duda hasta encontrar la solución a la interrogante.
3- Síntesis: Los pensamientos deben ser organizados y tratados de menor a mayor escala; es decir, partir de lo simple hacia lo complejo.
4- Enumeración: Revisar cada detalle para no dejar lugar a otras dudas.
De esta manera, y solo así, se podría llegar a una certeza absoluta, aunque de esta también se debe dudar en todo momento.
Con información de Webdianoia / Wikiversity / Philosophy For Life / Wikipedia
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