Desaparecer todo tipo de rastro que recuerde tu existencia, es lo que hacían los romanos cuando te consideraban «indeseable» con la Damnatio Memoriae. Un terrible castigo que se aleja del dolor físico pero que daña completamente la reputación y el honor familiar, es lo que decidían hacer para «limpiar» la historia y dejar únicamente lo que ellos consideraban digno de recordar.
¿En qué consiste el Damnatio Memoriae?
Consiste en la eliminación absoluta de todo rastro de la existencia de una persona. Absolutamente todo: pinturas, monedas, obras literarias, ropa, recuerdos familiares. El propósito era vivir como si la persona nunca existió, incluso la condena prohibía pronunciar el nombre del condenado.
Los romanos eran una sociedad muy familiar, los ancestros formaban parte de la cultura de cada familia y marcaban la tendencia de lo que serían las próximas generaciones. Los apellidos eran utilizados con orgullo y representaban todo el honor de una familia, sin duda alguna el árbol genealógico jugaba un papel fundamental en la sociedad romana.
La Damnatio Memorae o “La condena al olvido” arrebata por completo la historia familiar, la trayectoria de una persona, sus aportes y su historia, quedan eliminadas por completo del mundo, como si nunca hubieran existido. Definitivamente, para ellos era uno de los castigos más crueles.
¿Cómo puedes “borrar” a alguien de la historia?
Parece imposible eliminar por completo la trayectoria de una persona que estuvo presente en el pasado, pero para los romanos no era un gran problema. La sociedad imaginaba la historia como un libro lleno de páginas editables, se recordaba lo que merecía ser recordado, y lo que no, simplemente era desechado al olvido.
Una vez que fuera condenado al Damnatio memorae, se confiscaban todos los bienes para destruirlos, la familia era desterrada de la ciudad y en algunos casos, eran exterminados. Todas las acciones que haya hecho en vida se eliminarían, ejemplo: si creó una ley, se anularía.
Un juego de honor y descendencia: Apliquemos la “Muerte Civil”
La muerte civil, consiste en una pérdida total de los derechos civiles, una persona deja de ser considerada en el mundo legal mucho antes de su muerte real, por lo que legalmente está muerta o simplemente no existe.
El juego del honor para los romanos era muy importante, junto con el Damnatio Memorae, existían en paralelo el “abolitio nominis”, que prohibía que el nombre de algún condenado a muerte pasara a sus hijos y herederos y el “rescissio actorum” que consistía en destruir completamente todo el legado físico de una persona (bienes materiales, obras de arte, escritos, etc.)
Un atentado contra la memoria ¿Exclusivo de los romanos?
No. No fueron ni los primeros ni los últimos en atentar contra los recuerdos, hay casos muy famosos en Egipto, por ejemplo con la faraona Hatshepsut, a quién intentaron borrar de la historia por ser mujer.
La iglesia católica también ha utilizado este método, en plena Edad Media, el Papa Esteban VI, ordenó que se borrara el legado por completo del Papa Formoso, que su cadáver fuera exhumado y que se anularan por completo sus decisiones como pontífice. Coloquialmente hablando: Un borrón y cuenta nueva.
Joseph Stalin fue uno de los que aplicó más intensamente el Damnatio Memorae, durante su mandato, creó una lista inmensa de personajes que él consideraba indeseables y ordenó que se eliminaran todos los rastros de su existencia, en libros, prensa, fotografías, registros históricos, todo.
Foto: Shutterstock
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