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Crónicas de Ares: Cáucaso en armas, la guerra de Armenia y Azerbaiyán

Por Crónicas de Ares | En tiempos donde la paz es la premisa, la violencia entre las ex repúblicas soviéticas de Armenia y Azerbaiyán se intensifica. La disputa desde hace mucho tiempo por la zona del Nagorno – Karabaj se recrudeció recientemente y la lucha armada ha dejado en pocos tiempo más de 400 muertos. Ésta es la historia de un conflicto que, como muchos en Europa del Este y Transcaucasia, devienen de temas raciales.

INTERESANTE

En este tercer episodio de Crónicas de Ares te presentamos algunos detalles de este ancestral conflicto.

Contexto geográfico

La zona también denominada Alto Karabaj, de 4.400 km2, está poblada mayoritariamente por personas de etnia armenia cuya religión es el cristianismo ortodoxo. Sin embargo, se encuentra al este de Azerbaiyán, país mayoritariamente musulmán y de etnia azerí. Estas diferencias culturales son solo uno de los motivos que alimentan el conflicto.

Este territorio se convirtió en objeto de controversia entre Armenia y Azerbaiyán cuando ambos países se independizaron del Imperio ruso en el año 1918. Después la Unión Soviética estableció el control sobre la zona.

Motivos de la guerra de Armenia y Azerbaiyán

Tanto la población del Alto Karabaj como Armenia consideran que esa zona debería formar parte de su país, mientras que Azerbaiyán se opone.

Esta situación se remonta a muchos años atrás. Tanto Armenia como Azerbaiyán formaron parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En ese momento, los dirigentes de la URSS decidieron que Nagorno-Karabaj quedase dentro de Azerbaiyán, pero como región autónoma. Es decir, que tenía su propio gobierno subordinado a la URSS.

Con la disolución de la URSS a finales de la década de los 80, la tensión entre Armenia y Azerbaiyán para controlar la región volvió a crecer. El gobierno de la región organizó un referéndum en 1991 para decidir si la zona se independizaba de Azerbaiyán. Salió que sí y la región declaró su independencia el 6 de enero del 1992.

Este hecho condujo a una guerra entre Nagorno-Karabaj, apoyado por Armenia, y Azerbaiyán, que quería retener el territorio. La guerra por este enclave montañoso cedido por Stalin a Azerbaiyán como región autónoma de mayoría armenia fue una guerra en toda regla: al menos 25.000 muertos, 724.000 desplazados azeríes y 413.000 armenios En 1994 se firmó un alto al fuego, mediado por Rusia, pero se ha roto en varias ocasiones. Las fuerzas armenias ganaron la guerra, conquistando siete distritos azeríes. En abril del 2016, por ejemplo, cuatro días de enfrentamientos dejaron unos 300 muertos.

La región, jurídicamente, forma parte de Azerbaiyán, pero desde el referéndum se considera a ella misma independiente. En 2017 se bautizó con el nombre de República de Artsaj, pero ningún país de las Naciones Unidas (ONU) reconoce su independencia. Con el alto el fuego gestado en 1994 por Moscú, Nagorno-Karabaj se convirtió en una República de Artsaj que nadie, ni siquiera Armenia, reconoce porque el Consejo de Seguridad de la ONU respeta su pertenencia a Azerbaiyán.

Nueva escalada del conflicto

Este 27 de septiembre Armenia declaró la ley marcial y dio órdenes a sus tropas de movilizarse en medio de una escalada de tensiones con Azerbaiyán. En la disputa por el territorio de Nagorno Karabaj, ambos países se acusan de ataques contra bases militares y asentamientos civiles, que dejan ya varias víctimas mortales.

Es la mayor escalada de tensión entre Armenia y Azerbaiyán en los últimos 30 años. Este domingo 27 de septiembre Armenia acusó a Azerbaiyán de haber realizado un ataque aéreo contra el territorio de Nagorno Karabaj, mientras Azerbaiyán aseguró estar respondiendo a bombardeos de Armenia.

Ambos bandos utilizan armas rusas. Armenia las obtiene a buen precio gracias a su vínculo con Moscú, pero la capacidad de gasto del petrolero Azerbaiyán –que también las obtiene de Turquía e Israel– es incomparable.

Un conflicto mayor podría forzar la intervención de las potencias con influencia en la región como Rusia y Turquía, por lo que en las últimas horas varias naciones se han pronunciado respecto a la escalada.

Turquía acusó a Ereván de poner en riesgo al territorio y prometió su “pleno apoyo” a Azerbaiyán. «El mayor obstáculo para la paz y la estabilidad en el Cáucaso es la postura hostil de Armenia y debe dar marcha atrás de inmediato a esta hostilidad», aseguró el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar.

Francia, que junto a Estados Unidos y Rusia preside el grupo de Minsk, creado para mediar en el conflicto sobre Nagorno Karabaj, instó a Ereván y Bakú a poner fin a las hostilidades y a retomar el diálogo.

De escalar, podría profundizar la inestabilidad en el sur del Cáucaso, corredor de los oleoductos que transportan petróleo y gas a los mercados de todo el mundo.

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