Por Erika De Paz |
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Desde pequeños nos hablan de las vitaminas. Crecemos conociendo lo necesarias que son para nuestro organismo: las vemos estampadas en los cartones de cereales o en los envases de jugo y leche. Sin embargo, entre tantas letras, hay una en especial que ha ganado bastante fama, una que de niños solíamos comer en forma de “caramelos”: la vitamina C.
Esta sustancia es ampliamente conocida por combatir la gripe (para nadie es un secreto que fortalece nuestro sistema inmunológico). Pero la vitamina C es mucho más que un escudo contra pestes y malestares. Quizá, muchos desconocen el enorme poder que tiene sobre la piel. De hecho, resulta milagrosa: constituye uno de los mejores regalos que le podemos dar al órgano más grande que tenemos.
La vitamina C es un potente antioxidante capaz de prevenir el envejecimiento prematuro. Poco importa la cantidad de cremas que apliquemos en nuestra cara, sin esta vitamina nuestra piel siempre lucirá avejentada y opaca. Esta sustancia es un tesoro que no solo hidrata la piel, sino que además la regenera, le otorga luminosidad y constituye un bloqueador solar natural.
Asimismo, es necesaria para la producción de colágeno, una proteína que disminuye con los años y que, entre otras cosas, resulta indispensable para darle elasticidad a la piel, lo que previene la aparición de arrugas. Aun cuando está recomendada en todas las pieles, aquellas personas con acné o resequedad pueden beneficiarse especialmente de ella. Esta sustancia, además, minimiza la irritación en pieles sensibles, y logra atenuar las manchas.
La vitamina C no es producida por el cuerpo, pero la podemos obtener de alimentos como naranjas, limones, guayabas, kiwis y pimentones. Aquellos que no tienen una alimentación balanceada, pueden tomarla en cápsulas o en comprimidos masticables. Sin embargo, debemos evitar excedernos en su consumo, ya que nos puede causar nauseas, diarrea y cólicos.
Esta vitamina, además, es utilizada de forma tópica (directamente sobre la piel). De hecho, algunos aseguran que para la piel resulta mucho más efectiva de este modo que tomada como suplemento. De allí que constituya uno de los ingredientes estrella en productos de belleza como cremas, mascarillas, tónicos y limpiadores.
Una piel sana esconde mucha vitamina C. Desaprovechar la oportunidad de beneficiarnos con esta maravillosa sustancia, sería un total desperdicio. Si quieres notar cambios en tu rostro, solo debes aplicar productos con esta vitamina y mantener una dieta sana y balanceada. ¿Qué esperas? Comienza a consentir tu piel.
Por: Erika De Paz / IG @ERIKADPS | Foto: Mujer en el espejo / Shutterstock
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Autor:
Erika De Paz
