Todos los años se celebra el colorido festival chino del Qi xi en el séptimo día del séptimo mes lunar del calendario chino, pero más allá de la alegre celebración, lo más interesante es la romántica leyenda que da origen al Día de los Enamorados de China… ¡Conoce el festival de Qi xi!
INTERESANTE
Qi xi literalmente significa “la noche de los siete” y también es llamado como el “festival del doble siete”, un particular «Día de los Enamorados de China».
Además de ser un festival tradicional y prácticamente religioso del taoísmo, también es considerado como el Día de San Valentín, o Día de los Enamorados, en las naciones sino-parlantes. De hecho, desde 2006 el Gobierno de China estipuló que este sería el Día de los Enamorados oficial para los chinos, según el portal Confucio Mag.
Aunque la tradición es celebrada particularmente en la parte más rural de China, las tiendas de regalo también se preparan anticipando grandes ventas en este día y continúa siendo una celebración importante para los enamorados del país asiático.
La particular fiesta también es llamada como el “día de las chicas” ya que las mujeres jóvenes suelen poner frutas en las ventanas para atraer la buena fortuna, con la esperanza de conseguir un matrimonio feliz.
Pero… ¿de dónde viene esta tradición?
Durante los días finales del verano las estrellas Altair y Vega son visibles en el cielo nocturno, así que la tradición taoísta tiene una romántica historia para explicar el fenómeno…
El amor prohibido entre un pastor y una hada
En la tradición china, Altair es en realidad un pastor llamado Niulang; y Vega, una hada de nombre Zhinü; ambos se enamoraron profundamente entre sí… La leyenda cuenta que ella era una magnífica esposa (haciendo énfasis en que era una excelente tejedora) y él un hombre de buen corazón. El matrimonio tuvo descendencia y la peculiar pareja fue muy feliz por un tiempo.
Sin embargo, todo cambió cuando la diosa del cielo y esposa del emperador de Jade se enteró. En algunas versiones ella es la madre de Zhinü, pero lo que siempre ocurre sin importar la leyenda, es que el emperador (la máxima deidad de la mitología china) estaba muy molesto debido a que los mortales no pueden contraer nupcias con las divinidades, así que ordenó a su esposa a que creara un inmenso río plateado (la Vía Láctea) para poder separarlos.
En otras leyendas la creación de la Vía Láctea como frontera entre ellos se da a través de un rayo dorado, pero lo cierto es que sin importar cómo o quién lo hace, la pareja es separada.
El pastor Niulang y el hada Zhinü solo podrán verse una vez al año, cuando las hurracas se compadecen de ellos, el séptimo día del séptimo mes… así forman un camino entre ambos para que los amantes puedan pasar una noche juntos: la noche que se celebra el Qi xi.
El romántico pero triste simbolismo de la celebración existe más allá de China; por ejemplo, en Japón podemos encontrar una versión muy parecida llamada Tanabata; asimismo, en la península coreana también existe la festividad del Chilseok, y también hay una leyenda similar en el folklore vietnamita.
Además, aunque muy apartado del Lejano Oriente, la historia del pastor y el hada también recuerda al antiguo mito mesopotámico de Dumuzi e Inanna, lo que nos recuerda que la leyenda Qi xi se remonta a más de 2 mil años.
La razón por la que este día en China es llamado “día de las chicas” es porque además de pedir por un futuro matrimonio, o estabilidad emocional cuando ya están casadas, también piden porque Zhinü les conceda sus dones domésticos. También hay otras tradiciones particulares, como la de provincia china de Zhejiang, donde lamentablemente se mata a un gallo esa noche, porque dicen que si el ave canta significará que Niulang y Zhinü no podrán encontrarse esta vez.
Aunque la fecha puede variar, en 2020 probablemente el Qi xi sea celebrado el 25 de agosto del calendario gregoriano.
Cuenta la leyenda que si hay lluvia en la noche del Qi xi, se trata de las lágrimas de los amantes porque no pueden estar juntos.
Con información de: Confucio Mag / La Vanguardia / Spanish China / Foto: Shutterstock
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Autor:
Omar N. Golding
