David Prologo, Emory University
Muchos de nosotros podríamos estar considerando la idea de “quemar grasa” para sentirnos mejor con nuestros trajes de baño en la playa o en la piscina. Pero, ¿qué significa esto en realidad?
La célula adiposa normal existe esencialmente para almacenar energía. El cuerpo ampliará la cantidad de células adiposas y el tamaño de estas para dar cabida al exceso de energía de los alimentos ricos en calorías.
Incluso llegará a comenzar a depositar células adiposas en los músculos, hígado y otros órganos para crear espacio para almacenar toda esa energía extra de las dietas ricas en calorías, especialmente cuando esto se combina con un estilo de vida de muy poca actividad.
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La grasa era importante para la superviviencia
Históricamente, el almacenamiento de grasa funcionaba bien para los humanos.
La energía se acumulaba en pequeños paquetes de moléculas llamados ácidos grasos, que llegaban al torrente sanguíneo para ser usados como combustible por los músculos y otros órganos cuando no había alimento disponible, o cuando un depredador nos perseguía.
En realidad, el almacenamiento de grasa confiere una ventaja de supervivencia en tales situaciones. Quienes tienen una tendencia a almacenar grasa logran sobrevivir períodos más largos sin comida y tienen energía extra en ambientes hostiles.
La vida moderna no ayuda
¿Pero cuándo fue la última vez que usted huyó de un depredador?
En los tiempos modernos, con una sobreabundancia de alimentos y condiciones de vida seguras, muchas personas han almacenado grasa en exceso. De hecho, más de un tercio de la población adulta en Estados Unidos es obesa.
El principal problema con este exceso de grasa es que las células adiposas, llamadas adipocitos, no funcionan normalmente. Almacenan energía a un ritmo excesivamente alto y liberan esa energía a un ritmo muy lento.
Además, esta cantidad excesiva de células adiposas, también aumentadas de tamaño produce cantidades anormales de hormonas diferentes. Estas hormonas aumentan la inflamación, ralentizan el metabolismo y contribuyen a la enfermedad. Este complicado proceso patológico de exceso de grasa y disfunción se llama adiposopatía, y hace que el tratamiento para la obesidad sea muy difícil.
Cómo el cuerpo usa energía
Cuando una persona comienza y mantiene un nuevo régimen de ejercicios y limita el consumo de calorías, el cuerpo hace dos cosas para “quemar grasa”. Primero, usa la energía almacenada en las células adiposas para alimentar una nueva actividad. En segundo lugar, deja de almacenar en exceso.
El cerebro indica a las células adiposas que liberen los paquetes de energía, o moléculas de ácidos grasos, al torrente sanguíneo. Los músculos, los pulmones y el corazón recogen estos ácidos grasos, los separan y utilizan la energía almacenada para ejecutar sus actividades.
Los restos que quedan se descartan como parte de la respiración, en el dióxido de carbono que exhalamos o en la orina. Esto deja la célula adiposa vacía y la vuelve inútil. Las células en realidad tienen una vida útil corta, de manera que cuando mueren el cuerpo absorbe el vacío y no las reemplaza.
Con el tiempo, el cuerpo extrae directamente la energía (es decir, calorías) de los alimentos hacia los órganos que la necesitan en lugar de almacenarlos primero.
Como resultado, el cuerpo se reajusta disminuyendo el número y el tamaño de las células adiposas, lo que posteriormente acelera el metabolismo, disminuye la inflamación, mejora la enfermedad y prolonga la vida. Si mantenemos este ritmo con el tiempo, el cuerpo reabsorbe las células adiposas extra y las descarta como desperdicio, y esto nos vuelve más ágiles y saludables en todos los aspectos.
David Prologo, Associate Professor, Department of Radiology and Imaging Sciences, Emory University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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