Joseph Goebbels fue un miembro clave del Partido Nazi, como ministro de Propaganda promovió la atmósfera de idolatría hacia el ‘Führer’ y reforzó la idea sobre la necesidad de venganza y guerra hasta el final… Aquí te contamos las dotes especiales y la motivación de Goebbels.
Los puntos que marcaron el carácter de Goebbels
Según la biografía realizada por Ralph Georg Reuth, Goebbels desarrolló un complejo de inferioridad desde muy pequeño, debido a las burlas de sus compañeros hacia su cojera, producto de una malformación en el pie. De manera instintiva encontró un consuelo en las letras y el estudio, así sus profesores lo apoyaron para que iniciara una carrera universitaria.
Goebbels además provenía de una familia de clase humilde. Desde su infancia y en especial en su juventud, tuvo que depender de la caridad de las personas en su entorno: profesores, asociaciones religiosas, e incluso novias de posición económica más elevada que la suya.
Ideología encaminada al nazismo
En su temprana juventud Goebbels se identificó con la ideología socialista; no obstante, rechaza estas ideas para asumir la ideología de Hitler, el superhombre en el cual creía ciegamente. Al igual que el gran líder tenía complejos y un vacío narcisista que necesitaba llenar. La influencia de Zaratustra de Nietzsche, es decir, la creencia en un superhombre, en conjunto con su resentimiento psicológico, acercó a Goebbels al nazismo.
Goebbels se unió al Partido Nacionalsocialista en 1922 y conoció al Führer en un congreso el 12 de julio de 1925. Desde un inicio hizo que su participación fuera notada; el letrado tenía cualidad de orador y pronto empezó a escribir artículos en los que entusiasmaba al pueblo y les hablaba sobre el gran líder del Partido Nazi. El escribiente no solo lo hacía como método de propaganda y para seducir, él creía fervientemente en la verdad del Führer:
“¿Quién es este hombre? Mitad plebeyo, mitad dios. ¿El Cristo verdadero o solo san Juan? (…) Vamos en coche al encuentro con Hitler (…). Ya se levanta de golpe, ahí está delante de nosotros. Me estrecha la mano como un viejo amigo. Y esos grandes ojos azules, como estrellas. Se alegra de verme. Estoy absolutamente feliz. Este hombre lo tiene todo para ser rey. El tribuno de la plebe nato. El futuro dictador”.
Ascenso en el nazismo
Hitler se percata de su optimismo y sus dotes de orador y en 1926 lo nombra líder del partido en Berlín; Goebbels acepta y se traslada a Berlín para ayudar más de cerca al líder.
Con el arte de la palabra logró reforzar el odio hacia lo extranjero en la sociedad alemana; asimismo, en sus discursos le rendía culto a Hitler y lo señalaba como el salvador, la persona que recuperaría el honor que se perdió en el famoso Tratado de Versalles, luego de la Primera Guerra Mundial.
Hitler lo coloca como jefe de Propaganda del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP en alemán) en 1930, y al asumir el gobierno en 1933 rápidamente lo designa ministro de Propaganda e Ilustración Popular (el 13 de marzo de ese mismo año).
El papel de Goebbels fue fundamental para el liderazgo del nazismo. Se encargó a partir de entonces de controlar los medios de comunicación y las bellas artes, incluyendo el teatro, el cine y la literatura. No solo censuraba, también promovía la imagen de un semidiós. Era el portavoz y la frase acertada y entusiasta que moldeaba la conciencia de la sociedad alemana.
Goebbels logró el reconocimiento que tanto añoraba, se convirtió en uno de los hombres más poderosos de Alemania de la mano de Hitler. Se enriqueció rápidamente a costa de la miseria que asumió el pueblo judío.
Un profundo antisemitismo
Su feroz antisemitismo lo convirtió en uno de los mayores artífices de la persecución, reclusión y, por último, aniquilamiento de la población judía en Europa.
Goebbels odiaba a los judíos… Cuando el judío Herschel Grynszpan asesina a Ernst vom Rath, diplomático germano en París, Goebbels incita a los hombres de la seguridad de Himmler a vengarse del hecho en Berlín, días más tarde se produjo el atentado que se conoce como la Noche de los Cristales Rotos.
Luego, Goebbels exigió la prohibición de los judíos en todos los actos culturales, siendo más implacable incluso que las Leyes de Nuremberg. Se dice que el ministro de Economía se esforzaba en vano en tratar de convencerle que no se podía eliminar de la vida económica alemana a los judíos en un instante.
El funcionario más leal
Goebbels se cataloga como el hombre más leal a Hitler, aun cuando sabía lo mal que marchaba la guerra; en 1943 realiza discursos en los que motiva a la sociedad alemana hacia una guerra hasta el fin.
El dirigente de propaganda seguiría el ejemplo del Führer y se suicidaría con su esposa, luego de que esta matara a sus seis hijos, viendo ya que la derrota y la llegada del ejército de los aliados era inminente.
Con información de: Natgeo / El mundo / Catalunya Press
--
--