Probablemente no existe algún amante de la cocina que no haya escuchado (o seguido una receta) de Julia Child; pero, lo que probablemente no sabías es que en su juventud trabajó como “espía” para Estados Unidos y que este oficio la llevó a la cocina… ¡Conócela!
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Para finales de los años 60, Julia Child era conocida en todo Estados Unidos por sus increíbles y revolucionarias recetas de gastronomía francesa. Había publicado un libro de cocina e incluso tenía su propio programa de televisión enseñando recetas a millones de televidentes; pero, durante los años 40, en pleno clímax de la Segunda Guerra Mundial, Julia no utilizaba el fogón, sino solo una máquina de escribir…
Después del ataque de Pearl Harbor en 1941, Julia McWilliams (su apellido de soltera) quiso unirse a la marina para ayudar a su nación a vencer en el complicado conflicto; sin embargo, le dijeron que era “demasiado alta” para entrar en esta rama del ejército. Afortunadamente, para trabajar en la OSS (el organismo antecesor de la CIA) no importaba mucho la estatura…
La OSS (Oficina de Servicios Estratégicos) fue creada por el presidente Franklin Roosevelt en 1942, y tenía la función de ser una oficina de inteligencia o “espionaje”, razón por la cual se considera como la antecesora de la famosa CIA.
Fue en este lugar que Julia Child comenzó trabajando como mecanógrafa, pero debido a su preparación académica y experiencia (ya había trabajado en este oficio), su jefe consideró que debía tener un cargo más alto.
Julia fue ascendida como investigadora secreta en la OSS, empleo que incluyó cosas como escribir 10 mil nombres para ayudar a seguir las pistas de los oficiales. Sí, definitivamente la futura chef era ahora toda una espía.
Uno de sus mayores logros fue cuando ayudó a que los tiburones no cayeran en las trampas hechas para los submarinos de los nazis, pues trabajó en la preparación de un repelente especial para estos animales que continúa en uso en la actualidad.
Se considera que la elaboración de este producto fue la primera vez que Julia demostró sus habilidades aun no exploradas en la cocina…
Luego Julia fue trasladada a Ceilán (actual Sri Lanka) donde se encargo de “registrar, catalogar y canalizar un gran volumen de comunicaciones altamente clasificadas». Eventualmente se mudó a Kunmíng en China, donde no solo recibió un importante emblema por su gran desempeño civil, sino que sería allí donde conoció a Paul Child, su futuro esposo.
Paul también trabajaba en la OSS, así que lógicamente tenían algo en común, pero lo más peculiar es que él y su familia sentían un particular gusto por las artes culinarias, influyendo así de manera titánica en la vida de Julia.
Después de que acabase la guerra, Julia recibió un premio por su papel y por sus muchas virtudes al momento de servir a su país, y en 1946 se casó con Paul.
Su esposo continuaba trabajando para la OSS y eventualmente fue trasladado a París, ciudad a la cual se llevaría su esposa. Fue en la capital francesa que Julia tuvo la dicha de probar ostras con sole meunière y vino, lo que catalogó como una “revelación culinaria”, despertándose así la pasión que la haría famosa: la cocina.
Para 1951 ya se había graduado como chef en el importante instituto Le Cordon Bleu en París y eventualmente se encargaría de traducir las famosas recetas de la gastronomía francesa al inglés, agregando, como buena mecanógrafa, minúsculos y precisos detalles para llevar el arte de la comida gala a su país y el resto del mundo.
En 1961 publicó su libro Mastering the Art of French Cooking (Dominando el arte de la cocina francesa), en compañía de dos importantes chefs, para así catapultarse a la fama. De hecho, se dice que muchos americanos ni siquiera sabían diferenciar un pato de un pollo en la cocina, y mucho menos que el primero podía comerse. También, fue probablemente Julia quien ayudó a introducir los omelettes de champiñones a los menús de las familias americanas.
Así que, aunque actualmente veamos este tipo de platillos como algo común, fue gracias a Julia que se hicieron tan famosos y populares.
El éxito de su libro fue tal que posteriormente publicaría muchos otros (además de una autobiografía), y para 1963 tendría su propio programa de cocina, The French Chef, por el cual incluso llegó a ganar un Emmy.
Esto sería solo el comienzo, pues aunque no muchos conozcan de su pasado como “espía”, no hay persona amante o dedicada a las artes culinarias que no haya escuchado el nombre de Julia Child, cuyo legado puede verse en sus libros de cocina, en su fundación, The Julia Child Foundation o incluso en las rosas floribundas amarillas que llevan su nombre.
Aquella chica que empezó como mecanógrafa para un importante servicio de inteligencia, había abandonado los códigos clasificados para dedicarse a los recetarios y las hornillas de forma exitosa, pero siempre será interesante recordar cómo una de las más famosas chefs de la historia, en algún momento fue una espía…
Con información de ABC / La Nueva España / Wikipedia
Imagen portada: Wikipedia
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Autor:
Omar N. Golding
