En la madrugada del 20 de octubre de 2025, el rugido clásico de “¡no funciona, revisa tu internet!” resonó en todas partes, pero esta vez el problema venía mucho más arriba: Amazon Web Services (AWS) se apagó y arrastró consigo a gigantes como Fortnite, Alexa, Snapchat y decenas de servicios que usamos a diario. Millones de usuarios en diversas ciudades, desde Nueva York hasta Madrid, pasando por Buenos Aires y Santiago, vieron cortadas sus rutinas digitales. Y el hecho es que, si alguna vez dudaste del papel “invisible” de AWS, bueno, no hay nada que despierte tanto como un lunes sin Fortnite, ChatGPT, Canva ni Alexa y con el móvil señalando errores por doquier.
¿Qué es eso de AWS y por qué tanto drama?
AWS es la columna vertebral de Internet: aloja, procesa y conecta a cientos de empresas, apps y juegos que seguramente tienes en tu smartphone. Hablamos de servidores, bases de datos, sistemas de autenticación y servicios de streaming que dependen de la nube de Amazon. El año pasado, solo AWS generó más de 100 mil millones de dólares en ingresos, el 17% del total para Amazon. La región US-EAST-1, ubicada en Virginia (Estados Unidos), fue la que falló. Este centro es vital porque desde ahí se gestionan claves, controles y accesos para buena parte de los servicios globales de AWS. Así, aunque la caída comenzó localmente, el efecto dominó fue global. Cuando una pieza clave falla, ninguna app está a salvo.
¿Quiénes cayeron y cómo lo sintieron los usuarios?
La lista es de infarto: Fortnite y Roblox colapsaron en pleno prime time gamer, Alexa quedó muda en más de un hogar, Snapchat y Signal dejaron a millones “en visto”, Venmo no permitió mover ni un dólar y Coinbase, ejemplo clarito, bloqueó el acceso a las criptomonedas durante horas. Pero la cosa no acabó ahí: Prime Video, Disney+, Canva, Duolingo, The New York Times, decenas de bancos online, apps de comunicación y hasta sistemas de pago en aeropuertos estuvieron fuera de combate o funcionaron a medias. El pánico fue real: Downdetector contabilizó cerca de 50.000 reportes de fallos en cuestión de minutos y en X (antes Twitter), los memes, quejas y teorías de conspiración hicieron tendencia el hashtag #AWSDOWN. Para muchos usuarios, la revolución llegó cuando se dieron cuenta de que ni siquiera podían pedir ayuda a chatbots, porque ChatGPT y Perplexity también se quedaron en silencio.
¿Qué causó el caos? ¿Ya todo volvió a la normalidad?
Desde AWS confirmaron tasas de error y latencias elevadas, vinculadas en primera instancia a un problema con su base de datos DynamoDB y luego, a nivel más profundo, a fallos en el DNS, ese directorio global que resuelve direcciones en Internet. Es decir, si tu app no podía conectarse o iniciar sesión, el responsable era algún eslabón caído en la nube de Amazon. La mayoría de los servicios se recuperaron pasada la primera mitad del día, aunque para algunos usuarios los efectos se alargaron un poco más.
¿Lecciones empresas?
El apagón de AWS nos pega una alerta roja: depender de un único proveedor global para casi todo es un riesgo gigante. Cuando ese proveedor falla, el mundo digital entra en pausa. Los expertos insisten en diversificar infraestructuras y preparar contingencias porque, seamos honestos, un segundo “lunes sin internet” puede pasar en cualquier momento. Además, revela lo delicado de poner funciones críticas, como sistemas de autenticación, en manos externas. Si usabas doble factor y tu proveedor dependía de AWS, olvídate, quedaste fuera.
Un mensaje de estado de AWS indicó que se había «mitigado por completo» el problema principal y que la mayoría de los servicios ya se habían recuperado. Sin embargo, es posible que persistan algunas interrupciones mientras se avanza hacia una solución completa.
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