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Adicción al trabajo: Conoce todas las señales de alerta, y herramientas para no ser un workaholic crónico

Adicción al trabajo: Conoce todas las señales de alerta, y herramientas para no ser un workaholic crónico

Por Daniel Colombo / ¿Eres una persona adicta al trabajo? Pasar muchas horas dedicados a lo laboral y sacrificar el sueño, el tiempo con los amigos y la familia y otras actividades, puede ser muy perjudicial para la salud física y mental. Por desgracia, la sensación de logro que producen las horas extras no guarda relación ni se merecen las consecuencias que pagas.

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El término workaholic es una combinación de work (trabajo, en inglés) y alcoholic (alcohólico); es una denominación para identificar a las personas adictas al trabajo.

Desafortunadamente, es una tendencia en alza. Se trata del estilo en el que ha caído mucha gente dedicándole excesivas y a menudo descuidando sus otras responsabilidades, todo con tal de poder hacer más cosas. Aunque esto significa que pueden cumplir con todo lo que tienen en sus listas de tareas, e incluso ganar más dinero, al final todo conduce a un estrés excesivo y una disminución de la salud mental.

  • 24 señales para tener en cuenta

Si presientes que tú o alguien que conoces bien puede estar cayendo en este problema, es importante detenerse a observar algunas señales para determinar el camino a seguir:

–           Trabajan una cantidad de horas excesiva, y no saben poner ningún tipo de límites de días, horarios, condiciones.

–           Continuamente asumen nuevas tareas adicionales además de sus responsabilidades habituales.

–           No pueden poner freno a su adicción al trabajo: sientes un vacío existencial si no estás dedicado a algo productivo con relación a eso.

–           Evitan hacerse chequeos médicos.

–           Sienten culpa si no están trabajando.

–           Usualmente dedican al trabajo hasta un 50% más de horas que la media del resto del equipo.

–           Se quedan hasta altas horas de la noche dedicados al trabajo

–           Comen en su escritorio, y prácticamente no hacen pausas (a veces, contienen incluso sus ganas de ir al baño ya que la ansiedad que sienten no les permite darse el permiso de distraerse en eso)

–           Tienden a aislarse socialmente

–           No dedican tiempo al ocio y al entretenimiento, al que consideran vacío de sentido: lo único que centra su atención es el trabajo

–           Piensan de sí mismos que son personas de alto rendimiento, aunque por lo general, cuando sostienen este ritmo a lo largo de los años, su calidad y enfoque tiende a disminuir.

–           Viven ignorando las señales físicas y emocionales.

–           Tienen alta tolerancia al maltrato y a los abusos: los consideran normales dentro de un marco de alta exigencia, sin poder discernir que los hieren y lastiman.

–           Se sobre adaptan a las situaciones, problemas y personas muy por encima de sus posibilidades reales. Están todo el tiempo sobre-girándose a sí mismos en su entrega de energía hasta el extremo del agotamiento total.

–           Relativizan cualquier problema de salud.

–           No tienen registro del otro: están ensimismados en dedicar una cantidad extrema de horas sólo al trabajo y a su propia mirada. Por eso, por ejemplo, es frecuente que tengan muchísimas dificultades para tener pareja, hacer amigos o tener una rutina de ejercicios.

–           Se consideran profesionales destacados y prácticamente invencibles.

–           Dejan de frecuentar a sus afectos: no asisten a cumpleaños, fiestas, salidas recreativas.

–           Suelen ser muy desorganizados puertas adentro de su hogar.

–           No saben delegar y acumulan responsabilidades porque así sienten que son más útiles y aparentemente efectivos.

–           No disfrutan de los logros: es una sensación pasajera e inmediatamente se dedican a continuar con lo que sigue.

–           Son de hacer juicios sobre el bajo desempeño de los demás (ya que los miden desde su propia perspectiva).

–           Sufren de estrés prolongado en los años, y frecuentemente caen en el Síndrome de Burnout (del quemado).

–           Padecen de manifestaciones físicas que intentan paliar con automedicación, como gastritis, estreñimiento, mala alimentación, alergias, gripes que no se curan, problemas cardíacos e insomnio (es muy frecuente). Y es habitual que tengan un gran botiquín en los cajones del escritorio.

  • ¿Hay más workaholics en este tiempo?

El ritmo actual, la búsqueda de objetivos rápidos y la inmediatez a la que nos ha llevado el acceso instantáneo a información vía la tecnología, más la sobre exigencia en las empresas y negocios, las crisis que implican redoblar los esfuerzos y la inestabilidad laboral generalizada hacen que exista un aceleramiento en todo. Y esto aparece también en el trabajo.

Las personas también temen perder su trabajo si no rinden, aún a costa de postergar su vida y caer en la adicción al trabajo.

La autoexigencia

Por otro lado, está la sobre exigencia individual, donde muchas personas intentan ser perfectas en todo, cuando sabemos que ese rasgo no es posible en el plano humano: podemos aspirar a la excelencia (hacer lo mejor posible, todo el tiempo, con los recursos disponibles).

Líderes coercitivos

A su vez, la conducción coercitivo, donde la figura de un jefe extremadamente demandante lleva a las personas hasta sus límites, es una figura que aún está vigente. Sin embargo, cada vez hay más líderes conscientes que trabajan en otro tipo de conducción de personas, enfocada en su desarrollo humano, además de lo profesional. En este balance radica parte del éxito de muchas compañías enfocadas en la innovación.

  • 16 tips para evitar volverse adictos al trabajo
  • Buscar ayuda profesional. Un psicólogo o psiquiatra ayudará a encauzar las prioridades de la vida, revisar el origen del trastorno, y contener.
  • Cumplir horarios y rutinas de trabajo. Al ajustar estas pautas podrás empezar de a poco a dedicarte a la familia, amigos, salidas, un hobby, la lectura y cualquier otra cosa que no sea relacionada con lo laboral. Es un proceso gradual.
  • Aprender a delegar. Esto implica que sentarás las bases con los compañeros o colaboradores de tu equipo para delegar en forma efectiva.
  • Frenar a tiempo. Detectar el cansancio y el agotamiento.
  • Evitar estar sobre adaptándote a las situaciones. Aplicar la intuición y lo que dicen “las tripas” para frenar a tiempo.
  • Establecer prioridades en la lista de pendientes. Esta es una herramienta básica de productividad, para ayudar a equilibrar tu vida personal y laboral.
  • Hacerte chequeos médicos. Para minimizar las dudas sobre el impacto del estrés es necesario que realices controles periódicamente.
  • Cuidar la alimentación.
  • Realiza ejercicio físico con regularidad, como mínimo tres veces por semana.
  • Varía las rutinas laborales. Alterna momentos de alta demanda de foco y concentración, con descansos y recreación (en lo posible fuera del entorno de trabajo).
  • Evita almuerzos o cenas de trabajo: lo ideal sería dedicar estos tiempos para tu disfrute y desconexión.
  • Disminuir el estrés. Baja los niveles practicando meditación, yoga, mindfulness, y escuchando podcast que eleven tu motivación y autoestima.
  • Compartir con afectos genuinos. Más allá de los vínculos laborales, dedica tiempo específicamente a las personas queridas y darles prioridad.
  • Toma vacaciones. No las postergues. Prográmalas y delega tareas, dejando organizada la forma en que se pondrán en contacto contigo en caso de ser necesario. Esto incluye mucha disciplina en la tendencia a chequear mails, llamar a la oficina, etcétera.
  • Pide ayuda a un círculo de contención. Amigos y familia pueden ser una red esencial para asistirte.
  • Conversa en el trabajo sobre tu adicción. Es importante pedir ayuda a los jefes y compañeros para avisarles que estás en un proceso de mejora de tu tendencia a trabajar mucho más de la cuenta, de las consecuencias que esto tiene para tu vida y salud, y tienes que pedir en forma específica de qué manera quieres que te apoyen.  

Imagen: Shutterstock

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