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¿Canibalismo consensuado? La escalofriante historia de Armin Meiwes

El canibalismo es uno de los actos más atroces que puedan existir; pero, ¿qué pasa cuando es realizado bajo el consentimiento de la víctima? Te contamos la brutal y peculiar historia de Armin Meiwes, “El caníbal de Rotemburgo”.

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«Busco un hombre apuesto de entre 18 y 40 años dispuesto a ser devorado».

Armin Meiwes

Con ese anuncio, que muchos tomaron a broma, comenzó  uno de los casos más sonados de canibalismo de los últimos tiempos; no solo por la brutalidad del acto en sí, sino también por la peculiaridad de las circunstancias que lo envolvieron…

Armin Meiwes, nació en Alemania el 1 de diciembre de 1961 y tuvo una infancia relativamente normal hasta que sus padres se separaron, motivo por el cual tuvo que vivir con su madre.

Ella era una persona extremadamente dominante y demandante que le exigía constantemente que estuviera a su lado, incluso pretendía que su plan de vida la incluyera únicamente a ella.

Esta represión materna, ligada al hecho de que Armin era un niño bastante tímido, provocó que el protagonista de esta historia se crease un amigo imaginario al que consideraba su hermano.

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Los extraños deseos de Armin Meiwes

Cuando llegó a la adolescencia empezó a tener deseos sexuales hacia su hermano imaginario y otros chicos de su clase, con los que deseaba crear un vínculo más estrecho de lo que es considerado «normal».

Fue en ese período cuando descubrió algo extremadamente alarmante sobre él mismo:

Armin Meiwes empezó a desarrollar un deseo caníbal muy intenso y consideraba que comerse a una persona era el mayor estado de unión posible pues, al encontrarse uno dentro del otro de forma tan física y literal, era una forma “preciosa” de estar juntos.

Cuando tuvo la edad suficiente Armin ingresó al ejército para alejarse de la presión que su madre ejercía en él. Ahí permaneció 10 años y desarrolló una carrera impecable que le permitió mantener sus impulsos controlados.

Sin embargo, Meiwes dejó la vida del ejército, se especializó en técnico en informática y consiguió un buen trabajo que le permitía tener tiempo libre para cuidar a su madre en sus últimos años de vida hasta que, en 1999, falleció.

Una víctima voluntaria

Este acontecimiento dejó a Armin solo en el mundo y le dio la libertad de dar rienda suelta a los instintos que, hasta entonces, había reprimido.

Armin pasaba las noches en Internet, participando en foros de canibalismo donde encontró otras personas que, como él, fantaseaban como saborear la carne humana.

Es en uno de esos foros donde Armin conoció al segundo protagonista de esta historia: Bernd Jürgen Brandes, un hombre con un gusto muy fuerte por el BDSM.

La tortura y el sadismo eran su pasión, al punto que en reiteradas ocasiones llegó a contratar los servicios de hombres de compañía para que lo maltrataran. Incluso llegó a ofrecer grandes sumas de dinero para que alguno de ellos  “le arrancara el pene a mordiscos”.

Brandes soñaba con encontrar a alguien como él, alguien que compartiera sus oscuros deseos y que hiciera realidad su descabellado sueño… Y Armin Meiwes era la persona ideal.

Un curioso anuncio

Armin Meiwes y Bernd Jürgen Brandes se conocieron en uno de los múltiples foros de canibalismo que existen en la darknet, llamado The Canibal Coffee, donde Armin publicó un curioso anuncio:

Busco un hombre apuesto de entre 18 y 40 años dispuesto a ser devorado.

Brandes respondió enseguida y, después de que ambos se cercioraron de que ninguno de los dos estaba bromeando, decidieron tener una cita.

Se vieron por primera vez el día 10 de marzo del 2001 en la estación de trenes y de ahí partieron juntos a la casa de Armin, donde pasarían el fin de semana juntos.

En el documental de YouTube sobre la vida de Armin, Docs: Interview With A Cannibal, él explica que después de hacer tenido relaciones sexuales, Brandes le confesó que, aunque lo había disfrutado, la única forma de que él se sintiera totalmente satisfecho era ser convertido en un sacrificio humano.

Es en ese momento cuando Armin, golpeado por la realidad del momento, decidió cerciorarse de que realmente Brandes quería hacer esto en serio, a lo que él se le acercó y le dijo: “Yo soy tu cena”, con una alegría desmesurada. Esto dejó en evidencia que llevaba toda su vida esperando ese momento.

El brutal crimen

Meiwes le suministró a su víctima 20 somníferos, jarabe para la tos y media botella de aguardiente con la intención de reducir el dolor. Después de estar un rato “jugueteando” en el sofá, Brandes le suplicó que cortara su miembro en ese mismo momento.

Armin tomó una cámara de video para grabarlo todo, con el consentimiento de su “presa”, y procedió con la mutilación.

La sangrienta escena perturbó totalmente a Armin, quien a pesar de tener deseos por comer carne humana, no sentía ninguna pasión ni interés por herir a nadie.

«La sangre salía como si fuera una fuente», declaró el caníbal en una escena del documental.

“Gritó muy fuerte, pero solo durante 20 o 30 segundos. Dijo que veía manchas negras y luego se sentó de nuevo en el sofá hasta que llegó un momento en que dijo que no sentía más dolor”, contó.

Después de la amputación, Brandes le suplicó a Armin que cocinara su miembro y se lo comieran; así que el caníbal corrió a la cocina.

“Lo limpié, lo herví, lo sazoné y lo cociné, pero la carne estaba tan fresca que se enroscó en la olla y no fue posible comerla. Ambos lo tratamos de comer, pero no pudimos”, explicó Meiwes.

Poco después de ese momento, Brandes comenzó a sentir frío por la pérdida de sangre y Armin pensó que un baño de agua caliente lo ayudaría. Sin embargo, en la tina –después de repetirle varias veces que estaba increíblemente feliz- terminó por perder el conocimiento.

¿A qué sabe la carne humana?

El deseo de probar la carne era muy fuerte; no obstante, Meiwes no sabía qué hacer. Se encontraba ante una encrucijada pues en su plan no entraba el asesinato: el fantaseaba en comer, no en matar.

Minutos después, y tomando en cuenta que la voluntad de Brandes era ser comido, decidió terminar con la vida de su víctima: lo degolló con un cuchillo de cocina y luego lo descuartizó.

Armin Meiwes limpió las partes del cuerpo de Brandes y las empaquetó, guardándolas en su congelador para futuras comidas. Paquetes que, cuando un año más tarde fue arrestado por la policía, fueron hallados.

Sin embargo, aquella noche Meiwes cumplió su más grande sueño: preparó su comedor como si fuera una noche de fiesta con lo más exquisito, cocinó la carne de su víctima a las finas hierbas y la acompañó con vino tinto.

“El primer bocado, por supuesto, fue muy extraño. Fue un sentimiento que no puedo describir. Estuve esperando por él más de 40 años, soñando con él”.

Meiwes admitió que el alijo había disminuido considerablemente a lo largo de los meses. Reconoció en el juicio haber consumido cerca de 20 kilos de carne humana.

«Se parece bastante al cerdo, una persona normal ni habría notado la diferencia», confesó delante de la cámara.

El descubrimiento del crimen

La carne que Armin Meiwes había probado cambió algo en él que no quería perder, así que siguió buscando víctimas en Internet, y aquel fue su gran error…

En un punto se puso en contacto con un estudiante de Innsbruck, una ciudad del oeste de Austria, quien tenía la fantasía de ser devorado. Armin, pensando que había encontrado a su nuevo compañero de aventuras, le contó que había tenido una experiencia real y que había probado la carne humana.

Sin embargo, aquel chico únicamente fantaseaba con aquellas oscuras actividades y no tenía la intención de llevarlas a cabo nunca. Por ello denunció a Meiwes, quien fue arrestado por la policía.

Durante el juicio se emitieron 19 minutos del vídeo que grabaron el caníbal y su víctima, aunque la cinta completa dura un total de cuatro horas. Algunos de los que la vieron tuvieron que recibir varios meses de terapia pues las imágenes eran indigeribles.

El juicio

El juicio de Armin se convirtió en el más famoso de la historia de Alemania, no solo por la brutalidad del crimen, sino también por la peculiaridad de las circunstancias.

La gente se dividió en dos bandos: por un lado estaban aquellos que creían firmemente que Armin era un despiadado asesino y que debía ser condenado. Sin embargo…

del otro lado estaban aquellos que veían a Armin como alguien que simplemente había ayudado a un hombre a cumplir sus sueños.

En el juicio, los psiquiatras determinaron que Meiwes no padecía ningún trastorno mental. Además, él trató de diferenciar el asesinato del canibalismo: no quería matar a Brandes, solo comérselo.

El acusado, quien mostró un comportamiento ejemplar en el juicio, fue condenado en una primera instancia a 9 años de prisión por “homicidio a petición”. No obstante, en una segunda instancia el veredicto cambió a “asesinato por motivos sexuales” y fue condenado a cadena perpetua.

Armin Meiwes, quien es ahora conocido como ‘El Caníbal de Rotemburgo’, cuenta actualmente con 57 años de edad y sigue cumpliendo su pena en prisión.

Sin embargo, muchas personas consideran que esto es un castigo injusto, pues según sus defensores, Armin no había cometido ningún crimen.

Con información de: El País / YouTube: El Rincon de Giorgio / Bio Chile / PlayGround / Playbuzz| Foto: Shutterstock

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