Por Daniel Colombo | Los seres humanos trabajamos por muchos motivos; uno de ellos, y no siempre el principal según las encuestas a nivel mundial es ganarnos la vida.
Para muchas personas, el trabajo implica un nivel de expresión, realización, creatividad y sentirse útil, que no se encuentra de otra forma. Y para otras, todo lo contrario: es una carga, un peso insoportable que hay que aguantar, aunque no tengas ganas.
Estas siete preguntas te ayudarán a diagnosticar si tu trabajo actual (ya sea estable o como independiente) es “EL” trabajo para ti:
1. Te genera entusiasmo
Si te levantas con optimismo, pensando en un nuevo reto para superar y te sientes con energía suficiente para atravesar los desafíos laborales, estás en el buen camino.
2. Hay una cuota de adrenalina presente
Este es un signo positivo, si te gusta manejar varios asuntos al mismo tiempo, y de temas diversos. Conviertes lo rutinario en algo especial, a tu modo. La flexibilidad ante el cambio despierta en ti mayor curiosidad, entrega y cooperación en equipo. A su vez, puedes poner límites y buscar equilibrio con tu vida personal.
3. Aprovechas las oportunidades para aprender
Más allá del tipo de tarea que realices, siempre le buscas la vuelta para aprender algo nuevo; te gusta compartir, escuchar a otros, ayudar, inspirar, indagar e investigar. Estas cualidades te convierten no sólo en alguien curioso, sino muy atractivo para las organizaciones, puesto que sueles mantener una energía alta y enfocada en los objetivos.
4. Te desafías más allá de cumplir con lo que debe hacerse
Seguramente conoces personas que hacen lo mínimo en su labor cotidiana: ese no es tu caso. Te esfuerzas y le pones una dosis extra de entrega, dedicación y atención a los detalles, para superar no sólo lo que la empresa espera de ti, sino a ti mismo. Y esto es lo que te motiva a seguir.
5. Descubres aspectos nuevos de ti
Independientemente de los problemas y la multiplicidad de temas complejos que puedan presentarse, siempre estás enfocado en explorar para descubrir internamente aspectos nuevos de tu comportamiento, personalidad, habilidades blandas, comunicación y formas de relacionarte. Estas cualidades son muy valoradas en las organizaciones de todo tipo, y es lo que distingue a una persona estándar de alguien con cualidades especiales.
6. Sientes que creces como persona
También es fundamental sentir que lo que haces aporta valor; no todo es el sueldo que recibes a fin de mes. Los valores humanos, el sentido de equipo, la inspiración y la motivación, son ejes que te incentivan para crecer desde adentro. A su vez, aplicas este aprendizaje en tu vida personal, convirtiéndote en un mejor ser humano, más auténtico.
7. Te levantas motivado y lleno de ideas
Lejos de sentirte abrumado por un nuevo día, es posible que llegues a tu espacio laboral con una libreta con listas de temas, ideas y aportes. Algo que se te ocurrió pensando “fuera de la caja” puede ser tu motor para seguir adelante, aún cuando los demás se den por vencidos. Esta es una característica esencial de quienes aspiran a convertirse en mejores líderes y vivir entusiasmados por la vida incluyendo la tarea que hacen en el mundo.
Cómo medir tu resultado individual
Si has respondido más de 5 de estas preguntas afirmativamente, hay una alta probabilidad de que el trabajo que desempeñas actualmente sea “TU” trabajo, aunque no siempre cumpla con todas tus expectativas.
Si estás por debajo de las 4 respuestas afirmativas, quizás debas pensar en hacer algunos ajustes y proponer cambios para elevar tu nivel de satisfacción; o bien, empezar a enfocarte en aquello que realmente te apasione, te represente y permita que, cada día, proyectes lo mejor de ti en el hacer laboral. Recuerda: crear la vida que quieres es tu responsabilidad.
Foto: Shutterstock
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