El ser humano evoluciona. Con el correr de los años -o de los milenios, para ser más exactos- el cuerpo humano modifica su estructura biológica. En parte por su capacidad de adaptación al contexto, en parte por el desuso. La alimentación, los embates climáticos, las migraciones y la utilización de la tecnología, entre muchos otros factores, generan cambios profundos que determinan su conducta y su proyección.
Como consecuencia de estos cambios, hay partes del cuerpo que ya no cumplen ninguna función. De hecho, están en camino a desaparecer, por ejemplo las muelas de juicio: no son necesarias para los alimentos que se ingieren actualmente, eran de gran utilidad cuando había que masticar ramas o huesos. Según estudios odontológicos, sólo el 5% de la población mundial tiene muelas de juicio sanas.
El apéndice es otro órgano que cayó en desuso. Se trata de un músculo que se une con el intestino grueso, servia como área especial para digerir celulosa cuando la dieta de los humanos consistía mayoritariamente en proteínas vegetales. Se lo puede quitar sin causar ningún problema.
Los músculos erectores del pelo tampoco cumplen función alguna. En otras épocas servían para erizar el pelaje y simular un mayor tamaño corporal; también para protección en épocas de aislamiento. Pero en la actualidad, al no tener casi pelaje, el ser humano no necesita de esta musculatura, sólo es responsable de la sensación denominada Piel de gallina.
El dedo más pequeño del pie está también en constante retroceso. Con cada generación se va achicando y es claro que llegará el momento -tal vez pasen millones de años- en que el ser humano ya no lo tenga. El único dedo del pie que realmente tiene una función es el gordo (pulgar): sostiene el equilibrio de todo el cuerpo. El resto, poco y nada.
Otro ejemplo es el Coxis (o coccis): son vértebras fusionadas, es lo que queda del rabo en el ser humano, de los tiempos remotos en que caminaba en cuatro patas. Los perros, por ejemplo, todavía lo conservan porque lo utilizan para comunicarse, los mismo sucede con los gatos, los monos y muchísimos otros animales salvajes. En el ser humano ya no tiene nada que hacer.
Con información de: sobrecuriosidades.com | Foto: Pies Shutterstock
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