Como muchos sabrán, los Premios Nobel deben su origen a que su creador, el inventor sueco Alfred Nobel, se sentía mal por todos los males que había provocado con la invención de la dinamita, por lo que destinar su fortuna a una fundación que se encargaría de premiar a los científicos más destacados fue la forma que encontró de dejar otro legado a la humanidad, aparte de este invento destructivo.
Pero tal como sucede en las películas en las que un objeto muy poderoso cae en manos de un temible villano, Nobel no fue el único científico que experimentó esta sensación.
Estos que veremos a continuación son 5 genios que vieron cómo sus inventos cayeron en las manos equivocadas y sirvieron a los propósitos más mezquinos.
Alfred Binet y el test de Inteligencia
Alfred Binet (1857-1911) fue un psicólogo francés que inventó el primer test práctico de inteligencia en 1905, en colaboración con Théodore Simon, al que llamaron test de predicción del rendimiento escolar, que sirvió como base de otros test para medir el cociente intelectual que vinieron después. Todo el concepto, hoy muy arraigado, de utilizar números para medir la capacidad intelectual y cognitiva, fue idea de Binet.
Como su nombre lo indica, este test se proponía identificar estudiantes que podrían necesitar algo de ayuda en su rendimiento escolar.
Mientras Binet se encontraba desarrollando este test y este comenzaba a ganar popularidad, los Estados Unidos de comienzo de siglo encontraban una creciente necesidad de acomodar a una población cada vez más diversa. En este contexto, unos americanos descubrieron el test de Binet, lo tradujeron al inglés y comenzaron a utilizarlo como una forma de demostrar la superioridad de la raza blanca.
Peter L. Jensen y el altavoz
A Peter Jensen (1886-1961) se le ha denominado ocasionalmente como “El Edison danés”. En 1909 Jensen se trasladó a los Estados Unidos y junto con un socio inventó el Magnavox, el primer altavoz.
En principio esto fue algo maravilloso, naturalmente, un dispositivo que permite ampliar la voz humana y hacer llegar un mensaje hablado a grandes distancias. Hasta que llegó alguien que vio todo el potencial que este invento tenía para ser aplicado al mal.
El primero que notó esto no fue otro que Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, que se dio cuenta de que difundir el mensaje de odio y discriminación de Hitler a través de altavoces ubicados en cada rincón de la ciudad era altamente efectivo. Los altavoces se convirtieron desde entonces en un importante símbolo de la propaganda nazi.
Wally Conron y su nuevo perro
En 1988, una mujer ciega de Hawaii necesitaba conseguir un perro guía que no provocara la alergia de esposo, por lo que allí entró en acción Wally Conron, quien se dedicaba a criar estos perros amaestrados capaces de guiar personas ciegas. Este hombre cruzó dos razas de perro, un labrador y un poodle que no perdía el pelo, y así creó el primer perro guía hipoalergénico, es decir, que no provoca reacciones alérgicas.
Sin embargo, a medida que esta increíble nueva raza comenzó a ganar notoriedad –su inventor comenzó a llamarla labradoodle–, muchos aprovecharon para implementar la idea como una simple forma de experimento. Pronto, la demanda de perros de nuevas razas, resultantes de combinar otras dos, fue creciendo y los criadores de animales comenzaron a realizar este tipo de experimentos sin ningún cuidado por los posibles resultados o la salud de los animales.
Los cachorros nacidos de este tipo de experimentos sufrían problemas de corazón, epilepsia o estaban simplemente locos, pero nunca hipoalergénicos.
Tony Wild y su café gourmet
El kopi luwak o café de civeta es la variedad más cara de café en la actualidad y se vende principalmente en Japón y Estados Unidos, aunque su consumo se sigue expandiendo a todas partes del mundo.
El responsable de la popularización de este café es Tony Wild, un importador británico que vio el potencial que tenía como producto comercial, a pesar de su extraño (y tal vez asqueroso) origen. El café se obtiene de granos que, tras ser ingeridos por la civeta (un mamífero parecido a un mapache que habita en la India, China e Indochina), pasan por su tracto intestinal y son expulsados entre sus heces. Estos animales suelen alimentarse de frutos maduros de café y expulsan el grano parcialmente digerido. Anteriormente, los lugareños recogían los granos tras ser expulsados por el animal y los vendían a los distribuidores.
Como suele suceder, sin embargo, la industria intentó encontrar una manera de maximizar los beneficios y reducir los costos de este café exclusivo. Por lo tanto, ahora se ha decidido simplemente atrapar a algunos cientos de estos animales, encerrarlos en jaulas y atiborrarlos a granos de café de manera compulsiva.
Arthur Galston y su solución para la soja
En 1940, Arthur Galston, un estudiante graduado de la Universidad de Illinois, comenzó a trabajar en buscar una manera de hacer que la soja creciera más rápido. Finalmente, encontró la solución en una sustancia llamada ácido 2,3,5-triyodobenzoico, por lo que recibió un doctorado en botánica.
De todas maneras, Galston descubrió que esta sustancia, aplicada en grandes cantidades, mataba por completo a la planta.
Tal vez por esta razón, una investigación militar comenzó a estudiar el ácido descubierto por Galston, lo que llevó a la invención del Agente Naranja, uno de los herbicidas utilizados por el ejército estadounidense como parte de su guerra química durante la Guerra de Vietnam.
Fuente: Ojo Científico
--
--