Por Daniel Colombo | Confiar en tus propios recursos internos cuando empiezas a dudar de lo que eres capaz de lograr es una de las mayores fortalezas que puedes construir a partir de tu desarrollo personal.
Cuando se hacen cambios en la vida o se presentan problemas para los que aparentemente no tenemos respuesta, las cosas no suelen ser sencillas. El camino hacia la transformación suele implicar momentos difíciles, así como emociones desafiantes.
¿Cómo saber cuándo la ansiedad o el miedo son sólo una bandera roja, y no una señal de que algo no va bien en extremo? ¿Cómo confiar en tus instintos cuando la parte lógica de tu cerebro te dice que algo probablemente no va a funcionar? ¿Y cómo encontrar el valor para continuar en el camino hacia lo que quieres, incluso cuando todo en ti está gritando que te vuelvas atrás?
Para afrontar las decisiones que cambian la vida es importante que primero reconozcamos y aceptemos nuestras propias vulnerabilidades.
Ser vulnerables no significa ser débiles, sino ser sensibles con nosotros mismos, sentir y explorar lo que estamos viviendo, para poder actuar mejor. Sólo entonces seremos capaces de confiar en nosotros mismos lo suficiente como para asumir riesgos y buscar nuevas posibilidades, con perspectiva, apertura y claridad.
- 5 estrategias para confiar en tus recursos internos
Hace muchos años, en uno de mis entrenamientos como profesional del coaching, escuché una frase que decía “No se te da nada que no puedas manejar” en el nivel de la experiencia. Esto significa que por más límite que parezca una situación, si lo sabes ver siempre haya algún aspecto de aprendizaje.
Sólo nos abrimos a la consciencia de aprender y avanzar cuando volvemos a confiar en nosotros. Para lograrlo aquí van estas cinco estrategias que pueden ayudarte cuando lascosas se ponen difíciles:
1 – Desarrolla tu autoconciencia
La autoconciencia es la puesta en conocimiento y razón de las propias emociones, comportamientos, pensamientos y creencias, así como la capacidad de reconocer y comprender las propias fortalezas y limitaciones.
Es una parte esencial de la inteligencia emocional. Si quieres aprender a confiar en ti, ser consciente de lo que ocurre en tu interior es un buen comienzo, porque significa que comprendes cómo tus emociones influyen en tus pensamientos y tu comportamiento, de modo que puedes tomar decisiones basadas en lo que quieres, y no solo en lo que sientes.
Esta es una gran habilidad de autorregulación interna, ya que al conocer e identificar lo que sientes, estás en mejores condiciones para determinar un curso de acción que puede ayudarte en ese momento.
Otra forma de verlo es así: Si no sabes lo que hay en tu cubo de residuos de la cocina, ¿cómo puedes saber que no está lleno de agujeros? La única manera de saber si está lleno de agujeros es mirar dentro.
Para aumentar la autoconsciencia puedes llevar un diario con tus emociones y sentimientos, practicar meditación o mindfulness, hablar con personas de confianza, hacer coaching o mentoreo con profesionales, e incluso buscar espacios de reflexión en la naturaleza.
Como es un proceso aprenderás también a tenerte paciencia, ya que la evolución posiblemente tome algún tiempo, aunque su resultado será altamente gratificante para ti.
2 – Encuentra tu fuente de confianza
Mucha gente busca afirmar quienes son y cómo se sienten en el afuera, por ejemplo, mostrándose superficiales, exhibiendo una vida falsa en las redes sociales y pretendiendo fingir estatus. Pero eso es un espejismo y apenas un reflejo de lo que se llama la identidad pública, que es lo que dejas que los demás vean.
La pregunta es: ¿Qué tanto conoces tu identidad privada? Con ella convives toda la vida dentro de ti. Para adquirir más confianza en tus recursos internos, es fundamental conocer y profundizar en esta identidad, que se conecta con la esencia de quien eres.
Todos tenemos un aspecto de confianza que, o bien lo adquirimos por la educación desde la infancia y nos fue estimulado positivamente, o bien, debimos construirlo a la fuerza a través de superar los acontecimientos dolorosos de la vida. En cualquier caso, hay puntos de referencia de momentos de mayor o menor confianza dentro de ti.
Una técnica para ir a esa fuente de confianza interior es que navegues en tu mente como si tomases un viaje hacia el pasado, y llegues hasta cada uno de esos momentos donde sentías fuerza interior, motivación, entusiasmo y la convicción de que cuentas con las herramientas para superar los desafíos.
Te sugiero que revivas esas emociones agradables, los sonidos, los aromas, los colores, las texturas y cómo estabas en aquel momento. Puedes hacer un ancla de ese instante en forma física (por ejemplo, tocando ahora, en el presente, alguna parte de tu cuerpo) y asociar ese toque con aquellas emociones de confianza.
Luego, la próxima vez que sientas que tu confianza se viene abajo, entrénate en tocar ese punto de tu cuerpo, y volver a revivir aquella autoconfianza pasada. Verás como esta técnica de visualización y anclaje funciona, y la podrás repetir y mejorar cada vez que quieras en base a la práctica continuada. Será un buen salvavidas cuando sientas que has perdido el equilibrio interior.
3 – Sé flexible y deja espacio para el error
Cuando confías en ti aprendes a aceptar los errores y a no tomarte las cosas demasiado en serio. Dejas de lado la necesidad de aspirar a la perfección, porque no existe en este plano físico; sí puedes ser una persona con excelencia.
Recuerda: es natural sentir ansiedad o tener momentos en los que dudas completamente de ti. Todos experimentamos estos sentimientos a veces. Lo que importa es lo que elijas hacer en estas situaciones.
Por ejemplo, si dudas de tus capacidades y piensas que no tienes recursos internos para afrontar algo complejo, en lugar de decir “tengo que hacerlo perfecto” puedes decir “lo haré lo mejor que pueda, y aprenderé de cualquier error para mejorar la próxima vez.”
Como el lenguaje con el que pensamos y nos comunicamos no es inocente, estarás creando la realidad según la historia que te cuentes. El contarte historias donde aprendes, aunque haya fallos te ayudará a aliviar la presión innecesaria y a poner las cosas en una perspectiva más significativa.
4 – Confía en tus instintos y presta atención a las señales de alarma.
El instinto está construido por patrones de información profundamente arraigados en la mente. Te ayudan a navegar por tu vida y a tomar decisiones basadas en lo que te ha funcionado en el pasado.
Imagina a tu instinto como si fuese un programa de computación que se ejecuta en segundo plano y funciona sin problemas hasta que algo los activa y hace que aparezcan y llamen tu atención.
Cuando estás haciendo cambios o transformaciones en tu vida y tomando decisiones, es probable que surjan emociones y pensamientos poderosos que afectarán a tus instintos.
Por eso es importante prestar atención a las banderas rojas que indican que las cosas se están volviendo demasiado intensas y que necesitas ir más despacio, o ajustar el rumbo.
En ese instante detente, respira, toma perspectiva de las situaciones, haz análisis de probabilidades, crea un plan A, B, C y D sobre la situación, y verás como en poco tiempo estarás restaurando la confianza en tus habilidades y capacidades.
5 – Pasa a la acción avanzando, incluso cuando no estés 100% seguro.
Nadie puede estar seguro al 100% de que algo va a funcionar como quiere. Frente a esto lo mejor es empezar a actuar. Incluso las acciones más sencillas pueden ayudarte a aclarar lo que quieres y lo que es importante para ti.
Por ejemplo, si no estás seguro de en qué centrar tu tiempo y energía, prueba a programar tiempo para diferentes actividades y ver qué pasa. Si no estás seguro de qué tipo de trabajo sería el mejor para ti, intenta hablar con diferentes personas de distintos sectores y ver qué te inspira.
Como puedes observar, frente a la falta de confianza en ti un buen antídoto es la acción como manera de avanzar, salir del estancamiento y, al mismo tiempo, animarte a conocerte mejor. El ponerte en marcha, moverte físicamente en vez de quedarte rumiando y pensando, y tomar decisiones por pequeñas que sean, ayudará a recomponer esa sensación de falta de confianza que te preocupaba.
Imagen portada: Shutterstock
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