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Whang-od, la tatuadora de la tradición más longeva del mundo

Whang-od, la tatuadora de la tradición más longeva del mundo

En una región montañosa de Filipinas, Whang-od demostró tener tanto talento para los tatuajes que la cultura cedió y la dejó dedicarse a ello de por vida. Ahora, que tiene poco más de 100 años, sigue preservando con honor su cultura, firmando a miles de personas por año…  ¡Conoce su historia!

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La tribu Kalinga, proveniente del norte de Filipinas y denominada así por la provincia de mismo nombre, siempre destacó por su cultura implacable; entre todo el rico bagaje histórico que tiene el continente asiático. De entre todos los pueblos que pueden llamar la atención en Filipinas, los kalinga han destacado por muchas razones, entre ellas el tema de la defensa de su comunidad. Los hombres estaban destinados a ser guerreros, llamados Butbut, y median su fuerza a través de la valentía.

Los enemigos asesinados por los kalinga eran decapitados y sus cabezas se exhibían por los alrededores, en señal de triunfo. Ante las muertes, los héroes eran tatuados por los mambabatok, unos hombres especializados que no solo tatuaban con el peso de un linaje detrás suyo, sino que, según su cultura, tenían poderes de adivinación. El tatuaje de recompensa venía acompañado, como no, de predicciones y cantos (una suerte de ritual) que solo podían ser hechos por los de respetable linaje.

Montañas de la Provincia de Kalinga – Imagen: Wikimedia.-

Las mujeres indígenas también podían tatuarse, pero por mera estética. Como en muchas regiones de Asia, la belleza femenina estaba relacionada con los tatuajes, que se asocian con el atractivo y la hermosura. Mientras mayor cantidad de tinta, mejor para ellas.

Historia de Whang en el mundo de los tatuajes

Entre todo el linaje de tatuadores mambabatok, rompe la tradición una joven de 15 años llamada Whang-od Odday (Provincia de Kalinga, 17 de febrero de 1917), que comenzó a tatuar gracias a las enseñanzas de su padre, quien vio en ella desde temprana edad un gran talento. Aunque las mujeres no estaban autorizadas para realizar esta milenaria práctica por aquellos tiempos (década de 1930), la audacia de Whang hizo que su pueblo que permitiese seguir con el oficio.

Odday comenzó tatuando a mujeres, cuyos tatuajes debían ser pagados por la familia con dinero o cantidades de arroz. Incluso hoy en día, los turistas deben ofrecerle a los artistas algún tipo de tributo o recompensa. La práctica que define los tatuajes femeninos por belleza se llama fatok. Posteriormente, pasó a pintar a los corta cabezas de su pueblo, llamado Buscalan, que se paseaban por los alrededores luego de obtener una victoria. Los dibujos de los guerreros butbut, que se hacían mayormente en el pecho o en los brazos, se denominaban fi-ing.

Whang-od, en 2016 – Imagen: Wikimedia.-

El ultimo fi-ing se hizo en 1972, después de que todos los antiguos guerreros y sus descendientes muriesen; además del innegable paso de la modernidad y las restricciones del gobierno con respecto a prácticas violentas en grupos aborígenes.

Para poder tatuar, las personas deben llevar consigo una espina de los árboles de pomelo o calamansí; mientas que la tinta se fabrica con trozos de carbón. El dibujo en la piel se hace dando pequeños golpes a la espina, a través de un mazo de bambú. Es una técnica dolorosa, en comparación con las agujas actuales, pero Whang tatúa a los turistas con la antigua tradición para preservarla.

Datos personales y mantenimiento de la tradición  

Whang deseaba casarse con un guerrero llamado Ang-Batong, al que tatuó personalmente luego del triunfo de su primera batalla. Sin embargo, el chico era desaprobado por la familia de ella, ya que dudaban que su linaje fuera puro. Los amantes no pudieron casarse y el joven fue arreglado en matrimonio con una de las mejores amigas de Whang, llamada Hogkajon. Ang murió tiempo después, con apenas 25 años, y Whang prometió no tener hijos ni jamás unirse en matrimonio. Aunque tuvo algunos amantes con el pasar del tiempo, la tatuadora cumplió su palabra y no contrajo nupcias ni engendró descendencia.

Cuando fue avanzando en edad, Whang fue haciendo tatuajes cada vez más pequeños y los diseños antes solamente designados a guerreros fue haciéndolos en turistas. En la actualidad, solo tatúa su firma (una señal con tres puntos) y atiende a un número reducido de personas por día.

Para poder llegar a Buscalan, el pueblo natal de la tatuadora, los visitantes deben hacer 10 horas en autobús desde la ciudad de Manila, luego toma un jeep por peligrosos riscos y, a partir de cierto punto, caminar por un sendero entre las montañas, por donde no pasa ningún tipo de vehículo. Whang tiene fama internacional por ser la última y más longeva tatuadora kalinga viva (por linaje). Sin embargo, y para preservar la tradición, la anciana ha impartido sus conocimientos a una sobrina nieta llamada Grace Palicas y a otra pariente, Ilyang Wigan.

Grace Palicas, la joven tatuadora y sobrina nieta de Whang – Imagen: Wikimedia.-

Según las creencias de su tribu, Whang-od cree que nadie que no sea de la familia puede aprender a tatuar, porque los tatuajes se infectarían.

Reconocimientos

La avanzada edad no le impide a Whang tatuar a miles de personas, entre turistas y locales. En su país ha sido condecorada con diversos actos y títulos. Su vida se filmó en la serie de ficción filipina Wagas (2017), en donde fue interpretada por la actriz Janine Gutierrez. Ha sido visitada por antropólogos, fotógrafos e incluso sale en un programa de Discovery Channel llamado Tattoo Hunter.

La Comisión Nacional de la Cultura y las Artes le otorgó, en 2017, el reconocimiento Dangal ng Haraya Award, el más prestigioso de la organización.

Con información de: 20 Minutos / Wikipedia / Graumfest / The Culture Trip / Youtube / Imagen: Wikimedia

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