Por Échale Pichón | Hace poco vi La película con la que la directora venezolana Mariana Rondón ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián en (2013), se llama pelo malo , en ella Junior, el protagonista, es un niño que quiere alisarse el pelo rizado, de allí , el título al filme, pelo malo es una expresión racista en Venezuela para referirse al pelo crespo.
De hecho, «pelo malo» es una expresión usada en el caribe en general para describir el pelo de la raza negra. El origen del término es muy ofensivo. Es muy racista pero irónicamente, en cada familia hay alguien con pelo malo,
Claro muchachos, me pegue como dicen los andaluces, una pechada de llorar, porque yo soy pelo malo y lo he pasado mal de niña con las bromas hacia mi pelo. Yo también tenía una fijación especial por alisarme el cabello y cumplir con el bendito código de belleza.
Pero bueno, ¡no seas tan sensible chama! ¡Si eran bromas! que nosotros los Venezolanos somos bien chevere, ¡vale!
Que nos querremos todos, que somos todos iguales, que en el lugar del mundo que nos encontremos da igual, si escuchamos nuestro acento corremos a meternos la mano… pero de repente me acordé, ¡ya va!
Pero es que esa joda no es casualidad. Y es que yendo más allá, recordé que en Venezuela tuvimos una organización bien cabilla que nos separaba por el color de la piel.
En los orígenes de Venezuela como concepto, los blancos alcanzaron una serie de privilegios que condujo a la exclusión del resto de grupos socio-étnicos con características fenotípicas distintas a ellas. Es decir, si no eras blanco, no eras cool.
La mezcla entre esos grupos fue la que dio lugar a las castas, esa clasificación de las personas dado su linaje, quiénes eran sus progenitores y qué lugar ocupaban en la sociedad medieval de aquello siglos.
Por eso hoy, en Échale pichón, un podcast de historia venezolana, les voy a hablar de cómo, por nacimiento, se determinaba el rango social de las personas, otorgándoles el derecho a las posibilidades existenciales que establecían su poder y accesibilidad en cargos políticos, a la educación y al trabajo.
El color de la piel fue el estigma regidor del rapor social. En ese contexto histórico-sociológico-antropológico, blancos peninsulares y criollos marcarían unas fuertes desigualdades sobre indios, negros, pardos, mestizos y zambos, conocidas más específicamente como gentes de color.
Lo único que les voy a pedir es paciencia porque esto está largo, largo, ¡pero bueno bueno!
¿Y por dónde vamos a empezar? Por el lomito
Las gentes blancas o claras
La casta de blancos se conformó por el grupo de primerizos fundadores y conquistadores de territorios con Reales Cédulas (autorización de explotación del territorio) o sin ellas que vinieron a establecer el proceso de colonización en América.
Esta casta dominaba la sociedad de la provincia con “el status jurídico, el ascenso social y el rango que les eran familiares, su calidad de blanco le otorgaba un status superior dentro la sociedad colonial.
La dominación colonial española suponía una superioridad moral de los blancos frente a los otros estamentos, los cuales eran considerados de ‘baja calidad’.”
De allí que la limpieza de sangre se convirtió en un requerimiento necesario para los blancos criollos o mantuanos. Dentro de las categorías fenotípicas de gentes blancas o claras se encontraban: los blancos peninsulares, blancos criollos y blancos canarios.
Procedentes de España, los blancos peninsulares gozaban de grandes privilegios políticos puesto que representaban el poder de la monarquía sobre sus posesiones ultramarinas, ocupando el nivel más alto de la clase dominante. Impusieron el estatus jurídico, el rango social, la endogamia y el hermetismo característico de su categoría de casta.
Esta casta constituía el “verdadero sector dominante»; en él se encontraban los adelantados, repartidores y encomenderos, luego los capitanes generales, y los funcionarios de máxima jerarquía.
Constituían, pues, el grupo más beneficiado que se alternaban los más altos cargos, tan apetecidos por los criollos, de la red burocrática imperial, suficiente para ejercer control, poder y dominio.
Entre tanto, los blancos criollos constituían un estamento que surgió de blancos nacidos en América de padres españoles.
El origen de éstos radica en la unión de peninsulares con indias, originado desde el proceso de conquista, en donde se inicia la adquisición de fueros y privilegios de nobleza.
“Esta alianza de los castellanos con las indígenas dio lugar a lo que se llamó el mantuanismo”. El vocablo, primero mantuana y ya luego mantuanos, se mantuvo en uso hasta el siglo XIX.
Así pues, eran solo las señoronas blancas quienes podías usar la mantilla en la misa, dando origen, desde el siglo XVII, al término mantuana para definir a éstas aristócratas de raza blanca, nacidas en América, pero descendientes de conquistadores españoles.
Este grupo gozaba del privilegio de las riquezas heredadas, por lo tanto, su condición estaba en el carácter de terratenientes a lo cual se les asignaba también la denominación de hacendados, cosecheros y grandes cacaos, así pues eran poseedores de tierras y de esclavos.
Se asentaron en los centros urbanos y poseían voz y voto en el Cabildo. Además podían ser oficiales de milicias, ingresar y cursar estudios en la universidad, ejercer sacerdocios y sus mujeres podían usar mantos y alfombras para asistir a la iglesia.
El último escalafón de las gentes blancas lo constituían los blancos canarios considerados también como blancos de orilla quienes a pesar de su color, carecían de condición social ya que desempeñaban oficios manuales estigmatizados para la época de indignos y serviles.
Este grupo marginado “por ser pobres y de orígenes sospechosos» estaban lejos de poder ser considerados hidalgos o nobles.
Generalmente desempeñaban oficios de zapateros, herreros y barberos, entre otros. No rehuyen de su vida modesta y de su actividad dura y permanente, pero da igual el tipo de blanco, el orden con el que se gobiernan las Indias es como decía el refranero popular:
Los españoles conquistadores no venían a trabajar, vienen a que los indios y los negros trabajen para ellos.
Y de esa mezcla surgió una curiosa lista de 16 combinaciones básicas, aunque las mezclas posibles son innumerables.
Otros peculiares nombres como calpamulato, coyote, cuarterón, genízaro, jarocho, tresalvo, zambo, entre muchos otros, hacían más grande la lista.
¡Pero ojo! Hecha la ley, hecha la trampa…
Se podía manipular, pues era frecuente que se buscara que un hijo fuera registrado como blanco para que tuviera un estatus más alto para lo cual «se sobornaba al cura o se conseguían un padrino español», dice el investigador.
Las gentes oscuras
En cuanto a las gentes oscuras, éstas estaban conformadas por los indios libres o tributarios, los negros esclavos o manumisos y los pardos o mestizos, duramente estigmatizados por la sociedad colonial.
En el primer grupo oscuro, el de los indios, existe una falta de información sobre la población india de la provincia de Caracas y considera que “quizás sería mejor señalar que ésta no ha sido recogida y analizada” y la única información. Que hay , se localiza fuera de los ámbitos archivísticos americanos: “Los Archivos de Sevilla, que contienen una impresionante cantidad de datos sobre la población india en las décadas posteriores a 1750.
Sin embargo, este grupo oscuro disfrutaba de mejor condición que los negros, pues eran considerados como vasallos libres, lo cual no excluía su esclavización por rebeldía contra la conquista.
Por otra parte, para comprender mejor este estrato es preciso considerar su clasificación en: indios tributarios e indios rebeldes.
Los indios tributarios era el grupo indígena sometido al sistema colonial, obligados al pago de un tributo periódico y “eran concentrados en pueblos sólo para indios, bajo la tutela de un ‘corregidor’ o bajo la autoridad de un ‘cura doctrinero’, así como ‘las misiones’, que eran propiedades a cargo de diversas órdenes religiosas”.
Los indios rebeldes constituía un grupo que se resistía a convertirse en tributarios, por ende llevaron su vida dentro de sus costumbres siempre alejados de los centros coloniales y practicaban la guerra contra aquellos que pretendían invadir sus tierras
Los negros esclavos figuraron como un factor determinante en la economía durante el proceso de conquista y colonización. Llegaron a suelo americano una vez que comenzó la disminución de la mano de obra esclava india. La venta de mano esclava negra constituyó la primera fuente de grandes riquezas para Europa.
Los 87.800 negros esclavos, por la función económica desempeñada en la sociedad, integraban una clase social explotada directamente en el proceso productivo por los amos terratenientes. La explotación económica de la mano de obra negra se apoyaba en una complicada superestructura jurídica, étnica y cultural, que estratificaba aquella clase social
Los negros arribaron al territorio americano por intermedio de comerciantes, españoles, portugueses, holandeses, ingleses y franceses que con la trata de negros proveían de esclavos necesarios a las nuevas colonias españolas.
Con la llegada de esta mano de obra, se sustituyó a la mano de obra india, lo que explica que las mujeres negras que llegaron en los barcos negreros sustituyeron a su vez a las indias que trabajaban como lavanderas, cocineras, planchadoras, criadas y ayas de los niños blancos.
Los negros, a su vez, fueron marcados según el ritmo que adquirieron las relaciones sociales de producción y el empuje y rigurosidad de las fuerzas productivas en negros libres, negros esclavos y negros cimarrones.
Los negros libres estaban formados por el grupo que jurídicamente poseían su libertad bien sea por haber sido liberados por sus dueños o por haber sido manumitidos.
Comúnmente se confundían con los pardos, lo que les permitía emplearse en las labores que implicaban el mayor esfuerzo físico, pero también en las actividades de artesanía.
Algunos alcanzaban a adquirir propiedades en zonas urbanas y pequeñas haciendas.
Los negros esclavos constituían el estrato desprovisto de derechos. Eran propiedad del amo y, por ende, eran mercancía de libre comercio según considerara su dueño o amo. Geográficamente estaban ubicados, en las plantaciones de “la cordillera de la costa y la estrecha costa, donde se asentaba el grueso de las plantaciones agrícolas.
Además, la cordillera de la costa era la región más densamente poblada de Caracas.
Por eso es que la mayor cantidad de expresión de música negra en Venezuela se encuentra concentrada en las costas y quién no recuerda una noche de san Juan bailando con las hogueras en la playa. Y cuántas historias de injusticias endulzadas con humor no han llegado hasta nuestros tiempos.
¿Ustedes se saben el de la negrita ‘paga peos’?
Resulta ser, como ya he comentado que durante la época colonial, que desde 1571 existía esta disposición (Leyes de Indias) que prohibía a las mujeres, como mulatas y negras, la utilización del manto (mantillas) cuando asistían a los servicios religiosos. Así pues, eran solo las señoronas blancas quienes podías usar dicha prenda en la misa.
Estas grandes damas, nuestras mantuanas, iban a misa acompañadas de esclavos, uno de ellos, probablemente una esclava, dará origen a la expresión «el paga peos” pues los flatos, pedos o peos de la dama durante la misa (cosa que parece generaban con cierta frecuencia) inmediatamente eran achacados a dicha esclava.
De allí la expresión «paga peos» se hace presente en Venezuela y se refiere a servir de chivo expiatorio en alguna situación .
Ahora bien, Los negros cimarrones surgieron por oposición a la esclavitud. Los cimarrones fueron negros que resistieron al yugo de la servidumbre y se escapaban a regiones lejanas del dominio colonial y formaban de esta manera comunidades en pie de rebeldía conocidas como cimarroneras
En cuanto a la categoría étnico-social conocida con el nombre de pardos, éste era el estrato constituido por hijos de blancos y negros; o de blanco y tercerón; o cuarterón o quinterón.
Los pardos era un concepto aplicado durante los últimos decenios de la dominación hispánica a las personas descendientes de negros africanos que sucesivamente iban librándose de su color al contraer nupcias o mantenerse en concubinato con gente blancas. Los pardos representaba la mayoría de la población libre.
Poseían cierto grado de movilidad económica, y aunque no padecían de una represión brutal, existían en potencia factores de un feroz conflicto racial si se llegaba a perturbar el equilibrio social,” debido a la exclusión a las que fueron sometidos por las instituciones representativas de la sociedad colonial.
Existían reglamentos que les prohibían a los pardos el uso de prendas igual a la de los blancos; contraer matrimonio con blancos; pertenecer a la iglesia; entrar a la universidad. A las mujeres se les prohibía usar joyas y hasta la mantilla en la iglesia.
Sin embargo, los oficios que desarrollaron dentro de la sociedad les permitieron alcanzar pequeñas fortunas., “se formó un grupo de creciente influencia económica que fue constituyéndose como una clase media emergente con fuertes aspiraciones de ascenso o igualación social” (
Pero aquí también había nivel de pardos…
Existieron pardos beneméritos, pardos artesanos y en oficios y pardos agricultores.
los pardos beneméritos pertenecían al estrato cuyas actividades les habían otorgado cierta figuración económica y social lo cual los conllevó a convertirse en pequeños y medianos propietarios y a pretender igualdad de privilegio que los blancos criollos.
En tal sentido reclamaban acceso a cargos públicos, ingreso a la universidad, al clero y derecho a casarse con personas blancas.
En mi primera temporada conté la historia de Las hermanas bejarano que eran unas pardas que compraron la blancura vendiendo ese delicioso postre que era el favorito de nuestro Libertador.
Los pardos artesanos y en oficios fue el grupo dedicado a profesiones despreciadas por el sector dominante de los blancos, así pues, trabajaron como sastres, sombrereros, zapateros, carpinteros entre otros, lo cual ofreció bienes y servicios a la población.
Y finalmente teniamos Los pardos agricultores representaban el grupo que se concentraba en las regiones rurales, en los centros de plantaciones y trabajaban como jornaleros, campesinos y bajo condiciones de explotación que se asemejan a la esclavitud.
¿Y ahora? Cómo se vive el color en la Venezuela del siglo XXI?
Venezuela vive inmersa en un clima de inseguridad urbana que la ubica entre los países con más muertes violentas en la región, pero la particularidad es que una gran parte de esas muertes provienen de las operaciones antidelictivas de fuerzas estatales, marcadas por su elevada letalidad.
Esa violencia de Estado afecta particularmente a la juventud pobre y menos «blanca» de las barriadas populares. Sin una politización de las cuestiones raciales como en otras partes, en Venezuela el racismo aparece como un fenómeno latente y poco problematizado en la sociedad y la política.
¿Qué formas toma la opresión racial en Venezuela? ¿Qué grupos enfrentan discriminación sistemática racializada?
Los sistemas penales se caracterizan por ser selectivos, clasistas, racistas y xenófobos.
El racismo en Venezuela es un problema no admitido ni asumido, es casi un tema tabú.
Se trataría más de un racismo simbólico, cultural, latente, que se presenta en ocasiones como algo simpático o humorístico, estético, junto a un cúmulo de prejuicios, así como sutiles e indirectas formas de opresión, discriminación, estigmatización y exclusión.
Esto va desde el no reconocimiento u ocultamiento de la propia herencia africana o indígena hasta la autodiscriminación. Eso que se conoce como «endorracismo», que es básicamente el racismo ejercido por los propios discriminados.
Mi abuela no era india y cuando era niña me decía, hija sobre todo no se busque un negro, mejore la raza! ¡Abuela por favor!
Por ello también cuesta tanto asumirlo.
En Venezuela el racismo no alcanza los niveles institucionalizados y extremos que tiene en Estados Unidos, pero sin duda alimenta un sustrato para legitimar posteriormente otras formas de violencia en contra de estos grupos.
Y esos grupos quiénes son ahora, ¿cuáles son nuestras castas modernas?
Pobres , afrodescendientes e indígenas.
Hasta hace pocos años, Venezuela era un país receptor de migrantes y en estos grupos también se encontraban haitianos, trinitarios, colombianos, ecuatorianos y peruanos.
En contraste, a los migrantes provenientes de España, Italia y Portugal se les otorgaba un trato mucho más privilegiado. No se trataba entonces solo de xenofobia, había también implícitos racismo y clasismo en contra de estas personas.
Ahora esa situación se revierte, ya que actualmente son los venezolanos quienes sirven de chivo expiatorio en muchos países, dado el enorme éxodo de al menos 13% de nuestra población.
¿Pero cómo se entrecruzan clase y raza en el caso de Venezuela?
Están íntimamente vinculadas, como lo están en la mayoría de los países coloniales que explotaron a los esclavos traídos de África entre los siglos XVI y XVIII.
En el caso de Venezuela, las clases altas y sus familias tradicionales –algunas que se remontan a la Colonia– son predominantemente blancas y endogámicas, no se mezclan
En otro nivel podría considerarse también a los inmigrantes italianos, españoles y portugueses que vinieron a mitad del siglo pasado huyendo de las guerras y que llegaron como mano de obra calificada y luego lograron ascender en la escala social.
Esta oleada migratoria europea fue promovida por el gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez en un intento de «modernizar» y «blanquear» el país, «mejorar la raza». De este grupo algunos se mezclaron, aunque no la mayoría. Acá pueden verse, entonces, las capas más altas de la sociedad, que serían las minoritarias, con un importante poderío económico, pero actualmente venidas a menos en lo político.
Luego vendría la mayoría del país que es fundamentalmente mestiza: mezcla de indios, negros y blancos.
Precisamente esta condición de asumirnos como producto de esta mezcla es lo que hace que nos cueste aceptar que tenemos problemas de racismo.
En las clases populares hay mayor cantidad de afrodescendientes e indígenas que en las clases medias.
Podríamos afirmar que el mestizaje dentro de nuestra estructura social tiene la forma de un rombo o diamante: en la medida en que te acercas a la cúspide o a la base de la estructura social venezolana el mestizaje es menor, cuanto más arriba menor melanina, más abajo ocurre lo contrario y en las capas medias el mestizaje es mucho mayor.
Por lo tanto, en Venezuela, la segregación de clase suele estar muy vinculada a la segregación racial.
¿Hasta qué punto representó el chavismo un avance contra el racismo?
Algunos posiblemente podrían considerar la victoria del innombrable , en 1998 como un éxito simbólico, al ser el primer presidente zambo y de extracción popular en el país.
Sin embargo, esto tuvo más una impronta de clase que de raza. Por parte de la oposición tradicional, afloraron los discursos racistas y clasistas.
Pero a dos décadas de este evento, no puede afirmarse que las clases más excluidas estén mejor que antes, ni que el chavismo haya significado un empoderamiento de estos sectores.
Todo lo contrario, hoy en día hay mayor pobreza, desigualdad, exclusión y represión.
Y es que el tema del racismo no se ha asumido como problema, por lo tanto no se aborda ni se registra.
Según el Censo Nacional de 2011, en términos de autopercepción racial, solo 2% de la población se reconoció como «negra» o «afrodescendiente», mientras que 49% se identificó como «morena». No hay conciencia de la negritud.
Esto dificulta la formación de organizaciones fuertes con perspectiva de raza como ocurre en eeuu y Brasil.
La película Pelo Malo toca de forma paralela varios asuntos: la familia, la infancia, el racismo, la cultura popular, y quizá de manera tangencial pero latente, una situación social, política y económica de una sociedad venezolana patriarcal, polarizada y fragmentada en la que la tensión, la hostilidad, la pobreza y la violencia se perciben a cada instante.
Durante los últimos 13 años, la moneda ha perdido más de 100 millones de veces su valor, alcanzando una tasa de inflación estimada en más de 1.000.000% según algunos cálculos, semejante a la de Zimbabwe de la década de 20009.
Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), entre 2014 y 2017 se pasó de un porcentaje de pobreza por ingreso de 48% a 87%, mientras que la pobreza extrema creció de 23,6 % a 61%.
En el último informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud), solo Siria y Libia, dos países con prolongadas guerras, han perdido más puestos en el Índice de Desarrollo Humano que Venezuela, que retrocedió 25 puestos entre 2012 y 2018.
El más reciente reporte del Programa Mundial de Alimentos ubica a Venezuela como el cuarto país en el mundo «necesitado de ayuda urgente», con 9,3 millones de personas, 32% de la población, sufriendo de inseguridad alimentaria.
Pero a pesar de toda esta pobreza, Alisarse el pelo en Venezuela es un tema real. La cantidad de peluquerías que hay en Caracas supera al de las farmacias. Por cinco peluquerías hay media farmacia.
--
--