Por Daniel Colombo / Siempre que llevamos a cabo una acción o tomamos una decisión, habrá consecuencias. Incluso el no hacer o no tomar decisiones tiene repercusiones.
La famosa teoría del matemático John Nash (aquel que interpretara tan bien Russell Crowe en la película “Una mente brillante”) nos plantea que para poder ganar un juego debemos conocer lo qué está haciendo nuestro oponente, de manera que podamos anticiparnos.
Esta teoría, también enmarcada dentro de las llamadas “teorías del juego”- junto a otros autores como John Von Newman y Antoine Agustín Cournot-, se utiliza en diversos ámbitos de la vida personal y de las organizaciones, en donde necesitamos aprender a obtener resultados creando mejores estrategias.
Resulta muy interesante poder aplicar la teoría de Nash también en la vida cotidiana. Entendiendo que si ayudamos al otro también podemos obtener lo que queremos, en el tiempo en que lo queremos y con los mismos recursos con los que ya contamos.
Un ganar-ganar en donde ambas partes están interesadas en obtener un determinado elemento siendo conscientes de que pueden ayudar al otro en el proceso.
Las opciones que se presentan son, por lo menos, cuatro básicas:
Ganar/Ganar: Mutuamente benéficas, satisfactorias y ambas partes salen conformes.
Ganar/Perder: Se utiliza la posición, el poder, los títulos, las posiciones o la personalidad para lograr el fin de hacer perder a la otra parte.
Perder/Ganar: Se ve como una competencia. A medida que tu rendimiento y desempeño se vea afectado, tu competencia irá viéndolos beneficios que en este caso podría tener.
Perder/Perder: Cuando las dos partes individualistas, obstinadas y egoístas sostienen a rajatabla sus posiciones, lo que lleva a que ambas pierdan.
• ¿Cómo llevar a la práctica la teoría de Nash?
La aplicación de esta teoría resulta muy provechosa pues se trata de poder coordinar puntos de vista que además de gestionar los intereses personales, para saber leer lo que ocurre en su entorno de tal forma en que podamos analizar y ejecutar mejores formas de obtener resultados que se buscan.
Supongamos que hoy te encuentras con una persona que necesita de tu ayuda con un problema específico en el campo en el que eres profesional o experto. Entonces ayudas a esa persona sabiendo que no puede pagarte lo que vale ese tipo de asesoramiento o le recomiendas alguien mucho más capacitado que tú mismo para hacerlo.
Esa persona consigue resolver su problema y en unos años más la vuelves a encontrar y tu posición es la de él mismo en ese momento. Le pides ayuda y el o ella te recuerda como alguien que le ayudó a iniciar un camino nuevo y mejor en su propia vida.
La teoría de Nash vendría a ser como un círculo virtuoso de decisiones personales que incluyen la paciencia, el buen trato, la empatía con el otro y la buena comunicación de tal forma que una pequeña acción beneficie y estimule a otros a lograr lo que desean y vayan produciendo cambios positivos en cientos de otros seres humanos. Irradiando una serie de buenas consecuencias donde todos ganen de una u otra forma.
El poder de esta teoría puede estar en la buena voluntad de los seres humanos de ayudar al otro para, como decía Nash, crear un mundo mejor hoy y para las generaciones futuras.
Debes tener conciencia de que nuestras acciones repercuten en los otros y siempre estarás generando ondas expansivas de tus propias limitaciones o potencialidades en la medida en que las reconozcas.
• ¿Siempre se puede ganar?
Ganar-Ganar es una posibilidad cuando la implementamos como filosofía de vida.
A veces, necesitaremos aprender a negociar y otras veces, a ceder.
Y otras veces, a aceptar.
Vivir de acuerdo con una filosofía de vida como la que propone la teoría de ganar-ganar de Nash, es poder acordar que no siempre vamos a obtener todo lo que queremos en los plazos que queremos, aunque, eventualmente, lo obtendremos u otras personas se beneficiarán de ello.
El mundo es un intrincado complejo de relaciones humanas que siempre nos sorprende y por eso no debemos olvidar que nuestras acciones y nuestras decisiones van a tener un impacto mucho más profundo de lo que creemos en vidas que ni siquiera conocemos.
Hay que recordar que somos seres sociales es volver sobre lo básico de nuestra condición: todos queremos vivir en paz y mejorar nuestras vidas constantemente.
Para poder lograr nuestros objetivos personales y vivir en paz se necesita entender que la empatía es una de las formas más eficientes para poder ganar-ganar siempre.
¿Cómo?
Entendiendo que lo que una persona hace o dice en un momento determinado es el fiel reflejo de su forma de entender el mundo, no el nuestro. Cuando aceptamos al otro como es y aceptamos que su proceso es distinto al nuestro (no se trata de si es mejor o peor) entonces podemos dejar que las situaciones fluyan con naturalidad.
Una persona que sabe comunicarse con otras y que puede sentir empatía con los proyectos del otro puede aprender a tolerar mucho mejor sus propios fracasos y compartir los beneficios de sus éxitos puesto que entiende su función en la armonía que crea entre esos procesos. Y entiende el valor de respetar al otro, a veces, a pesar de sus decisiones.
El ganar-ganar es una posibilidad realista para las personas que se encuentran buscando llevar paz a sus propias vidas y parten de lo que ya aprendieron. Personas que no son egoístas en sus proyectos y que pueden aprender a comunicarse con otras de la forma más asertiva posible.
Nos han enseñado que la finalidad de cualquier juego es tener un vencedor, aunque no siempre nos enseñaron el valor de ayudar al otro a ser el vencedor. Podemos aprender a obtener los resultados que deseamos en los plazos que deseamos si aprendemos a enfocarnos en lo que le interesa al otro y en los beneficios que el otro va a obtener. Cambiar el foco hacia esa perspectiva es ganar un juego de vida que se mantenga consolidado a largo de la nuestra.
Imagen: Shutterstock
--
--