Altos, pálidos, con colmillos afilados y piel pálida, el estereotipo de los vampiros ha cambiado con el pasar de los años pero conservan la misma característica: son considerados monstruos chupasangre… ¿Conoces su origen?
Lo que para algunos puede ser un cuento de horror inventado para entretener, para otros fue una verdadera pesadilla. Aquí tienes una breve reseña histórica sobre la evolución y el origen de los vampiros:
¿De dónde salen los vampiros?
Los monstruos chupasangre aparecieron por primera vez en el Folklore Eslavo, fue en Escandinavia donde salió a relucir la palabra “Vampiro” o “Upir” en ruso antiguo. Los primeros registros del uso de la palabra provienen del siglo XI.
Las leyendas sobre vampiros y el pánico de los pueblos siguieron vigentes a pesar de los intentos de la iglesia de erradicar las creencias paganas.
Las historias de vampiros se originaron por la malinterpretación de algunas enfermedades, como la rabia y la pelagra (una enfermedad que cambia el color de la piel produciendo manchas debido a la mala alimentación).
El desconocimiento sobre el proceso de descomposición del cuerpo también fue un factor determinante para la difusión de historias de vampiros. Los gases producidos por el cuerpo en descomposición hacen que los cuerpos se hinchen y en muchos casos aparecen hilos de sangre por la boca, lo que daba la apariencia que el recién fallecido acabara de “comer”.
Para la época describían a los vampiros como cuerpos hinchados con dientes afilados y uñas largas. Esta creencia de que los muertos podían transformarse en monstruos vampíricos inició una serie de rituales de entierro bastante peculiares.
Entierros macabros para evitar vampiros
Parte de los intentos desesperados para evitar la propagación de los supuestos vampiros fue comenzar a alterar las tumbas de los fallecidos. Los enterraban cubiertos en ajo y semillas de amapola. También les clavaban espadas, cuchillos y palos en todo el cuerpo. En los casos más extremos los quemaban y los mutilaban.
Un fenómeno europeo
Los mitos de los vampiros permanecieron en Escandinavia como un problema local hasta el siglo XVIII, cuando Serbia estaba sometida bajo dos grandes poderes: La monarquía Habsburg y el imperio Ottoman.
Los oficiales austríacos no tardaron en notar las extrañas costumbres que tenían para enterrar a sus muertos y comenzaron a documentar lo que veían. Enseguida se convirtió en un boom mediático.
La histeria por los vampiros fue tan intensa que en 1755 la emperatriz de Austria ordenó que se hiciera una investigación exhaustiva sobre el tema y publicó un comunicado oficial en el que refutaban científicamente los rumores de vampiros.
Los vampiros entre páginas de libros
El pánico en Austria disminuyó, pero la noticia de los vampiros ya se había corrido por toda Europa. Enseguida comenzaron a aparecer obras literarias referentes al tema, como “El Vampiro” de William Polidori en 1819 y “Carmilla” de Joseph Sheridan Le Fanu en 1872.
La aparición de Drácula
El libro de Le Fanu “Carmille” inspiró profundamente a un escritor irlandés llamado Bram Stoker (1847-1912). Stoker sufría una terrible enfermedad que lo mantuvo atado a una cama los primeros siete años de su vida, su madre para distraerlo le contaba toda clase de cuentos de terror y aventura, incluidas sus propias pesadillas con un ataque de cólera que vivió en 1832.
La madre de Stoker le describía cómo a las víctimas de cólera las enterraban vivas en fosas comunes. Una vez superada la enfermedad Stoker se convirtió en escritor de romance, misterios y aventura.
En 1897 apareció por primera vez Drácula, pese a que algunos relacionan al personaje principal con la figura del Conde III Drácula, lo único que comparten es el nombre, no están relacionados de ninguna manera.
El golpe de suerte que llevó a Drácula a la fama
Drácula no fue un éxito en su época, fue casi totalmente ignorado por las masas al igual que su escritor. Pero una pelea por derechos de autor cambiaría totalmente la historia de Drácula.
En 1922 un estudio alemán decidió producir la conocida película muda “Nosferatu” basada en la historia de Drácula escrita por Stoker pero cambiándoles algunos detalles minúsculos (los nombres, por ejemplo) sin pagar los derechos de autor.
El estudio encargado fue demandado y terminó en la banca rota. Para evitar más plagios, la esposa de Stoker tramitó todos los derechos legales de Drácula e hizo un trato con Hamilton Deane, un amigo de la familia, para que hiciera un show sobre la obra.
Pese a que la adaptación de Deane le hizo grandes modificaciones a la historia, enseguida se convirtió en un clásico, sobretodo por la magnífica actuación de Bela Lugosi, quien hoy es el referente principal para los papeles de vampiros.
La obra tuvo tanto éxito que Lugosi protagonizó también la película producida por Universal para inmortalizar a Drácula, convirtiéndose en la película de vampiros más famosa hasta entonces y la actuación más brillante de Lugosi.
Con información de: Ed.Ted| Slayers and their Vampires | Foto: Shutterstock
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